“7 Picos te acompaña en las decisiones más relevantes y perentorias de tu empresa, con análisis riguroso, eficiente y útil de algunos de los grandes desafíos que cualquier empresa tendrá que acometer: El aprovechamiento de los fondos europeos, las nuevas oportunidades de financiación y refinanciación pública y privada, la digitalización de tus procesos o servicios, la incorporación de inteligencia en el manejo de datos, la reflexión sobre la estrategia de tu empresa y la toma de decisiones, el asesoramiento legal ante los nuevos riesgos y la internacionalización de tus proyectos”. Así se presenta ante los posibles contratantes la empresa 7 Picos. Ustedes pensarán “como cualquier otra empresa ¿qué tiene ésta de particular?”. Que está compuesta por dirigentes de Ciudadanos.
La formación naranja se presentó ante el gran público como el partido de los emprendedores; el partido de las personas que generaban riqueza en España; el partido de las personas que vivían de la teta del Estado… construyendo una imagen que el tiempo ha demostrado falsa. No sólo han sido conocidos como los “cuñados de la política” –ellos sabían de todo, ellos hacían todo lo bueno, etc.- sino que el tiempo ha demostrado que su forma de vida es el capitalismo de amiguetes y vivir de la teta del Estado (o de la Unión Europea que viene a ser lo mismo).
Cuatro de sus dirigentes, en esta ocasión, han decidido crear una empresa para aprovechar los fondos públicos de la Unión Europea. Manuel Giménez, ex-Consejero de Economía, Empleo y Competitividad de la Comunidad de Madrid. No cuenta cómo han sucedido las cosas, pero así se presenta. Roberto Núñez, ex-Viceconsejero de Deportes de la Comunidad de Madrid que será más conocido por su etapa baloncestística. César Zafra, conocido por aparecer en televisión y ex-portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid. Marta da Silva, ex-jefa de gabinete de Giménez.
Dejan las start-ups y el emprendimiento que genera riqueza para atrapar los fondos europeos y la financiación pública. Un trabajo que hacen muchas empresas, casualmente con altos cargos en sus nóminas (ahí tienen la empresa de Pepiño Blanco), y que no es más que la utilización de sus contactos en la Administración para conocer qué y cómo conseguir este o aquel fondo (una comida con un amigo o ex-empleado); o en caso de duda inclinar la balanza para la empresa a la que asesoras. No generan riqueza en sí sino que se aprovechan de los impuestos de las clases populares para enriquecer a los de siempre. Y no lo ocultan como han podido ver en la presentación y como se comprueba en la única entrada del blog que tienen.
Nuevamente la clase política, por mucho que anteriormente hayan tenido algún trabajo privado -como los restaurantes de Núñez-, a vivir de la teta del Estado. No falla que la mayoría de los que han pasado por el cargo o el curul acabe viendo que es mejor trincar de los fondos públicos para vivir como reyes. Porque, como es obvio, en todas esas asesorías hay una cantidad (cierto porcentaje) que se queda en caja del asesor. Con el añadido que, mientras otras empresas (muchas Pymes) no están ligadas a la clase política, n este caso sí lo están. Además con cargos de alta responsabilidad. Legal pero inmoral. Y estos de naranja eran los que venían a mejorar el sistema… para vivir mejor del sistema claro.
Como el propio autor indica en la Introducción, el libro trata sobre “rescatar las virtudes, las ideas o las verdades que el proyecto moderno ha llevado a la locura recuperando la forma premoderna de esas cosas buenas”. El filósofo Rémi Brague ha obtenido cierta fama por su apuesta de retorno a lo bueno que aportó la Edad media. Como especialista en la materia de aquella época, Manicomio de verdades (Ediciones Encuentro) es un compendio de ese rescate de las ideas pervertidas por el proyecto moderno, algo urgente en esta época postmoderna. Un libro que permite reflexionar sobre el punto al que se ha llegado en estos tiempos.
No es un libro “para católicos” sino un libro escrito por un católico, francés para más señas, con fórmulas ya conocidas en el pasado, las cuales permitirían tomar conciencia del fin de la modernidad y la muerte del hombre. El proyecto ilustrado no ha cumplido sus metas respecto a la mejora progresiva del ser humano. Si la reflexión sobre el hombre (como señaló Michel Foucault en Las palabras y las cosas) es moderna y ha encallado en un circunloquio mediocre, habrá que buscar una salida. Esto es lo que propone Brague, sumándose al gran coro intelectual contra el mantra progresista (con un ateo/agnóstico como John Gray por allí). Si ya no hay hombre, ser humano, perfectible sino sólo tecnificación y mercantilismo, incluso del alma, el proyecto de progreso moderno debe orillarse y buscar una solución.
No se trata, como algunos podrían llegar a pensar, de un libro reaccionario en el sentido de volver a tiempos pretéritos (algo en realidad imposible), sino de implementar remedios tradicionales que han servido tiempo atrás y que deben ajustarse al tiempo presente. Pensar en el rescate de valores y virtudes y, de esta forma, alcanzar la adultez del ser humano, de verdad. El fracaso de la modernidad se observa en eso precisamente, en no haber sabido lograr que el ser humano alcance la edad adulta. Algo que, como explica Brague, estaba ya en el Génesis (el dominio de la naturaleza) y en san Pablo (Gálatas 3:25, 4:2-4). Es una tarea divina que no se puede encomendar al otro, sino que debe ser llevada a cabo por uno mismo. Porque “la modernidad no puede brindar una respuesta acerca de la legitimidad del género humano a menos que abandone su propio proyecto” (p. 32). El experimento moderno falló y es necesario buscar otro camino.
Recuperar el prakton agathon (el bien que se puede generar) es parte del rescate. Y no por una cuestión meramente ética (el bien no tienen conexión con ella en sí) sino porque entre el bien (“Dios es el bien”) y el ser hay una clara correlación. Si mengua aquel, mengua el ser y viceversa. La práctica del bien depende de la libertad, no entendida como libertarismo, sino como libre albedrío. La discusión escolástica vuelve al primer plano y sitúa al ser humano en la tesitura de poder optar por el bien y el mal. Como recuerda Brague, al fin y al cabo, los ángeles y los demonios utilizaron su libertad para quedarse en el amor a Dios o para separarse. Si existe esa libertad para producir el bien ¿por qué no utilizarla? Es Dios mismo el que “llama a participar en su vida de amor”.
“El hombre moderno es un esnob. Y lo es no sólo en la vida social ante sus semejantes, sino también en la relación que mantiene con la libertad. No está seguro de su legitimidad y se esfuerza para que le admitan en el club al que pertenece como único miembro, menospreciando a los otros seres naturales” (p. 68) dice Brague sobre la postura del ser humano respecto a la Naturaleza. El individualismo y el progreso están destruyendo a Gaia cuando el sentido del ser es vivir en armonía con lo que le rodea. El problema ecológico, tal y como han recordado algunos pontífices, está ahí y si no se actúa con inmediatez Gaia acabará sacrificando a los seres humanos. La idolatría del mercantilismo se cobrará su sacrificio. Un texto, en esta parte, muy metafórico pero completamente contrario a lo que algunos católicos tienen como creencia. Convencidos, evidentemente, por la ideología del progreso con sus aspectos capitalistas e individualistas. Salvar la Tierra para salvar al ser humano, que no deja de ser un proyecto divino. Para que esto suceda el ser humano debe entender realmente qué es la libertad y a ello dedica Brague buena parte del ensayo.
Para el filósofo francés la libertad no puede, ni debe, construirse sobre los antojos, sobre las pasiones. Dejarse llevar por ellos solamente es una muestra de docilidad absoluta. La libertad, en tanto que elección, debe fundarse en el bien, en la lucha por el bien, el cual tiene similitudes con la creación divina, y en resistir las tendencias espontáneas sacrificando algo del ser individual para alcanzar la madurez. Justo lo contrario del infantilismo propio de esta época. Las fuerzas de la modernidad empujan al ser humano hacia una minoría de edad en todos los aspectos vitales para impedir su verdadera libertad, la que se expresa desde la totalidad de nuestro ser. Lo que no supone una mera elección entre esto o aquello.
Los valores, como producto cultural, han de volver a tener peso social, explica Brague. No han de ser valores directamente generados por el cristianismo, sino que el cristianismo debe ser la base de esa cultura y de esos valores. Al fin y al cabo los mandamientos divinos no dejan de ser comúnmente aceptados como algo universal más allá del hecho religioso. Una moral común y un recordatorio de la ley natural que no se debería haber olvidado a causa del pecado original. Por ello, los valores, inmanentes al ser humano no algo divino, son fundamentales como meta. Una meta que igual no se alcanza con plenitud pero que sirve para hacer el bien. Unos valores comunes y no el relativismo ¿a?moral de la época. Tampoco una defensa dogmática de los propios valores en tanto que privilegios. Como dice la doctrina social de la Iglesia, valores en continuo diálogo pero encaminados hacia hacer el bien. Otra posición sería, como sucede en el Islam, esclavizar al ser humano y privarle de su libertad. De ahí llega la potenciación de las virtudes.
Brague, prosigue el texto, cree que para lograr la difusión de estos valores y virtudes hay que apoyar a la familia. Frente a un Estado que todo lo disciplina y un mercado que todo lo mercantiliza. Frente a esto la familia se constituye como institución social fundamental. El individuo posee dignidad en sí, pero es la familia la que produce realmente personas. Y son las familias las que generan comunidades y no esa sociedad entendida bajo parámetros empresariales típica de la modernidad/postmodernidad. La civilización como conversación comunitaria, gracias a la cual se comprende que existe una barbarie ahí, amenazando constantemente y a la que hay que mantener a raya mediante un esfuerzo prolongado. Conservar, por tanto, es conversar pero sin perder de vista los valores, las virtudes y lo que la historia nos han enseñado. Conservar el ser humano y su Naturaleza es hoy fundamental expone el filósofo francés.
Un magnífico libro para la reflexión se sea católico, agnóstico, ateo o mediopensionista. Con el añadido de la habitual buena labor editora de Encuentro y que ayuda a la lectura del mismo.
Tal como indica el titular Migraciones de lo sagrado de William T. Cavanaugh es el libro que cualquier católico debería leer. En tanto es un libro escrito desde una visión católica, en cuanto ofrece una teología-política que hoy se hace ineludible para tratar de entender algo el mundo. Bien es cierto que circunscribirlo al ámbito católico es hacerle un flaco favor al ensayo. Trasciende el círculo del catolicismo para proyectarse en una visión del mundo que aporta numerosos análisis válidos a quien sea laico. No a quien sea protestante, en la fe o en la práctica. O como diría Juan Manuel de Prada, no es un libro fácil de digerir para el católico pompier; el católico de rito dominical y laicismo semanal. Un buen libro sobre el mundo que habitamos y que es acierto su traducción y publicación por parte de la editorial Nuevo Inicio.
El autor, teólogo estadounidense, se apoya en los textos bíblicos tanto como en los textos de otros teólogos, filósofos, historiadores y politólogos, con el fin de establecer un diálogo que, mediante un lenguaje sencillo –algo necesario para llegar a cuantas más personas-, transporta al lector a la finalidad del ensayo: la visibilidad sociopolítica de la Iglesia. Una eclesiología. No piensen, empero, que Cavanaugh se dedica a criticar a Roma, sí lo hace con Cartago (capitalismo-liberalismo), expone los errores cometidos. Prefiere reflexionar sobre la actitud de los obispados, de la acción que deberían llevar a cabo ordenados y seglares, contextualizando su argumentación en vista a recuperar la luz necesaria en una época tan tenebrosa. Sí hay una gran crítica al capitalismo y a EEUU (la nueva Jerusalén), sin embargo sus reflexiones pueden ser perfectamente extrapolables a Europa. ¿Acaso el imperialismo estadounidense en su pretensión de homogeneización ideológica y cultural no está afectando a las estructuras simbólicas de los países europeos, incluyendo España? Se puede leer desde la fe y desde la curiosidad. Por sumar ideas que permiten explicar lo que sucede en el mundo, lo que nos sucede como personas.
Si usted es licenciado en Ciencias Políticas, seguramente, la primera parte le resultará conocida. La conformación del Estado-nación y lo que ha conllevado. Bueno, igual siendo politólogo reciente también le sorprende porque están los planes de estudio deslavazados y no sería de extrañar que se haya perdido esta materia fundamental. Para los legos en la materia les gustará conocer la realidad del Estado-nación, ese nuevo idola tribus, así como la creación de la sociedad y otras instituciones sociales que parecen estar ahí desde tiempos inmemoriales. Y no, pese a la ideología liberal, no estaban ahí sino que se han ido construyendo, como el concepto de individuo. Algunas veces desde bases simbólicas preexistentes, otras mediante artificios ideológicos. Esa migración de lo sagrado, que es el título del libro, ha permutado una religión por otra. Estatalismo/nacionalismo por cristianismo. El fenómeno se explica perfectamente y puede resultar de utilidad para muchas personas.
Suponer que todo es culpa del Estado sería, dice el autor, quedarse a mitad de camino. Si leen el clásico de Perry Anderson (El Estado absolutista) entenderán que no hay que quedarse en el aspecto institucional. Cavanaugh no sólo señala al Estado-nación sino al verdadero impulsor de todo ello, el capitalismo y su ideología dominante, el liberalismo. “Someter a una sociedad entera a la lógica del mercado requiere una agresión constante del Estado contra las organizaciones intermedias que están entre el individuo y el Estado” expone el autor (p. 110). Esa mercantilización es la que genera los migrantes y los turistas. Símbolos, como se lee en el texto, de la época actual. Generadores de antipatías y simpatías. Pero elementos cruciales de un espíritu de época (Zeitgeist). Mientras el migrante es visto con recelo, el turista es acogido para que obtenga las experiencias singulares del deseo. Al final el turista acaba por ser ese elemento simbólico necesario para la homogeneización ideológica. En contraposición Cavanaugh propone la figura del peregrino.
Si desean entender el sentido imperial de EEUU el texto ofrece un análisis teológico-político sucinto pero de gran claridad y caridad. Que lo religioso, la nueva Jerusalén y el mesianismo modernista (capitalismo+democracia liberal) es la base de la construcción de Estados Unidos ha sido analizado por diversos autores anteriormente, pero Cavanaugh se atreve a asegurar que ese poso religioso, mesiánico, pasado por el tamiz nacionalista, es el que ha provocado el expansionismo militar e ideológico estadounidense. No son cosas de EEUU, como se puede leer en alguna otra reseña, son cosas del mundo entero y la Iglesia católica debe tenerlas en cuenta. El apostolado católico confronta (o debería confrontar) con esta nueva Jerusalén, mucho más si la acción imperial conlleva la desespiritualización del mundo. El individualismo de esta nueva religión supone la destrucción de todo aquello en lo que cree un buen católico.
Es normal que Cavanaugh deba hablar de san Agustín y su teoría de las dos ciudades. Una interpretación errónea de la misma es la que ha llevado a la Iglesia al declive en el que se encuentra, especialmente en Europa. Una mala interpretación que proviene de no haber comprendido el pasaje evangélico de “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. El autor explica, mediante el reconocimiento del pecado, el cual no supone un reconocimiento de la “trágica fatalidad”, por qué la Iglesia no debe ser el reino salvador, ni por qué hay que esperar a la ciudad de Dios para la salvación, ni por qué hay que construir ad hoc una ciudad sagrada en la Tierra. Evidentemente hay que acercarse a lo recomendado por Dios pero esto sólo se consigue mediante la “humilde aceptación de que no tenemos la responsabilidad de hacer que la historia acabe bien usando medios violentos” (p. 104). La ciudad de Dios es la ciudad del arrepentimiento.
Una vez que se entiende que la salvación comienza en la Tierra (clave en la lucha contra el protestantismo), Cavanaugh analiza el peligro del capitalismo y del liberalismo (entendido en su sentido amplio) ya que es la alianza destructora de la “tradición compartida y el bien común”, que en esta época no son considerados necesarios para articular el orden social. Frente al procedimentalismo liberal deben estar los católicos mostrando sus virtudes, su carácter, su autoridad (auctoritas) moral como observadores con fiabilidad y aportando su sentido de comunidad. Frente al Estado omnipotente, la comunidad. El católico, si no quiere ser pompier, debe saber que la triada liberalismo-capitalismo-postmodernidad es perjudicial para la Iglesia. ¿Supone esto salirse del ámbito democrático? No, supone reafirmar el valor de lo comunitario, del bien común, del respeto por el pasado y de la escatología cristiana. La Iglesia no puede ponerse de lado frente al drama actual. Ni debe abrazarse a falsos amigos, como partidos que con una mano te soban el lomo y con otra apoyan todo aquello que destruye los valores católicos.
“Necesitamos una eclesiología que sea lo bastante sólida para hacer frente a los poderes fácticos, pero lo bastante humilde para no reproducir las exclusiones y el orgullo de esos poderes. Si la Iglesia no es de algún modo un signo visible contra los poderes, entonces está dejando vía libre a otras lealtades” (p. 243). Estas palabras de Cavanaugh pueden ser el perfecto resumen del libro. En una época de oscuridades, de tinieblas político sociales, estas reflexiones del autor estadounidense ofrecen algo de luz. Cabe destacar la buena edición del texto (con espacio para anotaciones y letra para todo tipo de vistas), aunque hay un error de traducción imperdonable: Estado, cuando es sobre institución, siempre se escribe con mayúscula (como establece la RAE) y en el texto siempre está escrito en minúscula.
Todo el mundo da por cierto el bulo donde la madre de Pablo Casado habría realizado una ingesta de piedras para que el niño no naciese. Menos mal que es un bulo porque, de ser cierto, la madre hubiese tenido una epifanía respecto al estulto que iba a dar a luz. De hecho, el mayor galardón que ha obtenido su hijo durante el año, ese que se otorga como reconocimiento a una labor constante, no le gustará. Y eso que ha estado reñido, pero en el último momento el presidente del PP ha sido capaz de vencer a todos sus rivales.
El condenas y sus mentiras
¿Qué ha hecho vencer a Casado en el premio del año? Todo el mundo conoce la mitomanía del pepero; es incapaz de abrir la boca sin decir una mentira. Todas las personas conocen la nulidad cultural que es el hombre: tan pronto olvida Canarias que incluye Málaga en África. Cualquiera es perfectamente consciente que sus títulos universitarios han sido regalo por los favores prestados al aznarismo y el aguirrismo. Los datos de las encuestas no mienten, incluso entre sus votantes, se piensa que es un mastuerzo que no debería gobernar. De hecho no debería ni cruzar la calle sin ayuda.
Así me dejó @borjapuigaguirr, el fotógrafo oficial del presidente @sanchezcastejon tras propinarme 2 puñetazos en los pasillos del Senado en presencia d Sánchez,escoltas y policías.Moncloa no sólo ataca la libertad de prensa vetando a @EstadoDAlarmaTV en actos.Ya lo hace a golpes pic.twitter.com/ZRDdHoS8AS
Pues todo esto lo ha superado con creces en una sola mañana. Javier Negre, más conocido como El condenas –se anuncia que va a cumplir la centena el año que viene-, y creador de una cosa que llama televisión pero que no es más que él y algún mangurrián con un móvil en la mano, dice que el fotógrafo oficial de Pedro Sánchez le ha dejado poco menos que paralítico… Esperen, por favor, que hay más.
Es tan negado que muestra la mentira
El condenas subió a las redes sociales una imagen postrado en silla de ruedas y el brazo dislocado cuando menos por dos supuestos puñetazos que le habría dado el fotógrafo. Nadie con dos dedos de frente se lo ha creído y ha comenzado el cachondeo típico con memes y suponiendo que el fotógrafo debería ser poco menos que Hulk para dejar en tal estado al condenas. Como veía que no se creía nadie la agresión, Negre ha tenido a bien subir las imágenes donde aparecería la agresión… y ya el cachondeo ha sido superior.
Éste es el vídeo que según Javier Negre demuestra que el fotógrafo de Pedro Sánchez le pegó dos puñetazos por los que ha acabado con un brazo en cabestrillo. Si prestas atención, en él también podrás ver el primer premio de la próxima Lotería del Niño. pic.twitter.com/NBqMPih1gW
En las imágenes (que pueden ver) se observa cómo el fotógrafo da un empujoncito a Negre, éste sigue grabando y le dice que no le grabe a él directamente. Sánchez, como es normal, ni le había escuchado, ni quería contestarle porque ¿para qué? Las risas y las comparaciones con el “ataque” sufrido por Eduardo Inda han sido comentadas. Negre quedando retratado una vez más –incluso dice que ha puesto una denuncia- y faltaba la aparición del más tonto de España.
Casado la hace
Sí, como suponen, sabiéndose todo eso ha aparecido Casado para mostrar su solidaridad con Negre y calificando la no-agresión de ataque a la libertad informativa. El “TOOOOONNNTOOOOO” ha sido escuchado hasta por un buque pesquero en las costas argentinas, en el cual pensaban que estaba por aparecer el Kraken. Todas las personas se han olvidado del condenas y se han comenzado a mofar del presidente del PP. Y tonto es lo más suave que se ha escrito y leído.
¿No hay alguien en el PP que le diga a este hombre que se cuide un poco? ¿No hay nadie que le quite el Twitter del teléfono para que no haga el ridículo constantemente? ¿No hay nadie que le haga ver que juntarse con seres como Negre lo único que le puede traer son más desgracias, además de una reputación de idiota que se cree todos los bulos? Y si no es él quien lleva la cuenta ¿no hay nadie en el PP que tenga dos dedos de frente, así, en general? Porque hay que ser tonto para creer cualquier cosa que diga el condenas, alpiste y demás sujetos mononeuronales.
La verdad es que ganar el premio en el último momento ha sido la recompensa a una dedicación casi exclusiva. Seguramente durante la Navidad aprovechará para entrenar con fe y dedicación para conseguir renovar el título el año que viene. Competencia tiene porque la clase política está empeñada en hacerse con el preciado galardón año tras año. Entre los de la república del minuto y medio; el naranjito y demás está la cosa reñida.
Un doctorado no sólo es una muestra de saber investigar; de saber mucho sobre un tema muy concreto (casi infinitesimal); de mostrar madurez intelectual; también supone que la persona que ostenta el título posee algunas virtudes. Entre ellas utilizar la razón. El uso de la razón impediría a cualquier doctor tomar la decisión más estúpida de todas las posibles sin base científica. Las dudas sobre el doctorado del presidente Pedro Sánchez no vienen tanto por el copia y pega que haya podido hacer, sino por la carencia absoluta de las virtudes que genera la realización del doctorado.
Se ha comentado en esta columna, justo en los días previos, que la sexta ola estaba siendo utilizada por la clase política (toda la que tiene responsabilidades a distintos niveles) para tapar sus miserias programáticas o de ejecución. También que empezar a reducir la libertad de las personas podría conllevar una sublevación por medidas que no son congruentes, ni eficaces. Y va el presidente del Gobierno –sin aportar ningún documento de expertos (como pasó anteriormente que el Comité famoso ni existía)- y decide tomar las decisiones más acientíficas, irracionales y que atentan más contra la libertad de la personas. Ha conseguido lo que nunca se podría imaginar: hacer coincidir a ciudadanos de cualquier ideología.
Espero que @sanchezcastejon recapacite y recule con la mascarilla obligatoria. Es un error mayúsculo.
Más de un mensaje en redes sociales (de gentes de toda condición) dice lo siguiente: “mascarillas en exteriores, te las metes en los cojones”. Una clara muestra del hartazgo que ha conseguido el presidente y su equipo de gobierno con una decisión que no tiene base científica. Puede que en la calle Preciados de Madrid (y alrededores) tenga sentido ponerse la mascarilla por el apelotonamiento de las personas. Esto lo ha venido haciendo la gente porque tiene más cabeza y más sentido común que quienes están al mando. Pero ¿ponerse mascarilla en Villanueva de los Infantes (precioso pueblo, por cierto) cuando por las calles no hay casi ni personas?
A mi me gustaría que hiciesen obligatorio el sombrero. Igual de eficaz, pero más elegante. Lo de la mascareta no lo cumpliré salvo si estoy con gente 🤷♂️
Lo de la vuelta de las mascarillas en exteriores me recuerda a un mal profesor, que no hace respetar las normas y que, cuando pierde el control de la clase, castiga a todos los alumnos sin tener en cuenta quién se portó bien y quién no… y además, lo hace con medidas absurdas.
Tener un doctorado serviría para valorar estas cuestiones. Quitar el grano de la paja y tomar decisiones consecuentes, con probidad y equitativas. Hacer pagar a justos por traidores no es una buena medida y por eso hay contestación. Porque las personas, en su mayoría, han hecho todo bien. De hecho muchas van con su mascarilla por la calle sin que exista obligación. Ahí está la libertad dentro de la prudencia. Lo paradójico es que impone las mascarillas en las calles pero para tomarse una cerveza o dos dentro de un bar se pueden quitar. Estúpido de todas formas.
Sánchez uniendo a la izquierda y la derecha por primera vez en años. Si es que no le reconocéis nada.
Se ha instalado en las élites europeas una forma de actuar peligrosa. Gracias a los diversos confinamientos –que resultaron efectivos en el primer empuje del coronavirus- se han creído que ya pueden imponer, con la excusa sanitaria, todo tipo de medidas punitivas que las masas del pueblo ese deben obedecer. Han perdido todo carácter democrático que podrían decir tener (sólo hay que ver las dictaduras que tienen todos dentro de sus partidos) y se lanzan al punitivismo más liberticida que puede existir. Como diría Michel Foucault, están castigando los cuerpos más allá de lo admisible.
Están desguazando la atención primaria y la sanidad pública mientras proponen medidas que no suponen ningún coste ni sirven para nada y así aparentan que hacen algo. Negligencia criminal del Gobierno central y los reinos de Taifas.
Y hay algo que no han considerado, que no hay nada peor que permitir a las fuerzas de represión del Estado vayan por las calles amonestando, sancionando y apaleando a quienes no lleven mascarilla. Hay muy buenos policías sí, pero los hay torciditos también. Harry el sucio imponiendo el uso de la mascarilla no es la mejor imagen de un régimen democrático. Salvo que tenga la valentía de pasar del Gobierno y sumarse a la ciudadanía.
Otra vez a mirar si hay policía cerca cuando vayas solipandi por el parque. Es demencial.
Recuperar jubilados cuando hay listas de médicos en paro
La otra medida estrella es recuperar a médicos jubilados para que se incorporen a los servicios médicos y así paliar la falta de personal. Igual, sólo igual, podrían contratar, desde el Gobierno central, a los miles de médicos que están en paro, en bolsas de trabajo, con contratos de días y demás precariedad sanitaria. Sin olvidar a todo el resto de personal sanitario que es fundamental, igual más que médicos, para las instituciones sanitarias funcionen (y que están tan precarizados). Que las PCRs las suelen hacer una enfermera o una auxiliar sanitaria.
Entro al bar, me quito la mascarilla y un par de cañitas. Salgo del bar, me pongo la mascarilla.
Es tal lo irracional de la medida que asombra que el presidente haya hecho su doctorado pasando por todas las etapas (sin contar que toda su vida académica ha transcurrido en la universidad privada). No ha pensado ni en esos médicos jubilados –que sí, que van a volver a meterse en el lío-, que por edad estarían más expuestos al virus. Salvo que quiera practicar la eugenesia con los jubilados ni laboral, ni sanitariamente tiene sentido la medida.
Como buen gobierno mediático (o de postureo si lo prefieren) está a la que salta. Mucho Instagram, muchas fotitos, mucha pose, muchos discursos de libro de autoayuda pero a la hora de la verdad, cuando hay que gobernar, se lanzan a lo primero que se les ocurre. Millones gastados en una Oficina de Prospectiva ¿para esto? Tras echar al camarlengo monclovita y rodearse de sus amigos de Pepiño la cosa va a peor. Dirán que ha habido presión de los medios, pero la realidad es que cualquier Gobierno (y más si tiene un doctor a la cabeza) debe tomar decisiones son prestar atención a los aparatos ideológicos.
Van dando bandazos porque son casi todos del mismo perfil, aparateros de partido que han ido saltando de un cargo a otro que siempre piensan más en no pisar callos, y seguir montados en la burra, que en tomar decisiones racionales. Por eso hay mucha irracionalidad en las medidas porque son, presuntamente, para contentar a medios de comunicación, lobbies farmacéuticos y/o por tomar alguna medida para aparentar que hacen algo. Un doctorado y no se le ocurre nada mejor, al menos ha unido a los españoles en los insultos hacia su persona, menos sus palmeros favoritos.
Curiosamente, ahora que se van a tomar unas inmerecidas vacaciones de más de un mes, la clase política pone el foco en la sexta ola pandémica. Una ola que tiene más contagios, lo propio en los meses fríos, pero muchos menos ingresos y muertes que si no hubiese habido vacunación. Parece que la variante o-micrón es más contagiosa pero menos virulenta. Vamos, que se podría hacer “vida normal” pero existen demasiadas miserias políticas que se deben tapar al llegar el final del año.
Las personas, no lo harán, podrían prestar más atención durante sus vacaciones invernales –quienes las tengan, claro- a la cosa de los políticos. Y eso tiene aterrada a toda la clase política. Han prometido tantas cosas que al hacer recuento del año se verá que han realizado… cero. De ahí que deban despistar con la cosa pandémica y volver a meter el miedo en el cuerpo a las personas. El miedo es el mejor aliado para que no se subleven las masas de una vez ante la manifiesta incapacidad. No se preocupen que aquí van a ver esas miserias y promesas falsas.
La derogación de la reforma laboral
Yolanda Díaz, además de ver la luz de la verdad en los ojos del papa Francisco I, viene prometiendo que iba a derogar, bueno reformar, bueno lo que digan en la Unión Europea y la CEOE, la reforma laboral del PP. De hecho fijó la fecha prevista, allá por septiembre –cuando el ex-camarlengo monclovita le puso en la presidencia del Gobierno-, para final de año. Ha llegado el último consejo de ministros y… no hay derogación, ni reforma, ni retoque, ni nada. Fotos con la patronal y los sindicatos –esos que apoyan al independentismo- muchas, realidad ninguna.
Incremento de la economía al 6%
Pedro Sánchez y su mujer de negro, Nadia Calviño, llevan todo el año pronosticando que España crecería por encima del 6%, bueno del 5%, bueno mucho, y parece que no. Que pese al crecimiento lógico después de un año de parón pandémico no es para tanto. Las cifras macroeconómicas no salen y los fondos europeos no llegan en la cantidad que desearían (no más de 20.000 millones). Hay datos positivos pero se pusieron ellos solos el listón tan alto que hay decepción.
Lo peor es que, aquí habría que meter al mininistro de Consumo, Alberto Garzón, la inflación está en el 5%. Por lo que se está comiendo todo el crecimiento y los salarios de los trabajadores antes de los maravillosos beneficios que iba a traer la inyección de dinero de la UE. Las subidas de pensiones, adiós. Los aumentos salariales, adiós. Mientras tanto el pequeño comercio y las poblaciones periféricas pasándolas canutas por el aumento de los gasóleos, de la electricidad y demás productos básicos.
Memoria democrática y cosas queer
Como no saben cómo gobernar, eso del bien común no está en el diccionario del Gobierno más progresista de la historia, se dedican a legislar sobre estupideces que acaban por provocar más sorna y estupefacción que un bien común. Leyes donde los hombres con pene (no personas trans) pueden autoidentificarse como mujeres y participar en las competiciones femeninas. Leyes donde hay inversión de la carga de la prueba, saltándose toda la presunción de inocencia. Leyes sobre las cuestiones más variopintas que sólo son una mordaza a la libertad de expresión y pensamiento. Mientras tanto siguen siendo asesinadas mujeres e hijos ¿dónde está Irene Montero’ haciéndose selfies y tomando té de rooibos.
Y cómo no, cuando las cosas van mal, se saca a pasear al dictador. Casi cincuenta años lleva muerto y ahí siguen procesionándole cada vez que vienen mal dadas. Así, nada mejor que cambiar la “memoria histórica” mediante la legislación. Se queja la derecha, pero si fuese en sentido contrario estarían firmando, así que no hay que hacer caso al PP. Nada mejor que recordar que fueron los primeros en descalificar la transición con José María Aznar y su segunda transición desde la Tercer Vía. Dejen la memoria a los historiadores y dedíquense al bien común. Eso sí, sacando a todos los muertos de las cunetas (algo que cualquiera –salvo los muy acérrimos- defiende).
Los madrileños deben 5.200€ públicos y subiendo
En el plano del nivel autonómico también tienen mucho que tapar. La deuda pública bajo el gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha crecido hasta los 35.000 millones de euros, lo que supone una deuda por persona de 5.200€. Casi 3.000 millones ha aumentado la deuda la señorita de Sol habiendo, paradójicamente, procedido a una política de recortes. Aprendió bien de Cospedal, quien en cuatro años duplicó la deuda manchega recortando. Y no piensen que es por el coronavirus, porque esos dineros se han pagado con fondos de la administración central. Tampoco hay grandes infraestructuras realizadas. ¿Dónde está el dinero? Peor están en Cataluña con ERC y sus secesionistas.
Destrucción de la Sanidad (Atención Primaria)
En esto se han debido poner de acuerdo los barones y baronesas del PP porque están todos destrozando la sanidad, en especial la Atención Primaria, allí donde gobiernan. No sólo en Madrid –donde la caradura de la presidenta habla de no coger llamadas cuando el servicio es central y privado y mediante web dan citas a un año vista-, Juan Manuel Moreno Bonilla ha ido más allá en Andalucía; Alfonso Fernández Mañueco –que se lanza a elecciones para que no se le note la corrupción y el destrozo- en Castilla y León igual; y el tapado pero destructorAlberto Núñez Feijóo tres cuartas de lo mismo.
¿Cuál es el problema? Que la pandemia ha trastocado hasta la sanidad privada. Y desde los seguros médicos han dicho que ellos no pueden con todo. Colaboración la que quieran, pero que son incapaces de asumir todo lo que están soltando en estas tierras. Ahora queda la casa destruida y sin posibilidad de mudanza dentro del capitalismo de amiguetes. Mientras las personas se mueren y no precisamente de coronavirus. En Cataluña, los que no se mueren de asco, se mueren de lo mismo que se critica al PP, pero multiplicado por diez. Que muchas veces se olvida mirar a cierto lugar.
Cortina de humo mediante el miedo
Todas estas cuestiones, y aquellas que cada cual puede sacar del saco de las promesas incumplidas o de las prácticas mafiosillas, son las que pretenden ocultar. Miserias de su incapacidad de gestionar en pro del bien común. Entre los que se entregan a los lobbies postmodernos y los que se entregan a los altos capitalistas queda la casa España sin barrer, fregar y con las estructuras tambaleantes. Al carecer de palabra, y de casi todas las demás virtudes, deben buscar cortinas de humo. Y nada mejor que la pandemia coronavírica.
El miedo funciona, lo saben, y pretenden acojonar al personal para poder escapar de sus miserias y mentiras. Una forma más de punitivismo contra una población que ha tenido un comportamiento excepcional durante todo el proceso. Quienes no han hecho los deberos son la clase política pero quieren cargar el muerto a la ciudadanía, al pueblo. Ellos y ellas seguro que se juntarán con quien les dé la gana, pero el resto que no lo haga. Porque se creen impunes, como si fuesen Juan Carlos de Borbón. Se creen una élite con la que no van las leyes.
¿Por qué se han contagiado los diputados si toman todas las medidas? Porque no las toman. Porque la mascarilla es para los pobres, ellos y ellas hacen lo que les da la gana cuando no hay fotógrafos. También se pueden investigar algunos cuernos que seguro hay entre diputados que se contagian durante el acto sexual, pero esto es cotilleo que no viene al caso.
Quieren amedrentar para tapar sus miserias, sus negligencias, su estulticia, porque en realidad no saben ni qué hacer. Ponen a “expertos” –que en la mayoría de los casos no son más que burócratas- por delante, pero el pueblo es sabio y ya ha aprendido a manejarse con el bicho. Entre otras cosas porque lo llevan haciendo desde casi el principio.
La del 36 puede quedarse en una batallita en comparación con la que puede montar la clase política actual. Da igual a qué lugar se mire, allí hay un idiota con cargo presto a imponer una limitación, a decir una estulticia o a llenar los bolsillos de alguna farmacéutica con test que no han conseguido colocar. Desde el centro a la periferia muestran que mientras están con sus cosas de políticos y sus batallas cansan y aburren, malgastan pero dejan en paz a las personas. Esto genera un hartazgo que alimenta un posible estallido social, pero no hay chispa para encender el fuego (¿purificador?).
Andan los españoles bastante cansados con todos los políticos. Hablan de cosas que importan entre cero y nada en la mayoría de las ocasiones; no han mostrado tener capacidades y virtudes para estar en los cargos que ostentan; están vendidos a fracciones económicas de la clase dominante; se tragan todo lo que les dicen en la Unión Europea sin mirar las verdaderas necesidades del pueblo; y así hasta contar un sinfín de cuestiones que provocan un disentimiento de la política cada vez mayor. Y da lo mismo que sea un gobierno nacional, uno autonómico, o de la oposición.
Pasaporte Covid
La idea del pasaporte Covid sólo tiene explicación como medida de presión para los antivacunas. El problema es que en España son pocos, en comparación con otros países, y la obligación de su uso para entrar en un restaurante no tiene ningún sentido de prevención. ¿Cómo es eso posible? Porque por mucho que se haya vacunado una persona se puede contagiar y puede contagiar. ¿Para qué sirve entonces el pasaporte Covid? Para nada en realidad.
Presidentes como Ximo Puig han hecho gala de haberlo instaurado y no se sabe bien si lo hace por estupidez, por desconocimiento o directamente por totalitarismo. Los nazis ya tenían su Gesundheitpaẞ para entrar a recintos públicos y parece que a los políticos actuales les hace gracia recuperar algo parecido. Bueno en ciertas regiones no sería de extrañar que quisiesen dejar un pasaporte de estilo nazi de pureza sanitaria. Quieren limitar la vida de las personas sin una causa médica justificada. Puede contagiar un antivacunas y un vacunado porque el pasaporte sólo recoge la vacunación. Sin más.
Test de antígenos ¿para qué?
Los test de antígenos, cuya eficacia no es que sea alta, sirven para determinar si alguien tiene coronavirus o no. El problema es que si marca como positivo es seguro que se tiene y si es negativo no es seguro que no se esté contagiado. Hacerse test como si no hubiese un mañana es una más de las estupideces de la clase política y de muchos expertos médicos que no saben ni por dónde vienen las cosas. Si alguien no tiene síntomas, ni ha estado cerca de un contagiado ¿para qué hacerse un test a fin de comer con esas personas con las que come todos los domingos?
Isabel Díaz Ayuso, como ha decidido no hacer PCRs, ahora manda hacerse test de antígenos no vaya a ser que alguna farmacéutica no logre colocarlos antes de que caduquen. Normal que otros muy listos como Francisco Núñez estén exigiendo a Emiliano García-Page que llene Castilla-La Mancha de test. Han dado la orden desde Génova y algo rascarán cuando toque. Si no hay síntomas el test puede generar una falsa seguridad, además del coste. Imaginen diez millones de españoles haciéndose esos test a 8 euros cabeza… Alguien gana 80 millones.
Mascarillas en la calle, encierros puntuales…
Lo peor de todo es el estado de pánico que están generando en las personas. Todo el mundo era consciente de que había que celebrar con cuidado. Todo el mundo ha sido sumamente responsable durante esta pandemia. Sólo hay que montarse en el metro, pasear por la calle, ir a los centros de trabajo… ¡Ah, que de eso no saben! Normal que digan estupideces como Alberto Núñez Feijóo que quiere restablecer el uso de las mascarillas por la calle –cuando a él le pillaron sin ella cuando era obligatorio llevarla junto a Casado-.
Las personas no van a aceptar ni encierros, ni mascarillas en exteriores, ni leches fritas ya. Han acabado con la paciencia de los españoles. Y no porque sean cuestiones sanitarias sino porque se observa que esa clase política no ha aprendido nada de nada durante la pandemia. Las personas han aguantado con estoicismo todo lo que ha venido, pero no están dispuestas a volver hacia atrás, ni aguantar más tonterías de una clase dirigente completamente incapaz. Que hoy dice una cosa y mañana la siguiente.
UCI con menos personas y menos muertos
Si algo ha demostrado la vacunación es que quienes se infectan de coronavirus pasan la enfermedad de mejor forma que antes. Se ve en las cifras de ingresos en UCI y muertos. Lógico que en invierno aumenten los casos, se está en invierno y eso facilita la transmisión, como las gripes. También que se acumula más mierda vírica en las oficinas. Pero decir como Fernando Simón –que cada vez que habla recuerda al Simón de la canción de Radio Futura- que hay que cenar con las ventanas abiertas es tomar el pelo a las personas y encabronarlas de manera gratuita.
Han pasado casi dos años y siguen dando bandazos. Eso sí, bien que han aprovechado para desmontar, especialmente donde gobierna el PP, la Atención Primaria; despedir a personal sanitario; y poner en jaque uno de los mejores sistemas de salud del mundo buscando que los incautos acaben en los seguros privados para consultas de catarros. Sí, porque los seguros privados no les cubren los graves problemas de enfermedades –salvo que se paguen fortunas-. En eso sí está la clase política.
Para proponer todo esto lo primero que tendría que hacer la clase política es dar ejemplo. Cuando estén los diputados, ministros presidentes, consejeros y demás comiendo en sus casas con mascarillas y las ventanas abiertas, cogiendo el metro o el autobús hasta arriba, yendo a comer con pasaporte Covid (incluyendo a Pedro Sánchez), etcétera, sólo entonces podrá entenderse que igual sí lo hacen por algo sanitario. No lo verán.
Totalitarismo encubierto
No es extraño que en todos los países europeos haya movilizaciones contra el pasaporte Covid y otras medidas. No es por una cuestión de libertad, que también, sino que parece que está la clase dominante aprovechando la pandemia para ver hasta qué punto pueden condicionar punitivamente las vidas de las personas. Los intelectuales Diego Fusaro y Giorgio Agamben están dando la batalla en Italia, por ejemplo. Aquí, además de carecer de verdaderos intelectuales, están todos a ver si es de los míos o los otros para hablar.
El pasaporte Covid es una medida dictatorial que carece de sentido sanitario y el resto de medidas que plantean ahora tres cuartos de lo mismo. Una vez que las grandes distribuidoras han hecho caja, se puede masacrar al pequeño comercio y la restauración. Porque no duden que van a ser los perjudicados. La gente está al borde del estallido social, el miércoles veremos si la clase política acaba por encender la mecha. Aunque en realidad, como buenos españoles, al final, y más siendo Navidad, se hará caso omiso de la dirigencias menos preparada de la historia.
Un día en el taller que Juan Manuel Romero Medina tiene en San Roque, ciudad en la que reside desde 1988, nos traslada a la Grecia Clásica y nos da una idea bastante precisa de cómo funcionaban los talleres cerámicos que tanto reconocimiento y gloria dieron a la Atenas de los siglos VI-V a. C.; producciones que hoy día podemos ver repartidas por los principales museos de Europa y Estados Unidos.
Viendo trabajar a Juan Manuel Romero nos imaginamos a Exequias ante alguna de sus obras de arte, y es que este trabajador de la metalurgia, tras su traslado por motivos profesionales a la ciudad valenciana de Buñol, a principios de los ochenta, no dudó en continuar su vocación artística, iniciada con la pintura, inscribiéndose en una escuela de estudios cerámicos.
Así, cada vez que sus obligaciones laborales o familiares se lo permitían, comenzó a visitar los alfares de Chiva, cercana a Buñol, iniciándose en el trabajo del torno y haciendo realidad una pasión sentida desde su infancia y que le aportaría, en su día a día, una forma de encontrarse conmigo mismo y de evasión de su trabajo en la industria.
Desde estos momentos, ya se interesó por la cerámica griega, pero sus conocimientos eran aún muy limitados para poder reproducir las técnicas de elaboración de las conocidas “figuras negras” y “figuras rojas”. Fue una visita a la exposición itinerante del Museo Británico lo que le motivó definitivamente a viajar por Europa en la búsqueda de ese conocimiento técnico que, unido a su sensibilidad artística, tantas satisfacciones le han reportado después.
Su curiosidad e inquietud lo llevaron a investigar y experimentar numerosas técnicas de cocción y de decantación de arcillas, quedando admirado ante los ceramistas griegos que, con solo arcilla, tierra y fuego nos dejaron este enorme legado artístico, que solo a partir del siglo XVIII, comenzamos a valorar en Europa.
En efecto, en 1764, William Hamilton llegó a Nápoles como embajador británico y, a través de la compra de otras colecciones, adquisiciones en el mercado de arte napolitano y sus propias excavaciones, acumuló rápidamente una de las mayores colecciones de cerámica. El efecto de la publicación de estas piezas, entre 1767 y 1776, fue doble: confirmaron que los vasos cerámicos eran objetos respetables de interés anticuario y su publicación dio peso empírico a favor de que tales vasijas fueran griegas en lugar de etruscas, como se consideraban hasta entonces. Desde este momento, habrá que esperar a la primera mitad del siglo XX para que el profesor J. Beazley, transformara una masa compleja y confusa de los mal llamados “monumentos menores” en una disciplina propia.
Como apasionado de la cerámica, su deseo por seguir aprendiendo ha llevado a Juan Manuel Romero, a trabajar también con otras técnicas cerámicas como raku, reflejos metálicos, cristalizaciones, esmaltes de baja y alta temperatura, pintura mural sobre cubierta, etc. Y como recompensa a toda esta labor, ha recibido recientemente varios reconocimientos, si bien, no es nada dado a participar en certámenes o concursos, pues el único objetivo de su trabajo es su propio disfrute y trasladar su conocimiento a los estudiantes, como así demuestran sus numerosas conferencias y talleres en escuelas de arte y másteres universitarios. Así, ha expuesto su obra en numerosas ocasiones, ha sido seleccionado en varios certámenes internacionales (Alcora, Córdoba) y ha recibido distinguidos premios, como el concedido por el Ayuntamiento de la Rambla en agosto de 2021 en el concurso de cerámica tradicional y, el pasado 14 de diciembre recibió en Algeciras el Premio de las Uvas, otorgado por la Cadena Ser.
Uno que ya peina canas recuerda que hace ya unos cuantos años –sí, ya sabemos Antoñito, somos rojipardos- cuando el presidente del Gobierno comparecía era para algo sustancial y que afectaba a la nación. Las comparecencias de Adolfo Suárez eran seguidas con mucha atención, tanto por la importancia de lo que decía en plena transición, como por los problemas y peleas en UCD que lastraban el final de su presidencia.
Felipe González –al que una encuesta en ABC cataloga como el mejor presidente de la democracia actual a decir de los españoles- continuó con las comparecencias presidenciales. Unas veces por cuestiones políticas de gran magnitud, otras para explicar tratados internacionales, etcétera. José María Aznar comenzó a no utilizarlas. Al fin y al cabo daba lo mismo porque nadie entendía lo que decía –se sigue sin entender ese habla para adentro-. José Luis Rodríguez Zapatero pasaba y sólo sonreía. Mariano Rajoy sólo lo hizo en una ocasión, aunque su hablar cantinflesco hubiese dado días gloriosos. Ahora parece que se recuperan las comparecencias presidenciales. Bien ¿o no?
Error de comunicación
Pedro Sánchez compareció ayer ante los españoles y la mayoría de los mismos aún están tratando de entender para qué lo hizo. Lo primero es que el horario, las once de la mañana de un domingo, no era propicio para que las personas estuviesen pendientes. Los que no iban hacia la misa de doce, estaban con los críos en la calle. Los que volvían de correr estaban en la ducha. Y así hasta descontar a los periodistas de guardia, cuatro señoras a las que cortaron el programa de La 1 y los muy acérrimos del presidente. Si se tiene algo importante que contar, se hace a una hora propicia para que el anuncio llegue a la mayor parte de la población posible.
Segundo, el mensaje debe ser sustancial y con una información que merezca la pena. No algo que se podría mandar en una nota de prensa para que lo reprodujesen todos los medios de comunicación o que podría explicar el ministro de la Presidencia o la ministra portavoz, que para algo están –no para ver si son candidatos de algo en un futuro cercano-. El presidente debe salir a hablar frente a la nación cuando hay algo importante que contar. Así lo han recogido todos los medios, causando más daño a su imagen que beneficio.
Comparecer para nada
El mensaje se lo podía haber guardado realmente Pedro Sánchez. Porque no dijo nada importante. Una reunión de la Conferencia de Presidentes para tomar unas medidas que ni los intervinientes saben cuáles podrían ser, no es motivo para hacer una comparecencia. Tampoco para decir que gracias a que la mayoría estamos vacunados la mortalidad es menor. Ocurre que la mayoría de la clase política piensa que habla para tontos. Eso ya lo sabía la mayoría y a los tontos (antivacunas y demás especies) por mucho que se les diga van a seguir siendo tontos.
Ha realizado una comparecencia, anunciada a bombo y platillos, para nada en realidad. Igual para que su familia le viese guapo (o feo, que sobre gustos no hay nada escrito) por televisión. Porque para anunciar algo importante y de impacto nacional no fue. Con el camarlengo monclovita sacaban fotos, ahora con los chicos de Pepiño hacen comparecencias inanes. Ha faltado el discurso de su amigo en plan Mr. Wonderful o coaching.
Subir en las encuestas
Realmente la comparecencia no tenía ningún sentido gubernamental sino personal. El gobierno no sabe ni lo que va a hacer en la reunión de la Conferencia, pero Sánchez necesita algún tipo de presencia pública como gobernante. Ha estado en algunos congresos regionales del PSOE, pero sus discursos han carecido de trascendencia social. Vamos que nadie les ha prestado atención. Sin embargo, la visita papel de Yolanda Díaz ha sido muy comentada, como así lo ha sido su comida con la patronal. Además como tiene el apoyo mediático de los medios progres (incluyendo El país) pues están que trinan en Moncloa.
Tenía que salir aunque no dijese nada para ganar esa cuota de presencia pública. Pablo Casado tiene la suya por sus cuitas internas. Para que las personas le vean como el presidente del Gobierno y no como el señor del Falcon. Porque sus reuniones europeas, esas que tanto le gustan, son vistas con escepticismo por los españoles ya que los recuerdos cercanos son de pánico frente a las obligaciones de la UE. De hecho la mayoría de españoles saben que los dineros prestados costarán sangre, sudor y despidos.
Alergia a la prensa
Por cierto, ya que quiere comparecer, que lo haga para explicar con detalle lo que supone el préstamo de la Unión Europea. Con pelos y señales. Eso sí es importante y los españoles lo agradecerían. Y que comparezca alguna vez con prensa. Porque como viene siendo habitual, la prensa es algo que evita todo lo que puede y más. Ni en los congresos regionales, ni en ningún otro sitio, la prensa puede inquirir al presidente del Gobierno sobre asuntos políticos, económicos o sociales.
Nunca ha sido Sánchez una persona que haya encajado bien las críticas. Las destructivas es obvio, pero las constructivas o las que señalan errores patentes tampoco. Y estar cerca de la prensa supone que alguna crítica puede haber. En realidad si quería presencia pública, en vez de hacer el paripé a las once de la mañana de un domingo prenavideño, con concertar una entrevista en algún canal que le deba algún favor, ya estaría. Ni lo que ha dicho es sustancial, ni ha aportado algún tipo de orientación sobre lo que se propondrá en la reunión (el gobierno lo es por su capacidad propositiva). Una cosa puede tener clara, la gente no está para cierres, ni restricciones.
Algunas editoriales han aguantado hasta el final. Algún libro se nos ha olvidado por el camino. Por ello, en esta ocasión, presentamos los últimos libros del año. Igual se encuentra entre ellos esa obra magna que las listas de cagaprisas con las mejores del año no tendrán nunca, o no. Esto último depende de los lectores no de los amanuenses al dictado de ciertos grupos.
Novela
Cristina Peri Rossi, Habitaciones privadas, Menoscuarto, 14,90€
Nueva edición de uno de los libros de relatos más ambiciosos de la nueva Premio Cervantes, Cristina Peri Rossi.
Si un extraño aterrizara en una de nuestras grandes ciudades y quisiera saber cómo viven y qué sienten los urbanitas, este libro le daría una visión sutil e irónica de los deseos, conflictos e ilusiones del ser humano de hoy. Todos los relatos comparten ese escenario urbano y su desarrollo en espacios cerrados: un after hours, un cuarto de hotel, un plató de televisión o una oficina. Los pequeños dramas cotidianos y la búsqueda de la amistad, amor o sexo muestran los aspectos más conflictivos del capitalismo tardío. Disfruten, padezcan, gocen y regocíjense con Cristina Peri Rossi y sus Habitaciones privadas, nuestro mundo, con sus ilusiones y frustraciones.
Steven Millhauser, El lanzador de cuchillos, Interzona, 18€
Una deslumbrante colección de mundos laberínticos y maravillosos que solo pueden surgir de un ingenio fantástico: tan vívidos, que traspasan el papel y se funden con el propio imaginario, rompiendo todos los límites de la ficción.
Steven Millhauser se consolida como un hechicero de la palabra, su prosa límpida es capaz de crear los reinos más brillantes o los lugares más inquietantes. Explora como en placenteros sueños lúcidos los oscuros misterios de la vida cotidiana, las fuerzas ocultas y la transgresión en donde lo único imposible es emerger indemne de sus historias.
Ella Maillart, Oasis prohibidos, Línea Horizonte, 23€
A pesar de las pugnas internas en la China de 1935 y de la prohibición del Gobierno chino al acceso de extranjeros, la viajera Ella Maillart parte desde Pekín con la intención de atravesar China de este a oeste. Busca llegar a los oasis «prohibidos» de Sinkiang, y pasar desde allí a Cachemira atravesando las montañas del Pamir y del Karakórum. Ella Maillart recorre China de forma clandestina sorteando grandes desafíos y trabando contacto con algunos pueblos de Asia Central (mongoles, turcos, kirguises…). Es una viajera curiosa, siempre dispuesta a conocer nuevas costumbres y disfrutar de la riqueza de otras culturas. Enfrenta con paciencia y astucia las dificultades del camino mientras nos transmite el placer de viajar por regiones remotas y desconocidas, sin escatimar su ánimo.
1975, un activo y seductor miembro del Partido Comunista desaparece misteriosamente de Madrid. 2018, su cadáver aparece asesinado en una playa de la República Dominicana. Cuando su antigua novia, Carmen, ahora una abogada recién jubilada, lee la noticia en El País no puede reprimir la curiosidad de qué ha podido ser de la vida de este aventurero que le marcó para siempre. Junto a Manuel Toriceo, un antiguo torturador de la Brigada Político Social y Rufo Ahondo, un profesor universitario exmiembro del partido, emprende una búsqueda que la llevará a recorrer todo Madrid, incluidos los más bajos fondos y a ser cómplice, tal vez, de nuevos asesinatos. La revisión del pasado, el hilo de la historia del último tercio del siglo XX la llevan a Nicaragua, a la República Dominicana o al País Vasco para desgranar lo que ha sido la vida de Bocalinda y las consecuencias desastrosas que ha tenido su deambular por los escenarios de la historia y sus conexiones con el presente. Un policía destruido, un agente de la CIA, una ingenua yonky y un exitoso joven financiero son el resto de protagonistas que se verán envueltos en esta aventura que es, a la vez, una reflexión generacional sobre el desencanto y la historia reciente de España.
C. S. Lewis, Pack: «Cartas del diablo a su sobrino»; «Los cuatro amores»; «El peso de la gloria», Rialp, 29€
En «Cartas del diablo a su sobrino», un demonio ya anciano escribe a uno joven para enseñarle el oficio de tentar a los humanos. A través de esas cartas se plantean importantes cuestiones donde el lector podrá reconocerse con facilidad.
«Los cuatro amores» es una lúcida reflexión sobre el amor. Parte de lo más bajo a lo más alto, del gusto y del placer de los sentidos, y de la necesidad de amor que todo ser humano experimenta, para recorrer a continuación cada uno de los cuatro amores.
«El peso de la gloria» recoge nueve sermones del autor, proclamados en su mayor parte en Oxford durante la Segunda Guerra Mundial y en los años inmediatamente posteriores. Salvo el primero, que da título al volumen, siguen un orden cronológico, y fueron publicados por primera vez en 1949.
Ensayo
Roberto Echavarren, El pensamiento chino, Pre-Textos, 17€
«Mi propósito es considerar la etapa creadora y original del pensamiento chino, vale decir, la época de su desarrollo intelectual autóctono (770-221 a. C.) previo a la irrupción del budismo en China (a partir del siglo I d. C.). Leer a la China no es presentar lo exótico y lo ajeno sino volver sobre los elementos constructivos del pensamiento».
Jesús Sebastián-Lorente, Contra Occidente, Editorial EAS, 21,95€
Jesús Sebastián-Lorente nos invita a realizar un recorrido por las diversas temáticas de la corriente ideológica conocida como Nueva Derecha y, en particular, por el itinerario intelectual de su autor más emblemático, Alain de Benoist. El hilo argumental transversal es la crítica del liberalismo y de todas sus manifestaciones contemporáneas, en especial, de su apropiación de las esferas, antes ajenas a esta ideología, de la derecha conservadora y de la izquierda posmarxista, proceso a través del cual se ha convertido en una ideología liberal-libertaria que todo lo invade y lo pervierte. El autor no se reivindica como un pensador original, tampoco como un simple discípulo de la corriente neoderechista, tan solo como un divulgador, incluso como un vulgarizador, de dicha escuela de pensamiento, en su eterna búsqueda de alternativas al sistema dominante. Los textos recopilados en este volumen muestran sus adhesiones, pero también sus dudas y sus vacilaciones. El título del libro no debe llevar a engaño: Occidente ya no representa la civilización europea, sino la aspiración universal de la mundialización neoliberal de la mano de sus instrumentos más diabólicos, los Estados Unidos de América y la Unión Europea.
Nick Land, Sed de aniquilación, Materia Oscura, 22€
Nick Land, cuyo objetivo es difundir lo que él denomina «el horror virulento» de la obra de Bataille, escribe con una viveza y un compromiso que suelen asociarse más a las obras literarias que a la investigación intelectual. Este libro es relevante para todos aquellos interesados en la filosofía del deseo, la psicopatología, la teoría política y jurídica, la historia de la religión o la poesía.
Una manzana cae, los planetas giran majestuosamente alrededor del Sol, el remolino de un agujero negro ejerce su atracción fatal (¡y es fotografiado directamente por primera vez!), diminutas ondas gravitacionales fluctúan en el tejido invisible del espacio-tiempo. Estamos ante distintas expresiones de la enigmática fuerza de la gravedad. ¿Cómo la entiende la ciencia desde Newton hasta Einstein, pasando por los intentos de descifrarla en la escala de la gravedad cuántica? ¿Cómo la retrata la literatura y el cine? ¿Qué reflexiones filosóficas nos despierta?
En este libro Gerardo Herrera nos habla de uno de los descubrimientos científicos más importantes de este siglo, la detección de las ondas gravitacionales, así como de los agujeros negros, a los que están íntimamente ligadas. Empezando con las ideas de Galileo y Newton, el libro nos guía hacia la relatividad de Einstein, la curvatura del espacio-tiempo, los agujeros negros y las ondas gravitacionales. El autor nos lleva después por el camino de las teorías de unificación que intentan reconciliar la visión de Einstein de la gravedad con la mecánica cuántica, y nos introduce a los conceptos de la teoría de cuerdas y la gravedad cuántica. Finalmente, Herrera explora la relación de nuestras modernas teorías físicas con el cine y la literatura, para concluir con una visión filosófica sobre la naturaleza del tiempo y el destino del Universo. Éste es sin duda un libro apasionante que nos habla de una de las grandes aventuras del pensamiento humano, que debe leer cualquiera que esté interesado en entender los últimos grandes avances de la física, la cosmología y la astrofísica.
Giorgio Agamben, La epidemia como política, Adriana Hidalgo, 12,50€
Los artículos reunidos en este libro son el resultado de las intervenciones del filósofo italiano en el debate internacional en torno a la crisis sanitaria mundial. Los 11 últimos artículos son inéditos y están incluidos en la edición ampliada en castellano que presentamos hoy, advirtiendo que se trata de un libro coyuntural que además de sus artículos incluye la respuesta a los críticos de sus posiciones respecto a las políticas en relación con la epidemia/pandemia.
Juan José Solozábal, La democracia en apuros, Minerva, 22€
La propuesta de este libro, que recoge las anotaciones de un constitucionalista durante los últimos tres años, es identificar, a medida que van surgiendo, los problemas de nuestro sistema democrático, con especial atención a sus manifestaciones territoriales o parlamentarias, proponer una determinada solución a los mismos, de acuerdo con una obligada óptica constitucional, y encuadrarlos en una referencia valorativa o ética política determinadas. Lo que va a encontrar el lector sobre estas cuestiones no es un análisis doctrinal académico al uso sino algunos apuntes sobre los episodios más llamativos o graves, acompañadas de una reflexión en torno al pensamiento político, representado por nombres señeros, la práctica jurisprudencial o la situación de los temas en el contexto comparado, preferentemente americano y europeo. Entender nuestra democracia en tiempos difíciles, en un contexto ideológico e histórico crítico, es el propósito que este libro, verdadero diario de ideas, pretende contribuir a conseguir.
Silvia Federici, Brujas, caza de brujas y mujeres, Tinta Limón, (PVP Consultar)
En este libro Silvia Federici repasa las tesis centrales de su ya clásico Calibán y la Bruja ante el recrudecimiento de la violencia contra las mujeres. Así como en el mundo colonial la caza de brujas fue la precondición para el despegue del capitalismo, en los últimos tiempos observamos la actualización de ese mecanismo en el contexto de un nuevo proceso de acumulación. El despojo y la privatización de tierras, la destrucción de las relaciones comunitarias y la intensificación de la explotación del cuerpo y el trabajo de las mujeres, son aspectos centrales de una recolonización política que busca entregar al capital el control total de la riqueza natural y del trabajo.
Miguel Serrano, La Antártica y otros mitos, Editorial EAS, 11,95€
«Quien abra este pequeño libro en busca de una descripción geográfica, de un dato científico o de una tesis de derecho internacional, no podrá menos de sufrir una decepción. No encontrará lo que busca. Quien lo reciba, en cambio, como el diario de viaje de un alma atormentada, que con la sensibilidad del artista revive la fantasmal belleza de un mundo abandonado, se sentirá sobrecogido por la emoción de la más pura poesía».
Mauro Giuseppe Lepori, San José, el eco del padre, Ediciones Encuentro, 10€
«Este mundo de huérfanos que vagan sin referencias es el que nos recuerda la urgencia de poder encontrar un padre humano que nos eduque en la filiación divina, un hombre que el Espíritu Santo ha vuelto capaz, en la obediencia silenciosa, de educar humanamente al Hijo de Dios».
Juan Manuel Aragüés y Luis Arenas (eds.), Marx contemporáneo, Plaza y Valdés, 18€
Si Marx hubiera habitado nuestro presente, hubiera perfilado sus textos en otras direcciones. Sin duda. El Marx del siglo XXI no sería el Marx del siglo XIX. Pero seguiría siendo Marx, es decir, una máquina crítica, comprometida en comprender su tiempo a través de conceptos y, como en toda teoría crítica, en poner ese conocimiento al servicio de la promesa de la emancipación del ser humano.
Fabrice Hadjadj, La fe de los demonios (o el ateísmo superado), Nuevo Inicio, 23€ (nueva edición)
Muchos cristianos piensan que sus enemigos más peligrosos están entre los libertinos y los lujuriosos, sin embargo, los demonios son ángeles e ignoran los placeres de la carne. Otros los buscarían entre los ateos o los agnósticos, pero los demonios creen, nos recuerda Santiago, y tiemblan. No hay un solo artículo de fe que no tengan por cierto. Quizás lo demoníaco no sea algo tan exterior como imaginamos. Este libro no es un tratado de demonología, sino una reflexión sobre la lógica del mal, un pequeño breviario de combate (y de vulnerabilidad), una lección de ka(ra)tecismo para, como dice San Pablo, aprender a “ejercer el pugilato, sin dar golpes en el vacío” (1 Cor 9, 26).
Fabrice Hadjadj,Ser padre con san José, Rialp, 19€
Ya es hora de desempolvar la imagen. Ya es hora de devolverle su figura humana, porque la santidad no nos aleja de la humanidad: nos compromete con ella. José ya no es un padre ideal: es un padre muy concreto, superado como todos los padres de este mundo por la vida que se entrega a través de él. Y al ser su hijo el Hijo de Dios, se ve aún más superado que todos nosotros. Él solo trata de hacerlo bien, pero nunca llega a estar a la altura (¿quién puede estar a la altura del Altísimo?). Esa limitación le obligará a confiarse siempre al Padre eterno.
En doce lecciones que combinan la exégesis bíblica y la experiencia familiar, Fabrice Hadjadj nos ofrece una breve guía, ágil, profunda y a la vez desenfadada, para nuestra época de catástrofes. Se propone dar respuesta a cuestiones prácticas del estilo «¿Cómo cortejar a la Santísima Virgen?» o «¿Cómo hacerse obedecer por Dios sin pegar gritos?». Confía en demostrar, a través de José, que tanto hoy como ayer y quizá hoy más que ayer la paternidad es la aventura más importante y decisiva.
Otras lecturas
Alfredo Tobía, La mirada ambulante, Los Aciertos, 21,50€
Persiguiendo un deseo del que probablemente ninguno de los dos era consciente hasta que fue formulado en voz alta, Ariel Rot y Alfredo Tobía hicieron el petate y se embarcaron en una aventura que los llevó a recorrer nuestro país durante tres años con la intención de «escucharlo». Y Tobía fue captando con su cámara a los personajes con los que compartieron momentos extraordinarios.
H. P. Lovecraft, El astronomicón, El Paseo, 20,95€
¿Puede la Luna ser alcanzada por el hombre? ¿Es Marte un mundo habitado? ¿Hay aún planetas por descubrir? ¿Existen extraños cuerpos en el espacio interestelar? En su intento por educar al público en los fundamentos de la astronomía, H. P. Lovecraft planteaba e intentaba abordar estas cuestiones tan provocativas y sugerentes hace ya más de un siglo. En realidad, el genio de la literatura fantástica luchaba por hacer atractiva la divulgación de su amada ciencia. Con ese empeño concibió este compendio de cosmografía en el que, con gran didactismo, Lovecraft nos habla del Sol, la Luna y los eclipses; de los planetas del sistema solar; de los asteroides, cometas, estrellas y constelaciones; también de sus insondables misterios, e incluso de los mejores telescopios y observatorios existentes. Este pequeño manual de astronomía para amateurs se lee hoy con un nuevo significado; a la luz de la influencia de estas aficiones científicas en su célebre «punto de vista cósmico» y en su ya imperecedera faceta como creador de mundos fantásticos.
La segunda parte de este volumen ofrece una formidable polémica epistolar y periodística, a ratos cómica y burlesca, sobre la eterna confrontación entre astronomía y astrología. Y lo hace mediante los escritos cruzados entre el propio Lovecraft y un astrólogo de Providence a finales del año 1914, con el trasfondo de los vaticinios en torno a la Primera Guerra Mundial. Emerge entonces una encendida defensa de la ciencia y de sus promesas para la humanidad.
Gloria G. Durán, Las sicalípticas, La Felguera, 24,90€
Cuando arrancó el siglo XX en España tuvimos que inventar un mundo, y con él nos tocó también inventar términos acordes con los cambios sociales, como la sicalipsis: ese batallón de damas galantes, las sicalípticas, diosas del placer y reinas de templos de varietés, teatros, teatruchos, tugurios, salones y music halls. Excéntricas y gozadoras a manos llenas de escándalos que dejarían a los futuristas como auténticos principiantes. Poetas de vaselinas lúbricas que anularían al mismísimo Tzara. Heroínas de la modernidad, diosas bastardas y eléctricas, toda una galaxia de perdición y cosmopolitismo castizo. Mujeres independientes, sindicalistas convencidas, bolcheviques temporales, políglotas intermitentes. Temidas como diablesas capaces de contagiar de independencia a todas las mujeres españolas, portadoras del virus de la perversión, de la fornicación y de la perdición del hombre.
La Chelito, la Fornarina, la Cachavera, Raquel Meller, la Polaire, la Bella Dorita, Yvette Guilbert, la Bella Otero, Adelita Lulú, Tórtola Valencia, la Goya, Amalia de Isaura y muchas otras transitan esta colosal e ilustradísima obra erudita, divertida y fascinante donde también circulan escritores indeseables, enemigos de los unamunos, demonios epilépticos, mujeres dandificadas, figuras de la bohemia, castizas chulescas, peinados cubistas, chulaponas con bastón y bastoneros con chichón, marqueses gangosos, diseñadores aniñados, altares laicos, noches eternas en zonas sin ley ni tiempo. Ellas, que dieron la batalla para transformar a esa España aún oscura, cambiarán nuestro país a ritmo de machicha, de cakewalk y de foxtrot. Protagonistas reales de nuestra historia cultural y anuladas en cualquier relato al uso por hacer esa cosa que llaman «baja cultura». Abrir cualquier revista o periódico de la Edad de Plata es encontrar a miles de mujeres que han desaparecido del relato oficial. Todas sicalípticas. ¡Gloria eterna a la sicalipsis!
Pedro Amorós, El tiempo detenido, Cuadernos del Laberinto, 16€
Pedro Amorós es un asiduo colaborador del diario La Opinión, de Murcia, concretamente del llamado «Grupo 30», formado por filósofos, literatos, historiadores…, es decir, por intelectuales que vierten su saber y su cultura en las columnas de este periódico. Este libro reúne veinticuatro ensayos e historias que Amorós ha escrito a lo largo del 2018 y 2019.
Todo un firmamento rico y complejo que nos hace transitar por la obra y los recovecos de personajes de la talla de Larra, Chéjov, Tiepolo, Ginzburg, Keynes, Zweig, Blas de Otero, Gaudí, Chirbes, Verne, Argullol, Gimferrer, Ferlosio, o Kurosawa, entre otros. Un mundo exquisito que muestra esos detalles insólitos y complejos que han hecho que todos ellos sean figuras claves del pensamiento y el arte.
Amorós es un crítico literario ecuánime y reconocido. Por eso, no es de extrañar que nos encontremos en este libro con una obra próxima y apasionante, que busca conectar al lector con los artistas y creadores imprescindibles de todas las épocas.
Gabriel Calvo Zarraute, De la crisis de fe a la descomposición de España, Homo Legens, 26€
Al autor de este libro le duele España y le duele, sobre todo, la Iglesia. La tesis principal es que las dos agonías están conectadas porque la fidelidad al cristianismo ha sido el hilo conductor de la historia de España. El tema de este libro es una crítica valiente y dolorida a la Iglesia por haber descuidado su misión primordial en este momento de autodestrucción. Cuando Occidente más necesitaba que le recordaran que este mundo no lo es todo, la Iglesia se rindió al mundo.