lunes, 12 mayo, 2025

¿Qué hizo Chaves Nogales en Londres?

El libro que hoy se presenta en estas páginas supone un enorme esfuerzo de investigación. Yolanda Morató ha conseguido con Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos (1940-1944) algo poco usual, que la primera edición no llegue casi a salir de la imprenta y hay necesidad de una segunda edición en poco menos de dos semanas. El editor de Renacimiento estará sumamente contento, pero podía ser previsible pues el fenómeno “Chaves Nogales” atrae y mucho.

El libro, como se dijo, es una enorme investigación que permite conocer que Manuel Chaves Nogales no salió de la Francia ocupada por los nazis en el barco que normalmente se había dicho. Bien al contrario, navegó por el canal de la Mancha en el mercante Nariva, el cual arribó a las costas galesas. De ahí se trasladó a Londres para ponerse al servicio del gobierno británico a través de su antiguo empleador, la agencia de noticias Havas. Agencia que cambió de nombre a causa de la nacionalización del gobierno colaboracionista. La AFI sería en destino del periodista sevillano y no una agencia propia como falsamente se había contado.

Desde su residencia en Fleet street, en unos apartamentos, escribiría buena parte de los mandados del gobierno vía BBC, vía AFI que se distribuyeron por todo el mundo hispánico. Lo mismo hicieron otros exiliados. Todo el mundo se puso a las manos de la propaganda de guerra que estableció el gobierno de Winston Churchill. No podía dejarse creer que el nazi-fascismo podía vencer, que la contienda no iba tan bien como se pensaba (para conocer lo sucedido en el bando soviético se recomienda este artículo), que los ánimos tenían que estar en alto todo el tiempo.

Así Morató desmitifica ciertas historias que se han contado sobre la liberalidad del gobierno británico en esos tiempos. No hace mucho Cayetana Álvarez de Toledo decía, durante el encierro pandémico, que ni en guerra se había cerrado el parlamento británico. Cierto pero lo que no contaba es lo que la escritora sí cuenta en el libro, que la censura se impuso a todo y a todos. De esto, apunta con acierto Morató, sacaría George Orwell material suficiente para escribir su novela 1984.

En 1940, la censura ya lo monopolizaba todo. De hecho, era prácticamente imposible escuchar la colaboración de alguien que tuviera cualquier tipo de vínculo con el pacifismo, el comunismo o el fascismo. Tampoco se emitían piezas musicales de compositores alemanes, austriacos o italianos, con la excusa de que los radioyentes no se sentirían cómodos con la presencia de obras de autoría enemiga” (p. 93).

El libro hace un breve pero intenso recorrido por las formas de distribución de la propaganda gracias a la BBC y las agencias de prensa. En ellas había espías y agentes dobles, como pueden presumir, y personal dedicado día y noche a escribir, dictar, mecanografiar, poner voz a todos los artículos que se distribuían por todo el mundo. Nombres como los de Emery Reves, Rachel Gayman, Ernie Pyle, Madeleine Henrey, Gwyn Barker, Ilsa Barea, Paul-Louis Bret, Roderik Jones, Deric Pearson, las agencias AFI, APP, Reuters, irán pasando por delante de los ojos de los lectores.

Verán, también, un listado con los casi quinientos artículos que escribió Chaves Nogales y la última entrevista que concedió a Murilo Marroquim. ¿Qué hizo esos años el periodistas sevillano? Se supone que escribir como si no hubiese un mañana. ¿Con quién se veía? Se supone que con gente de aquí y de allá. ¿Qué se puede sacar en conclusión de los artículos publicados por él? Ni idea. Y todo porque el libro es magnífico (realmente, no vean sarcasmo en ello) para conocer el funcionamiento de la propaganda de guerra encargada a los exiliados, pero sobre Chaves Nogales dice poco o nada.

Ni un análisis de los artículos publicados. Ni alguna anécdota con los demás exiliados. Ni si tuvo miedo al espionaje que funcionaba en aquel lugar. Nada de nada. Si el título habla de años perdidos, desde luego no se han encontrado a día de hoy. Es un libro que gustará mucho a periodistas (normal que hayan tenido esas críticas tan formidables), a historiadores de este tipo de acontecimientos, pero si usted quiere saber algo sobre Chaves Nogales no es su libro, salvo dos o tres cosillas que no ocupan más de tres páginas.

Lecciones de la Historia para el presente

El libro de Fernando Castillo, Fervor del acero (Renacimiento), es un magnífico tratado histórico basado en los textos literarios de cuatro autores que poseen en común haber participado en la Guerra. Unos en la primera guerra mundial, otro en los Freikorps y la segunda guerra mundial y, el último, en la Guerra Civil española. Todos en la bien llamada Guerra Civil europea que va de 1914, si no antes por las luchas balcánicas o periféricas, hasta 1945. 31 años de guerras fratricidas con algunos lugares comunes pero con diferencias de carácter que muestra perfectamente el autor.

Tomando el orden cronológico el primer autor, y seguramente el mejor literariamente hablando, es Ernst Jünger, el laureado alférez que estuvo a punto de perder la vida en dos ocasiones. Durante esa horrible y tremenda guerra de trincheras y posiciones que fue la I Guerra Mundial, el autor alemán refleja en sus escritos todo un imaginario que era el propio de la juventud alemana de la época: “el culto al líder, la valoración de lo irracional, de la dureza y el sacrificio; la importancia de la violencia, el desdén hacia la seguridad, la democracia y las masas así como el rechazo de la ciudad moderna, de la industria y de la técnica” (p. 58).

En los escritos de Jünger se podrá conocer que la guerra era un camino de expiación de la persona donde el honor, o lo que iba quedando de honor, y la camaradería todavía se podía expresar. No como en las sociedades liberales que atontaban e infantibilizaban al ser humano. Importante es, en el autor alemán, que el enemigo, en este caso el francés o el británico, era más valorado, pese a que había que liquidarlo si se diese la oportunidad, que quienes quedaban en la retaguardia. Es decir, la clase política, los pacifistas o esos generales que estaban enviando sin rubor alguno a toda una generación de jóvenes a la picadora de carne que fue la Gran Guerra. La última guerra donde lo caballeresco todavía tenía sentido.

Benito Mussolini es el segundo autor del que se cuentan sus andanzas y escritos sobre la I Guerra Mundial. Menos dotado militarmente que Jünger y pasando buena parte de la guerra en una trinchera para tomar una posición, la cual costó miles de vidas, quien luego sería Il Duce ya apuntaba maneras. Compartía con el autor alemán ese fervor por la guerra, por la acción, por sentir que todavía se tenía sangre en las venas. De ahí que apoyase desde el principio la no neutralidad de Italia y su inclusión en la batalla en el lado de los aliados (es conocido que cambiaría de bando para la II GM).

Su intención no solo era guerrera y espiritual sino que entendía que la participación en la guerra permitiría generar una nación en Italia, tan dividida en regionalismos pese a la unificación. Como sucedía con Jünger el enemigo era apreciado por demostrar el valor o valores de cualquier soldado, había cierta camaradería de trinchera con el enemigo. Por eso, finalizando la contienda Mussolini comenzaría a cavilar sobre la trincherocracia. Un gobierno de los soldados que se habían dejado la vida y la juventud en la guerra. Si a ello se le suma el ambiente generado por el futurismo de Felipe Tommaso Marinetti o los arditi de Gabriele D’Annunzio, normal que desembocase en el fascismo.

El tercer autor, Ernst von Salomon, ya supone un cambio en la mentalidad que habían reflejado en sus escritos Jünger y Mussolini. Von Salomon no había participado en la IGM por edad pero sí tiene ese sentimiento de acción, violencia e irracionalidad de las generaciones anteriores. Se apuntó a los Freikorps, un ejército no-oficial, para acabar con la revolución bolchevique en Alemania y para actuar en lo que ordenase el gobierno de la república de Weimar. Para muchos alemanes ya no era sencillo, como dejó escrito en sus novelas, separarse de la guerra. Ya estaba metida en su propia sangre y, para más inri, esos soldados eran casi despreciados por el resto de la sociedad.

Los Freikorps eran nacionalistas (romanticismo) autoritarios, nihilistas de los valores modernos, propicios al culto de la juventud masculina y la acción, y un claro antecedente de lo que serían las SA nazis. Pero a diferencia de Jünger y Mussolini, Von Salomon ya refleja en sus escritos un cambio que se venía produciendo en la mentalidad de aquellos que tenían fervor por el acero, el enemigo de batalla deja de ser alguien similar a uno para pasar a ser alguien a quien aniquilar sin piedad. Algo que alcanzaría su culmen en la IIGM con el holocausto y la destrucción de ciudades alemanas con bombardeos indiscriminados o las bombas atómicas en Japón.

Lo anterior se observa mucho mejor en Rafael García Serrano. La Guerra (in)Civil española fue un claro producto de su época. La ideología se entremezcló con el deseo de acción, el nihilismo, la decadencia de las sociedades liberales, la revolución y la contrarrevolución y nadie dejo de cometer salvajadas. El autor español lo muestra claramente en sus libros. Cómo se ejecutaban a los soldados o milicianos capturados, los cuales no tienen consideración de seres humanos, como no lo tenían en las sacas y ejecuciones ideológicas del bando republicano-bolchevique. Como los otros autores la guerra supone un chute de adrenalina y el culmen del superhombre nietzscheano que todos querían encarnar.

La muerte como hecho que perdía su importancia si era en combate se ve mucho más exagerada en los textos de García Serrano. El famoso “¡Viva la muerte!” legionario estaba bien adentro del subconsciente de todos aquellos que, bien desde Falange, bien desde la unidades de ejército, bien desde los milicianos, combatían por la liberación de España. La muerte no era el final para estas personas que no tenían otra intención que acabar de cualquier forma con el enemigo para instaurar su “sociedad ideal”.

Un libro muy entretenido, seguramente sorprenda a algunos, y que tiene lecciones históricas que pueden ayudar al presente. Cuando la ideología, la que sea, acaba pervirtiéndose el adversario, el otro, el distinto, el que no piensa como uno, acaba transformado en un no-ser, un inferior que debe ser aniquilado como sea. ¿Les suena a ciertos discursos que se escuchan con demasiada frecuencia en nuestra sociedad y es fomentada por la clase política? Además de conocer, mediante los textos literarios, una parte del sentimiento que había en la Guerra Civil europea, Castillo nos permite reflexionar sobre nuestro propio tiempo. Lecciones de la Historia que se deberían leer con precisión y cuidado.

Actores españoles del Western

El Western europeo tuvo su momento de mayor gloria desde comienzos de los años 1960s hasta comienzos de los años 1970s. El mal llamado spaghetti western tuvo en España el mejor lugar para todas esas producciones cinematográficas que llegaron a inventar una nueva forma de contar lo que los estadounidenses llevaban años. De hecho, el género cinematográfico, a este lado del Atlántico, ha quedado en el imaginario colectivo mucho más ligado al polvo y el cazarrecompensas que a las bellas y enormes producciones de gente como John Ford. De hecho, el género en los propios EEUU acabó copiando al western europeo. Clint Eastwood mezcló ambas formas, pero Sam Peckinpah era más cercano.

Esos cientos de producciones, más bien coproducciones entre italianos, españoles, alemanes y/o franceses, contaron con numerosos actores españoles e italianos tanto en el rol protagonista como secundario. Normalmente se intentaba que la estrella de la película fuese un actor, si era en horas bajas mejor por aquello de ahorrar costes, estadounidense. Así llegó Eastwood a Almería de la mano de Sergio Leone. Por ese camino vinieron Lee van Cleef (quien más películas rodó y hasta tuvo un personaje, Sabata, icónico), Guy Madison o Craig Hill. También tomaron ese rol protagonistas numerosos actores europeos como Gianni Garko (el inolvidable Sartana), Giuliano Gemma, Franco Nero, Terence Hill, Gian Maria Volonté… y algunos actores españoles casi hoy olvidados.

Actores españoles que son iconos del western en todo el mundo (aunque especialmente en Europa donde todavía hoy se visualizan las películas) pero están casi olvidados en España. Muchos de ellos morían siete veces por semana en diferentes filmes. Algunos no llegaban a tener una línea en algunas producciones, pero todos ellos son reconocibles por sus caras para todas esas personas que gustan de ver las películas de vaqueros. La suerte que ha tenido España, al menos en el siglo XX, de tener una gran variedad de actores secundarios se ve perfectamente reflejada en el western europeo. Si usted ve, de vez en cuando, alguna de las películas de la trilogía del dólar de Leone, pensará que este o aquel son estadounidenses o italianos, pero no, son actores españoles. ¿Recuerdan al actor que mata Van Cleef al comenzar El bueno, el feo y el malo? Español. Antonio Casas. De ellos se va a hablar hoy, sin dejar de recordar a directores que dejaron grandes películas como Alfonso Balcázar o Rafael Romero Marchent.

Los protagonistas

Sin duda el más conocido de los actores españoles del western europeo es Fernando Sancho. El mexicano de cualquier película que tuviese algún personaje de este tipo. En unas ocasiones era el malvado de la película, en otras el general revolucionario y en algunas más el mexicano simpático que acompaña, intentando engañarle de forma pícara, al protagonista principal. No se puede olvidar al personaje que se repitió en varias producciones, Carrancho. Decenas de películas grabadas entre Almería (desierto de Tabernas), Colmenar Viejo, Hoyo de Manzanares o el desierto de los Monegros. No solo de mexicanos vivió Sancho quien actuó en numerosas películas de otro género.

George Martin (Francisco Martínez Celeiro) es otro de los grandes actores del western europeo. Decenas de películas, las más famosas con rol protagonista Clint el solitario y El regreso de Clint, donde desempeñó todos los roles del género. Bueno, malo, amigo, enemigo, hacendado, desarrapado o cazarrecompensas. También hizo incursión en el género de los superhéroes, teniendo muchísimo éxito en Italia con películas al estilo de Bud Spencer y Terence Hill (de hecho compartían actores a los que golpear).

Ángel del Pozo es otro de los rostros más conocidos del western europeo. Más de treinta películas a sus espaldas hacen de él uno de los grandes del género. Había comenzado su carrera, tras patearse los teatros, en películas muy conocidas como Margarita se llama mi amor pero fue captado para las películas del oeste por sus capacidad de interpretar a buenos, buenazos y malos, malísimos. Con el paso del tiempo, y algunas películas dirigidas, abandonó el cine para pasarse a la producción televisiva y la dirección en Mediaset.

Aunque no lo crean, o les parezca sorprendente, Jesús Puente fue uno de los pioneros del western europeo. Rodó cerca de una decena de películas, aunque en su mayoría fueron intentos de recrear los filmes fordianos. Más alejado de la estética de frontera y pistoleros, aunque no de venganzas Puente hizo de sheriff o hacendado en algunas ocasiones antes de que fuese reconocido como el gran actor de teatro que siempre fue.

A Eduardo Fajardo casi siempre le tocó el protagonista malo de las películas. Y un malo del western europeo era casi un protagonista sin piedad, inhumano y despiadado. Es recordado por sus papeles en Django o El bandido Malpelo. Curtido en el cine antes de llegar a Almería (donde al rodar dos películas a la vez llegó a equivocarse de rodaje en alguna ocasión, como contó desternillándose), es más recordado entre el gran público por sus personajes de padre responsable, militar o jefe de este o aquel negocio. La realidad es que fue uno de los grandes del género, bordando al malvado.

Además de estos grandes actores hubo algunos que hicieron incursiones, más o menos estables, en el western como Luis Dávila o Conrado San Martín (impresionante su villano en Los largos días de la venganza). También compatibilizó el protagonismo con el rol secundario Roberto Camardiel, todo un clásico en los repartos del género. Paco Rabal hizo algún personaje protagonista. Aunque quien mejor compatibilizó los roles de protagonista/secundario fue Daniel Martín. Tan pronto era un capitán traidor de la Unión, como un villano despiadado que uno de esos que rápidamente caía en el primer gran tiroteo. Y cómo olvidar a otro de los malvados del cine español (en todo tipo de géneros le ha tocado ese rol), José Manuel Martín. En el western hizo principalmente de mexicano aunque Mariano Ozores le permitió hacer de malo solamente en una de las últimas películas (un western de aquella manera) que se hicieron en Almería, Al Este del Oeste.

Los grandes secundarios

Si algo aportó España, además de especialistas y el territorio, al western europeo fueron actores secundarios. Ahí están Xan das Bolas, José Calvo, Julián Mateos, Armando Calvo, Leo Anchóriz, Antonio Casas… y tantos otros que participaban de manera residual. Desde luego todos los extras que actuaban también fueron producto nacional. Pero hubo algunos secundarios que eran los verdaderos rostros del western europeo porque aparecían en casi todas las películas.

Grandes actores que en muchas ocasiones no tenían línea, pero que en otras eran secundarios de lujo e, incluso en alguna producción, coprotagonistas. Actores que han muerto en tantas ocasiones que Sean Bean queda como un mero aprendiz. Aldo Sambrell, Indio González, Frank Braña o Antonio Molino Rojo son caras que no pueden ser vistas sin que la música de Ennio Morricone o Bruno Nicolai flote en el ambiente. Si usted piensa en un malo de película del oeste es más que probable que su imagen aparezca en ese efluvio de recuerdos. No hicieron todas las películas pero casi. Cuando se les dio la oportunidad de actuar más allá de dos o tres líneas demostraron sus capacidades actorales. Sin ellos no habría habido ese western europeo.

Y por último, aunque no solían tener un rol principal, dos grandes actrices españolas del western. Nieves Navarro (o Susan Scott) fue la gran dama española del género (haría una película junto a Fernando Sancho y Peret) hasta que se marchó a Italia para hacer películas subidas de tono, propias de los años 1970s. Mónica Randall fue la otra gran dama del western participando en alguna de las producciones más conocidas. Posteriormente su carrera es de sobra conocida por su calidad interpretativa.

Buenos actores hoy casi olvidados, cuando menos los nombres que no los rostros, que protagonizaron un boom cinematográfico que consiguió eclipsar a los propios creadores del género. En Europa, aunque en EEUU existen verdaderos fanáticos del spaghetti western, las pelis de vaqueros más recordadas (más allá de las cuatro o cinco clásicas) son las de producción propia. Esas dobles sesiones, esos cines de verano, todas esas venganzas por cumplir, llenaron las salas europeas de tiros, caballos y polvo. Hoy en día siguen siendo de las películas más vistas cuando se pasan por televisión (en abierto). Y en todas, ahí estaban los magníficos actores españoles que hoy reciben un merecido homenaje.

No va a poder comentar esta noticia por el titular

No sería de extrañar que pese al titular, algunas personas por la foto del artículo comenten que Perro Xanxes es un asco o, que también sucede, que la prensa es una mierda mientras que Pedro Sánchez es la mayor maravilla de la historia de España. Incluso sin titular hay personas que se lanzan a comentar el artículo en redes sociales, son así de deficitarios mentales. Unas mentes cerradas que se dedican a lanzar las consignas que les han dicho en grupos de Facebook o del partido que sea sin pensar, en cualquier noticia que vean sin llegar a leerla. Seres sin cabeza que están en la Tierra porque debe haber de todo.

Quitando esos casos de cuñadismo inilustrado que ni leen los titulares, la realidad es que la noticia aquí no tiene nada que ver con Sánchez o con Alberto Núñez Feijoo, cuando menos directamente. De hecho no hay una noticia en sí sino una constatación del daño que están haciendo las redes sociales y casi todo lo digital, primero, a las cabezas de los seres humanos y, segundo, a los medios de información. Realmente las personas que entran en los artículos a leerlos son un porcentaje mínimo, si se ven los usuarios únicos de los distintos medios se comprueba que respecto a las visitas baja a casi una cuarta parte o menos. A veces ni eso. Existe un porcentaje bajo de personas que leen su periódico digital para informarse realmente de lo que dice uno u otro artículo.

Aquí, en este medio, sucede con asiduidad que numerosas personas comenten los artículos subidos a redes sociales sin leerlos. Si se dice que Florentino Pérez ha saqueado al Estado con esta o aquella treta o con un contrato contrario al derecho público, no es raro que aparezca algún madridista a decir no se qué de 14 Champions. En ocasiones quien esto escribe se pregunta ¿pero usted es idiota? Si se pone una foto de alguien de Vox con un titular informativo no es raro que aparezca un falso comunista o un sanchista a señalar que los fascistas algo. ¿Se ha leído el artículo para valorar lo que se dice? No con el titular basta o ni eso.

Lo del cuñadismo inilustrado que acaba comentando los artículos por el titular no es privativo de los más politizados, de cualquiera. Da igual si es deportes, cultura o política, las personas comentan por el titular y que sea lo que dios quiera. No les importa quedar como ignorantes, ellos comentan lo que haga falta desde sus prejuicios más profundos. Siempre ha pasado en las barras de los bares, pero ahora es que hasta los tertulianos de radios y televisiones lo hacen, sean o no profesores de universidad. Un problema enorme que no es que vaya en favor del espectáculo (la sociedad del espectáculo es algo más profundo de lo que dicen quienes no han leído los diversos textos de Guy Debord) sino en favor de la alienación y la ignorancia. Prejuicios al poder.

En todo ello, cabe decir, han tenido gran parte de culpa los medios de comunicación. Son los principales generadores de los titulares que realmente ni informan, ni dan pie a leer más de cuatro párrafos. En su tiempo el periodismo gráfico, como el de ABC o La Razón, ponía una imagen de Felipe González y un titular en portada del tipo 10.000 muertos más en España. Se le acusaba de asesinar, poco más, a todas esas personas. Ahora es el titular el que debe, ya no resumir, sino impresionar al personal. El tener numerosos muros de pago en los principales medios (incluyendo aquellas cosas que son publicidad como los libros) no ha mejorado, al contrario ha empeorado, la forma de titular.

Como no les llega con el dinero de los suscriptores para cubrir los gastos y necesitan como los demás las visitas, aunque sea a la página principal, se lanzan a los titulares que dicen o no todo para que se muevan en redes sociales y se comenten. No es un click bait realmente sino un titular que no necesite leer el artículo. Lo que hacen los demás que no tienen muros de pago, los cuales alternan entre la búsqueda de visitás fáciles (click bait) y los titulares que hagan mover el artículo y aumenten las visitas, no por visitas en sí sino por el propio movimiento que se genera. Si ese artículo es muy compartido, por movimiento aumentarán las visitas. Al final son los medios los que incitan al posible lector a que sea irracional o estúpido.

Algunos lo hacen con exceso y en el límite de la mentira o lo ilegal, otros con intenciones aviesas, pero lo hacen todos. Incluso aquí se hace de vez en cuando (como ejemplo el artículo “Emiliano, el de los huevos gordos”, un click bait de manual, aunque en realidad sí hay relación entre el titular y la noticia) porque los titulares “normales” al final nadie los lee, nadie los mueve, aunque sea una noticia o un análisis importante (como ejemplo este artículo o este otro). Para acabar con todo esto, que al final es lo que genera los dineros por publicidad, debería existir un acuerdo de todos los editores de medios. Pero no les interesa porque es un negocio y una forma de generar grupos de personas alienadas. Una imbricación del poder político y el mediático para impedir la existencia de ciudadanos racionales, cuando menos.

Si usted ha llegado hasta este párrafo muchas gracias y se aceptarán sus críticas, si son racionales y no puro prejuicio, pero lo normal no es llegar hasta aquí. De hecho muchos de los que hayan entrado al ver la imagen lo habrán dejado en el primer párrafo, ya que la curiosidad mata al gato y al alienado. Si no va a leer el artículo hágase un favor y no insulte, ni enmiende al autor del mismo porque, con toda probabilidad, usted quedará retratado como un estólido, un incapaz, un meme de persona.

Escándalo con João Félix

¡Escándalo en el Metropolitano por João Félix! Ese ha sido el titular principal de distintos medios de comunicación. Lo que no dicen es quién se ha escandalizado, ni el contexto en el que se producen los hechos. Si alguno de los extraterrestres que van a invadir la Tierra hiciese un sondeo con los medios de comunicación, se sorprendería de los insultos y silbidos que la hinchada rojiblanca profiere hacia un jugador de su equipo (esto último es muy importante y parece ser olvidado por los terrestres). El ser de otros mundos no entendería que en un juego de equipo se maltrate a quien viste la misma camiseta. Y tendría todo el sentido salvo que en los medios se elimina todo contexto

En cualquier análisis de un acontecimiento lo importante no es solo el acontecimiento en sí, sino el contexto en el que se produce, los antecedentes, todo aquello que puede aportar la información necesaria para comprenderlo. El extraterrestre, si leyese o escuchase a Jorge D’Alessandro no entendería nada y pensaría que el Cholo Simeone no puede ser culpable por hacer entrenar a un jugador de su equipo. Si se le ofreciese el contexto completo, cosa que el todólogo del fútbol no hace, tendría parámetros para valorar, bajo un marco cultural, si es cruel o no.

João Félix ha estado poniendo malas caras, ha dicho que no quiere jugar en el Atleti, en sus redes sociales aparece con la camiseta de un equipo que le ha descartado y, para más inri, ha pedido irse a un equipo concreto rechazando ofertas ventajosas para la empresa que le paga. Durante la pretemporada ha estado lesionado justo cuando se acercaban los partidos, dando a entender que no quiere participar en el equipo, y antes de ayer mismo, cuando se respetaba el minuto de silencio por los fallecidos rojiblancos de la temporada anterior, estaba haciendo el tolai en una muestra de falta de respeto. Todo un ejemplo de caradura del fútbol. Con estos datos el extraterrestre igual, solo igual, entendería el enfado de la afición.

Además, si tuviese el tiempo necesario para analizar el comportamiento de los medios de comunicación españoles a lo largo de una temporada (si son muy inteligentes a lo largo de décadas) entendería que el escándalo que están generando no existe sino que es un producto ideológico para condicionar las mentes. Al 99% de la afición rojiblanca le da igual que se le silbe o se le diga “ese portugués qué hijo puta es” a Fílix. En redes sociales o medios de comunicación hacen aparecer ese buenismo típico de la época en que vivimos, esa pusilanimidad, pero en realidad piensan que bien hecho está. Que no se puede reír de la afición, ni menospreciar a quien le paga muy bien o cagarse en el escudo y la camiseta. Un equipo de fútbol es una comunidad y como tal tiene sus códigos, tradiciones y símbolos, todos esos de los que Fílix se ríe.

Ahora, con el Atleti líder (circunstancial) y otros equipos con dudas, no se debe hablar de fútbol sino inventarse un escándalo que no existe. En los tiempos actuales una muestra clara de control del relato, o mentir sin eufemismos, por un lado y por otro la banalización social de la información buscando o inventando lo escabroso, lo espectacular, lo alienante al final del camino. Porque, en general, todos los medios de comunicación son partícipes de la alienación social, fetichizando lo banal o escabroso, y escondiendo la realidad. El escándalo de João Félix, que no existe, se utiliza para seguir minando las mentes de las personas, tal y como se hace en otros medios y otras informaciones con otros temas. Establecer lo que es bueno o malo desde la coalición dominante, la casta, la oligarquía, como quieran llamarla. La información deportiva no es ajena a ese mecanismo de control social.

¿Por qué se alegra Vox de la “victoria” de Milei?

Javier Milei no ha ganado nada en realidad. Las PASO (elecciones primarias obligatorias para los inscritos en cada distrito) es un sistema de elección de candidaturas de los distintos partidos y dentro de los partidos. Digamos que una previa para aclarar quiénes se presentan por cada partido y qué partidos pueden presentarse, siempre y cuando superen el 1,5% del distrito electoral. Simbólicamente sirve para señalar quienes pueden tener más opciones de ganar en primera y segunda vuelta de las presidenciales y demás elecciones generales. Pero eso no quiere decir que esos mismos resultados sean los que determinen algo. Tan solo un paso previo.

Si piensan que los demás partidos que se presentaban dividían su voto entre varias candidaturas presidenciales, el 30% de Milei frente al 28% y 27% de los siguientes candidatos no significa mucho. Las candidaturas de los “partidos tradicionales” agruparán voto en sus candidatos pero “el Peluca” irá como llegó, en solitario. No es mal resultado pero tampoco es como para echar las campanas al vuelo como han hecho en España medios de comunicación, columnistas, opinólogos y Vox. Proyectando lo que sucede por el mundo, asimilando por sus santas narices (por no decir un grosería) partidos de allá y acullá e intentando jugar a dioses geopolíticos, al final se alegran por la “victoria” de un señor que pondría en riesgo sus puestos de trabajo, vía subvenciones.

Lo extraño es que en Vox se alegren. Entre otras cosas porque los libertarios, o anarcocapitalistas, han ido saliendo del partido en detrimento de las posiciones más estatlistas. Milei, que se ha autocalificado como paleoliberal, es posible en Argentina por cómo el kirchnerismo ha dejado el país y todo lo que ha robado. Como han robado a cara descubierta los de otros partidos. Hastiados de tal podredumbre, un tipo como “el Peluca” es más que posible. Pura desesperación. En España si alguien dijese que cualquiera puede vender sus órganos para sobrevivir tendría a casi todo el país encima. Bueno algunos lo dicen en Twitter, pero no se atreven a vender los suyos, como no se atreven a prostituirse y poner el ojete. Acaban viviendo de algún chiringuito estatal. Dejar a los bancos sin control tampoco parece algo que aprobase la mayoría, especialmente porque ya se conoce la historia. Ni se ve a Florentino Pérez arriesgando su capital en construir carreteras libremente.

¿Por qué se alegra Vox de esa victoria? Milei, además del paleoliberalismo, no deja de ser un demagogo y un populista. Bien adaptado al contexto en el que compite, como sucede con la familia Kaiser en Chile, un personaje que quiere reducir el Estado tan al mínimo que entendería, así lo expresó hace años, que cada cuadra de vecinos se pagase su seguridad. Hoy no lo dice así porque la violencia es un problema muy grave en Argentina y claro, sale mejor que lo paguen todos. ¿Apoyaría Vox que todos los inmigrantes ilegales campasen a sus anchas por España sin que hubiese una policía para detenerlos? ¿Apoyaría Vox que los islamistas organizasen su propia policía y armasen a sus acólitos? Esto son cosas que Milei defiende allá.

¿Por qué se alegra Vox con esta victoria si su posicionamiento es diametralmente opuesto? Por mucho que Santiago Abascal le invitase a su happening partidista, la realidad es que Milei poco o nada tiene en común con Vox salvo una lucha contra la conspiración mundial del marxismo cultural. Sí, esa teoría conspiranoica que se inventaron los evangélicos estadounidenses. ¡Ojalá hubiera una conspiración marxista internacional! Realmente les alegra porque parece que podría, o no, vencer al populismo de izquierdas que tanto daño ha hecho en Argentina y que proyectan sobre Pedro Sánchez y el sumarismo español.

Si tanto les gusta Milei ¿por qué no proponen las mismas cosas aquí? El PP lleva años con la matraca del cheque escolar universal de Milton Friedman pero no les salen las cuentas. Luego se olvidan de la renta permanente del mismo liberalote porque no vaya a ser que… Lo de bajar impuestos tampoco es que lo apliquen con equidad, aunque Milei seguramente sí lo haría y a quien dios se la de, san Pedro se la bendiga. Y la reducción del Estado al mínimo tampoco lo harán porque, algo que Milei critica furibundamente, se perderían muchos “puestos de trabajo” y lo del capitalismo de amiguetes (principal motor económico de España) no funcionaría.

Dejen de proyectar cosas de contextos diferentes a España. Dejen de proyectar sus frustraciones en la cosa política. Dejen de inventarse batallas y bajen un poco a la realidad. Dejen de jugar con las ideas tan alegremente que la última vez que se hizo costó una guerra civil europea de más de treinta años. Y más cuando se mezclan cabras con ciervos. Ambas razas tienen cuernos pero…

Esperando que las ministras enseñen las tetas

Que dos policías municipales quieran tener su momento de gloria o que Abogados Cristianos se sientan ofendiditos por cualquier cosa no implica que eso que les puede haber molestado sea revolucionario. La cantante Eva Amaral está en todo su derecho de mostrar sus pechos durante una actuación y reivindicar que dejen a las artistas en paz. Muy bien. Vale. Perfecto. Pero de ahí a que ministras del Gobierno en funciones hablen de acto revolucionario hay un largo tramo. Enseñar las tetas no es revolucionario.

La hipersexualización en los años 1970s y 1980s tenía una justificación ideológica para acabar con esa opresiva y dominante moral victoriana o doble moral burguesa. El desnudo como elemento de quiebra podía ser aceptado. En España suponía dar una patada a la moral nacionalcatólica. Pero el destape y los vídeos de Madonna dejaron de provocar pasado un tiempo. En el momento en que se derribó aquella ideología cada cual pudo hacer lo que quisiese, siempre y cuando no implicase un perjuicio para los demás (algo que los liberales españoles olvidan con frecuencia). Se puede hacer topless en la mayoría de playas pero no ir en pelotas por la ciudad por ese respeto debido.

La izquierda infantil sigue obsesionada con las tetas. Que hay que protestar contra el clima, a enseñar las tetas. Que hay que provocar a los católicos, a enseñar las tetas. Que hay que protestar por cualquier cosa pseudofeminista, a enseñar las tetas. Flaco favor hacen a las mujeres si enseñar las tetas, con el contenido de cosificación sexual que conlleva, es un mecanismo de provocación. Y no, no lo es. Como no lo es pegarse a un famoso cuadro o a una carretera. Las personas de normal para arriba piensan, con toda razón, que esas cosas son estupideces y quienes las hacen poco menos que unos gilipollas (por no decir cosas más fuertes pero más reales).

Lo hecho por Amaral, en respuesta a las acciones de unos tipos estúpidos o enfermos, al final ni escándalo, ni provocación, ni nada. Algún libidinoso se habrá fijado en la turgencia o no de los pechos, pero salvo para la cosa graciosa de Twitter poco más. Salvo que se sea ministra de España. La vicepresidenta Yolanda Díaz estaba encantada con la cosificación mamaria, aduciendo que enseñar las tetas es la vida que quiere llevar. Irene Montero (sí, sigue siendo ministra) hablaba de dignidad por enseñar las tetas. Siguen en su discurso de que llega una época en que van a reducir a escombros los avances sociales (se espera que sí con la memez trans y queer) y todo por culpa de fascistas, ultracatólicos, integristas y demás calaña.

Si tan digno es y tanta ayuda es para las mujeres, ¿a qué están esperando las ministras para enseñar sus tetas? También les gustó lo del miedo a las tetas de Rigoberta Bandini, por tanto, nada mejor que enseñarlas antes del próximo Consejo de Ministros. Todas en la escalinata de Moncloa con los pechos al aire para reivindicar la dignidad de las mujeres. No. No lo harán porque sus tetas no son revolucionarias sino las de las demás.

Recuerden que la muy antirreligiosa, y supermegapija, Rita Maestre no las enseñó y se quedó en sujetador. Al final la doble moral burguesa hace su acto de presencia. E igual son conscientes de que enseñar las tetas al final, a día de hoy, es una cosificación o un fetichismo de lo que en un tiempo fue revolucionario. Claro que al ser mujeres que apoyan los penes femeninos, el uso del hijab como empoderamiento de la mujer musulmana o la cosa fluida que nada tiene que ver con Pink Floyd, son capaces de acudir a Irán en viaje de Estado y enseñar las tetas a los ayatolas. Tampoco.

Salvo que quieran hacer musa del feminismo a África Pratt, lo de enseñar las tetas no es empoderante, ni revolucionario. No de hoy, sino desde hace muchos años. Cualquier mujer puede vestir como quiera, hacer o no topless en los sitios permitidos (un escenario es ese tipo de lugar), comer guindillas si le apetece y nada de ello es un hecho revolucionario a estas alturas de la civilización. El problema está en otro sitio, en ese que ocultan y que no quieren decir como buenas pequeñoburguesas que son. La cosificación de la mujer que se hace cada vez que se enseñan las tetas para reivindicar algo no lo tienen asumido. Enseñar un pecho no es provocativo (cuando lo hizo Susana Estrada sí), bien al contrario denigra a la mujer si tiene recurrir a eso para ser escuchada. Esto no se lo leerán a las ministras.

Se pierde un profesor pero se gana un poeta

El poemario que les presentamos está escrito por una persona que ha tenido dos pasiones públicas: la defensa de los más contra los menos y la enseñanza de la filosofía. Si para la primera tiene tiempo de sobra para seguir peleando, la segunda ya es historia por mor de la edad de jubilación. Se pierde un profesor de filosofía en algún instituto de Castellón pero se gana un poeta para el alma de aquellas personas que tengan la oportunidad de leerle.

Con el sencillo título de Poemario (2018-2021) (Letrame) Javier Méndez-Vigo nos lleva a través de un imaginario personal donde la belleza del ripio no está reñida con la profundidad de la lucha por un mundo mejor en algunos poemas.

La mar roja;

la sangre inocente

acoge a nuestros hijos

y abraza al amante

sediento de paz,

y renace la esperanza

mientras la paloma vuela.

La mar, porque para Javier no es el mar sino la mar es una constante en sus poemas. Una especie de proyección hacia lo peligroso, lo insondable, lo misterioso o la búsqueda perpetua de un más allá que puede tener su heroísmo (como en Homero) o la simple contemplación abrazado a la persona amada.

Un poemario con, en su recuerdo al vate Neruda, sus Canciones desesperadas, con sus requiebros pandémicos y siempre con la esperanza como luz que permite vislumbrar que sí hay un futuro mejor, una posibilidad de un mundo mejor para aquellos que nos siguen, un motivo para lucha en un mundo descompuesto y alienado.

Poemas de amor, de batalla, de miedo, de esperanza… siempre buscando la belleza aunque se dude si es posible salir de la caverna, ver la Idea y volver para explicarlo. La intención está, el resultado es incierto, pero siempre hay que seguir intentándolo, como esa mar que día tras día choca contra la tierra que le impide ocupar el todo.

Comienza La Liga ¡Qué ilusión!

¡Ya está aquí! Todo el sufrimiento de los futboleros por ver a su equipo compitiendo se termina este fin de semana. El partido Almería-Rayo Vallecano ha dado el pistoletazo de salida a un campeonato que proporcionará a equipos y aficionados alegrías, decepciones y biberones. También comienza la Premier League que, dice Javier Tebas, es la gran competidora por los contratos televisivos allende las fronteras. La gran parte del botín se juega en las televisiones y otras formas de transmisión de imágenes audiovisuales.

Algunos aficionados tan solo verán jugar a su equipo. Lo normal. Lo que hace la gran mayoría. Los más futboleros podrán disfrutar de numerosos partidos donde descubrir esa nueva estrella, al jugador sorpresa o mofarse con las desdichas de algunos rivales. El fútbol es como la vida. Tienen cabida las mismas miserias humanas en un producto que hace décadas dejo de ser meramente deporte. Palancas incontables y ayudas administrativas desvirtúan la competición, como en el capitalismo de amiguetes. Aunque si usted es futbolero y tiene la suerte de poder pagarse ver otras ligas, tan solo verá a su equipo y otros partidos.

Mientras se estaba pensando qué escribir en este artículo estaba en la televisión el partido inaugural. Cierto que en Almería hace bastante calor y sería hasta denunciable tener a 22 jugadores corriendo tras un balón. Podrían jugar lento y tendría su interés. Lo malo es que lento o rápido la calidad dejaba bastante que desear. Dos goles de penalti entre bostezos hasta que comenzó el Burnley-Manchester City  (con bastante calor también) y se veía otra cosa.

Lo malo es que esto va a pasar durante todo el campeonato. Una liga que solo ficha descartes, donde solo dos tienen carta blanca para fichar e inscribir, donde la mayoría carece de aspiraciones (más allá del manido juegan todos para ganar), pues ilusionar, realmente, no ilusiona. Si lo que proponen los otros 18 equipos son bostezos fin de semana tras fin de semana pues poco se puede hacer. La juventud que hoy tiene la cabeza necesitada de impactos constantes no entiende esa táctica del cangrejo, el 7-2-1 o las estadísticas insustanciales (fuera del marco conjunto cualquier estadística no sirve de nada). Ilusión no parece que hay más allá del equipo propio. Y en algunos casos ni eso. Los que tienen dos equipos al menos buscarán disfrutar con ambos… o con uno solo. Tal vez es porque la edad se va cobrando su camino hacia la eternidad, pero ilusión cada vez menos.

Lo de Vox es raro, raro

Cuando los medios de comunicación de un lado y otro atacan a los mismos, con la misma saña y casi la misma alegría, ya supone un aviso de que algo raro está pasando. Es obvio que los medios más a la izquierda, dentro del sistema no se crean, piensan que dañándose Vox se pierde en España la posibilidad de un partido populista e identitario que arrase entre las capas trabajadoras españolas. Desde el lado más a la derecha del sistema se alegran porque eso de que pudiese haber un partido conservador (temen uno identitario tanto como sus amigos del otro lado) que pusiese al PP en su sitio no gusta nada. Desean el partido único dentro del espectro político de ese lado como a nivel estatal. Lo del pluralismo está bien si siempre ganan los de siempre.

Las razones económicas de financiación vía publicidad de los chiringuitos estatales, autonómicos y locales influyen en unos y otros, pero tienen menos que ver con algo que parece más sistémico. No se quiere, ni por asomo, una Meloni o una Le Pen a la española. Y es casi herético que pudiese surgir algo tipo oriental, como los distintos presidentes que existen en los países de la antigua URSS. Con la salida de Iván Espinosa de los Monteros, quien nunca ha recibido tantos elogios de la prensa, han estallado las críticas contra El Yunque, la camarilla de Kiko Méndez, los kikos, el Opus y el falangismo. Algunas tibias hubo cuando quitaron de las listas a unos cuantos lib-lib à la Kaiser, aunque en algún caso habría que dar la razón a la dirigencia porque le faltaba oxígeno en el cerebro.

Lo de El Yunque es un tema que, con razón (si la tiene hay que dársela), ha venido criticando Federico Jiménez Losantos. Un grupo evangélico y paramasónico que tiene unas ideas que ni los reaccionarios españoles que quedan por ahí sueltos. Un grupo, por cierto, que bien inserto que estaba en el PP de José María Aznar y, especialmente, de Esperanza Aguirre. Sería Mariano Rajoy quien les incitase a buscarse la vida en otros sitios, y no porque luchase el gallego contra ellos, más bien por pasotismo y repelús. Pero de ahí a que El Yunque esté controlando a Vox hay un trecho largo. Su influencia es innegable pero la salida de algunos señala que el partido rechaza los postulados, especialmente los económicos, de esa secta. De apostar por algún grupo religioso, igual un 45-45 Opus-Kikos.

El Opus sí mantiene una presencia notable, ninguno de los que siguen la Obra lo han negado (busquen entrevistas), así como las gentes del Camino Neocatecumenal. Nada extraño viendo las posiciones sociales y culturales del PP. A Jorge Buxadé, verdadero demonio con cuernos, de falangista eso sí, siempre se le ha vinculado con el Opus y si le han leído y escuchado en alguna entrevista más personal no encaja (aunque algunos buscan à la Maestre algún resquicio de unión, esto es, el típico “ha dicho esto y esto es parecido a lo que dicen aquellos”, así hasta Pol-Pot podría ser candidato al Nobel de la Paz).

Respecto al giro falangista que quieren ver de derechas a izquierdas pues que quieren, va a ser que no. En España hay unos miles de personas que desearían que eso pasase, incluso muchas personas de izquierdas. Porque hoy en día las propuestas falangistas, tanto se ha movido el sistema, son casi de extrema izquierda. En la batalla mediática vale todo, incluso insultar a la inteligencia de los lectores, pero bueno, vale. Así la pseudoizquierda se siente en una lucha antifascista. Y el PP se puede vender como el muro ante el extremismo peligroso y sectario. Muy bien, todo en favor del capitalismo de amiguetes.

Y, lo último, es que ahora en Vox son iliberales o antiliberales. ¿Se dan cuenta ahora? El problema es que se ha querido meter con forzador al conservadurismo en un tipo de liberalismo con más valores o valores más tradicionales, pero para cualquier conservador el liberalismo, mejor dicho los liberalismos son siempre sospechosos. Un tradicionalista reniega directamente de todo lo que huela a liberalismo. Los identitarios también. Es curioso que el padre del fin de la historia y la victoria sin igual del liberalismo, Francis Fukuyama, escribiera un libro (Identidad, Deusto) observando que estaba equivocado, mientras en España todos siguen por la senda de los elefantes del liberalismo. Si quieren saber más, lean esta entrevista que le hicimos a Alain de Benoist hace pocas fechas.

¿Qué será lo que pase en Vox? No parece que la verdad sea la que reflejan los medios. ¿Alguno se ha enfadado porque no va a pillar sillón ministerial? Es posible. ¿Alguno se ha enfadado porque no va a ser el Milei español? Es posible. ¿Es una batalla típica dentro de un partido por poder y canonjías? Es posible. ¿Tiene algo que ver con sectas u organizaciones religiosas? Es menos posible. ¿Tiene que ver con un cambio hacia el conservadurismo o el identitarismo? Es posible. ¿Está relacionado con las leches que les han dado desde los medios de derechas y que les pueden haber hecho perder votos y las personas que debían controlar esos medios no lo han hecho? Es posible. ¿Habrán ofrecido algo a futuro a alguno de los que “han salido de najas”? Es posible.

Cualquier elucubración puede tener una parte de verdad. En esto como en todo habría que seguir el dinero, el actual y el futuro, pero es tomar por estúpidos a los lectores decir que la influencia de El Yunque es tremenda cuando es conocido que han tenido sus diferencias con Santiago Abascal y Buxadé. Tampoco acusar a Méndez de secuestro del dirigente máximo cuando lleva mucho tiempo asesorándole. Respecto al aborto y la eutanasia, a la defensa de la familia tradicional, la patria y el temor a que España sufra lo que sucede en las banlieues francesas, llevan diciéndolo desde el principio. Es todo raro, raro… o no. Igual la clase dominante se ha cansado y quiere eliminarlos. Auparon a Podemos y ya ni existe (Sumar es un artefacto puramente sistémico). Auparon a Vox y quieren hacerlo desaparecer. Un partido, un pueblo, una oligarquía.