domingo, 13 julio, 2025

Cómo se quedan las cabezas tras la política

Si a ustedes les parece ya que la clase política no es que sea muy lúcida, imaginen qué pasa con todas estas personas cuando abandonan la esfera pública y el principal foco mediático. Escondidos en oscuras asociaciones, eso que en inglés califican de think tanks, reaparecen de vez en cuando para expresarse sobre alguna materia en la que tienen poca o ninguna idea. También sucede con los expresidentes del Gobierno y exministros. Ahí es cuando cualquiera de ustedes se pregunta cómo pudo llegar esta persona a ser un alto cargo público.

El ejemplo de hoy es Jaime Mayor Oreja. Un político de la vieja guardia pepera, de los duros que se suele decir, y que hoy está al frente de varios grupos de presión del mismo pelaje conservador tirando a parduzco. Esto último no es reprochable, dentro de la libertad de pensamiento caben todos los posibles pronunciamientos que estén argumentados con lógica y acercamiento a la verdad. Pero cuando se habla en público lo menos que se pide es que se hable con certezas y coherencia.

Ediciones Encuentro es una editorial fundamentada en el ámbito cristiano. Posee un catalogo de magníficos textos, algunos de ellos sumamente interesantes respecto a hacer pensar a quien los lee. Ya sean de historia, de filosofía, de ciencias sociales, cada año publican algunos libros muy buenos. En esta ocasión han publicado, como homenaje, un libro con textos de magníficos autores respecto a las dialécticas que estableció Joseph Ratzinger con el mundo de la filosofía. Significado en varios autores y que, probablemente como aventuró el editor, tenga continuación en breve. Uno de los intelectuales más brillantes del siglo XX merecía este reconocimiento.

En la presentación, además de una de las autoras (Marcela Jiménez) y el cardenal emérito Rouco Varela, vinculados al homenajeado por diversos motivos personales, intelectuales y eclesiásticos, se sumó Mayor Oreja. ¿Qué vínculos tenía con el fallecido pontífice? Más allá de alguna recepción con él no se conocen a nivel intelectual, personal o laboral. Igual por ser jefazo del grupo de presión NEOS y antiguo presidente de las juventudes de la Asociación Católica de Propagandistas; igual por católico; igual porque siempre atrae público, el caso es que allí estaba. Y tuvo que dejar “alguna perla intelectual” de esas que asustarían hasta a Chesterton.

Como han contado en El debate, único medio que se ha tomado la molestia en acudir a la presentación del magnífico libro (del que tendrán en breve reseña en estas páginas), el expolítico pepero comenzó alabando la grandeza intelectual de Ratzinger frente a un mundo que cada vez más expulsa lo religioso, mejor dicho, lo cristiano-católico de su espacio público. Ante esa expulsión se rebeló el fallecido pontífice como también lo hizo frente a esa posición modernista que enviaba al cristianismo al deísmo, a las catacumbas de lo irracional. Razón y fe estaban vinculadas.

Tras esto, que es bien conocido, el expolítico vasco comenzó a divagar y a exponer sus propias frustraciones o pulsiones ideológicas. Tras afirmar que el «marxismo cultural es la versión secularizada del mesianismo judío y la escatología cristiana» se debió quedar tan ancho. Lo primero que hay que decir que no existe, ni ha existido ningún marxismo cultural. Término que es un invento de fuerzas de extrema derecha para hablar de una conspiración judeomasónica que estaría apoyada en aspectos marxistas que acabarían con el sistema. Más allá de ese término, ¿era el marxismo mesiánico y escatológico? Sí, lo era. Como lo han sido todas las ideologías y doctrinas surgidas de la Ilustración. O ¿el liberalismo no ofrece un mesianismo y una escatología? Claro que lo hace mediante la ideología del progreso humano, económico y social.

Siguiendo con el tema del marxismo, que tiene a Mayor Oreja obsesionado, afirma lo siguiente: «Marx no reconoce la verdad; según Marx, el hombre crea la verdad». No reconoce el hecho religioso, sin duda, pero tampoco es que piense que es el ser humano el que crea la verdad, más bien pensaba que eran los sistemas económicos. De todas formas no sería un pensamiento propio de Marx sino de la Ilustración. Ahí tienen a Inmanuel Kant que sería el primero en que establecería algo similar. La razón pura y todo aquello.

Para rematar a Marx nada mejor que volver al marxismo cultural el cual «es [hoy] la suma de la supremacía del dinero, del relativismo y del positivismo jurídico». ¡Olé, olé! Así que el marxismo se ha unido al dinero, afirma el relativismo intelectual y moral y es culpable del positivismo jurídico. Cuidado que se le han achacado al marxismo cosas, pero esto es ya demasiado. Culpables del materialismo vale, pero del supremacismo del dinero, no. ¡Por favor! Cuidado que tenía entre los autores que dialogan en el libro a Vattimo (por aquello del relativismo), pues no, ha tenido que lanzarse contra el marxismo. No es que sea falso que existe una supremacía del dinero, relativismo y positivismo, esa parte es correcta, pero no tiene culpa de ello el marxismo. Entre otras cosas porque lleva décadas fenecido.

Podría haber leído la mejor reflexión de Ratzinger, siendo el prefecto de la Congregación (hoy Dicasterio) para la Doctrina de la Fe, sobre la Teología de la Liberación y tener más claro qué pensaban en el Vaticano sobre el tema. No les gustaba el marxismo pero no por las cuestiones que viene expresando. Todo ello no es más que producto de la propia Ilustración. El relativismo es mucho más liberal, o neoliberal, que marxista pero esto, evidentemente, no lo puede aceptar Mayor Oreja quien sigue peleando contra fantasmas. Lo mismo hacen otros dirigentes actuales del PP cuando invocan el peligro marxista o un “gobierno comunista”.

Al quedarse sin “enemigos” no queda otra que inventárselos trayéndolos del pasado. El problema es que no se sostiene intelectualmente. Algo, por cierto, que ya vislumbró el propio Ratzinger hace mucho tiempo y que se refleja en sus escritos desde finales del siglo XX y comienzos del XXI. Con haber leído algo al homenajeado habría visto que hasta aceptaban algunas proposiciones del socialismo, las más sociales y críticas con el capitalismo. La expulsión del corazón cristiano de Europa no es cosa del marxismo cultural sino de múltiples factores de los que los liberales europeos no son ajenos. El obispo emérito de Granada, monseñor Francisco Javier Martínez, lo explicaba muy bien al hablar de las dos caras o espíritus del liberalismo. Hay que prepararse más las charlas y no acudir a soltar las propias miserias personales.

Sánchez cambiará el Falcon por un A320neo

Ahora que algún medio de comunicación habla sobre un posible embargo del Falcon del Ejército del Aire que utiliza el presidente del Gobierno, fuentes cercanas a Moncloa confirman un gran cambio. Pedro Sánchez ha decidido cambiar el avión que usualmente utiliza para sus desplazamientos, aunque sea a casa de su suegro, por un avión más grande, el Airbus A320neo.

El cambio se produce por logística y ecología. Comenzando por lo segundo, el A320neo es mucho más sostenible que el viejo Falcon. Tiene menor contaminación combustible y acústica. Como medida de resiliencia del transporte presidencial, nada mejor que ajustar sus movimientos a la Agenda 2030. Dicen cerca de Moncloa que “es mucho mejor avanzar en términos ecológicos y que la ciudadanía entienda que este cambio representa un hito de la aviación gubernamental al utilizar un medio tan ecológico”.

El cambio logístico vendría por la mayor capacidad de la nueva aeronave. Casi quince metros más de largo que permitirán al presidente tener un despacho con sofá-cama donde trabajar en solitario. Podrá desplazar a buena parte de su equipo en una zona donde habrá mesas y asientos confortables. Al igual, aquellos medios de comunicación más cercanos a la presidencia o empresarios escogidos podrán volar junto al presidente en una zona apartada de la gubernamental en los viajes internacionales.

A imitación del Airforce One estadounidense, con este cambio Sánchez quiere dotar a la presidencia del Gobierno de un aura majestuosa. Un simbolismo donde el presidente del Gobierno de “todos los españoles” (recalcan cerca de Moncloa) muestre al mundo la potencialidad del país. Una forma de hacer publicidad gratuita de España. Por ello la nueva aeronave, que también estará integrada en el Ejército del Aire, estará pintada con los colores de la bandera de España.

Además, señalan las fuentes, se cambia de un producto plenamente francés por uno con calado europeo. Tras la presidencia de la UE quiere Sánchez mostrar al resto de países que su alma europeísta es enorme y que no es verdad que en sus seis meses no haya hecho nada como le reprochan. Hasta Alberto Núñez Feijoo ha dado su aprobación en la reunión mantenida el pasado viernes, en espera de poder utilizarlo él, se supone.

Un A320neo surcará los cielos del mundo con Sánchez en su interior y la bandera de España reluciendo al contacto directo de los rayos solares. Algo que gustará a la comunidad de paganos españoles. Y lo mejor de todo es que lo pagará con fondos europeos y no costará dinero a los bolsillos de los españoles su compra, porque su mantenimiento sí.

Que sí, que 14, pero esta no la tenéis

Tu equipo ha vencido y pleno de felicidad subes el resultado, o cualquier otro tipo de mensaje manifestando alegría y, sin saber cómo, aparece un cansino a recordarte que no se tienen que celebrar los partidos ganados. Si tú eres del Atleti esto te ocurrirá en cada partido. Siempre está a la que salta ese cansino, ese Isidoro, ese tipejo que se harta a tamales en una aldea perdida de la amazonia colombiana, ese muchacho con problemas de relaciones sociales a decirte que no, que no debes celebrar nada y que él tiene 14.

¿Catorce qué?, se preguntarán ustedes. Pues 14 Champions. En realidad él no tiene nada. En muchas ocasiones no tiene ni para comer. Inteligencia ninguna. Pero cree tener 14 Champions. Son “los tontos las Champions”. Toda su vida gira alrededor de eso. Los tienen en la calle, en la empresa o en los medios de comunicación. Lo que se conoce como roncerismo inilustrado. Amargados de la vida que no saben disfrutar con el aleteo de un colibrí, con la mirada sorprendida de un niño, ni con una victoria de tu equipo de fútbol tras un gran esfuerzo. Si no hay Champions, no se puede celebrar…

…salvo el Real Madrid. Que puede celebrar todo lo que quiera porque lo dicen el Marca, el As, o los Teleñecos de la Noche. Los que han ganado todo pueden celebrar lo que sea. Un momento. ¿Todo? ¡Ejem! Parece que existe un pequeño error en eso. El FC Barcelona sí ha ganado todo pero el equipo blanco no. Tiene Ligas, Copas, Supercopas, Champions, Europa Leagues, Recopas… ¡Ah no! ¡Que Recopas no tiene ni una! El antiguo segundo máximo campeonato europeo no lo han conseguido nunca. Ni una vez. Nada. Cero. No saben lo que es.

Un trofeo que el Barça, el Bayern, el Chelsea, el City, el United, la Juve, el Atlético de Madrid, el Valencia, el Zaragoza y hasta el PSG sí tienen. Y no porque, como podría pasar con la Conference League, no lo hayan jugado. Lo han jugado y hasta han llegado a dos finales donde palmaron. Este trofeo no existe en su memoria porque ni lo han olido. No saben qué se siente al celebrar su consecución. Jamás han jugado la Supercopa por haberlo ganado. Por tanto, no han ganado todo.

Nada mejor que recordárselo de vez en cuando para que bajen de la nube. Siendo “los tontos las Champions” va a ser difícil, pero igual aprenden a no meterse donde nadie les ha llamado. Miles de millones de aficionados al fútbol celebran y disfrutan de sus equipos. Esos que no son el Real Madrid. Aunque sea inconcebible para sus cerebros monofásicos. A disfrutar de los 1.000 millones de más que os ha clavado Florentino Pérez por el Bernabéu. Si no fuera por la mala envidia de ver el Metropolitano, ni un euro hubiese gastado. Pero le puede la envidia. Le jode que todo el mundo no sea de su equipo y eso lo transmite a Isidoro, a Toñín y al rayas.

Caudillo Francisco

Está la feligresía católica rebuscando en los textos de Hans Küng, Lord Acton y cualquiera que haya hablado sobre la infalibilidad papal. Sobre herejía, cisma y apostasía también, aunque los menos. La declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Fiducia supplicans ha alterado al apacentado rebaño de Jesucristo, justo cuando se celebra y simboliza su natalicio. ¿Cómo puede actuar contra la doctrina en la bendición de pecadores que están orgullosos de serlo?

Obispos de todo el mundo se han manifestado tanto a favor (especialmente los macarrista estadounidenses y buena parte del episcopado alemán) como en contra (no solo los “tradis”). El ofrecimiento de las bendiciones pastorales que ha propuesto para las parejas irregulares (muy en concreto las del mismo sexo) supone un desafío teológico y doctrinal enorme. Más allá de la cuestión política que existe detrás de todo ello, con la presencia de potentes grupos de presión detrás como ya se contó, la teológica y la eclesiológica no son sencillas de analizar.

Teológicamente es evidente que las bendiciones pastorales han existido siempre y tienen fundamento evangélico. Como hace la declaración, se recuerda la bendición del propio Jesucristo a la mujer adúltera. Bendecir a una persona y no a su pecado era algo que ya existía en el seno de la Iglesia, pero siempre de manera individual y en aras a la conversión o rectificación de la acción o acciones pecaminosas. En la declaración todo el tema del pecado está ausente y han sido los propios obispos en sus cartas apostólicas los que han tenido a bien recordarlo.

Bendecir a una pareja en pecado ¿les acercará a la Iglesia?, ¿corregirán su actitud, que para la Iglesia no ha cambiado?, ¿se acercarán a la Iglesia o será postureo? Todas estas cuestiones no se han resuelto, entre otras cosas porque el cardenal Víctor Manuel “Tucho” Fernández sigue cantinfleando en sus escritos. Lo mismo dice una cosa que dice otra o ninguna a la vez. Un recurso muy jesuítico para no pillarse los dedos y que cada cual haga de su capa un sayo. Al final, después de llegar casi a la apostasía, que decida cada sacerdote lo que quiere hacer.

El papa Francisco I ha hablado de que con estas bendiciones, que no cambian la doctrina, lo único que se pretende es acercar a más personas a la Iglesia. Ser más misericordiosos. Más caritativos. Más comprensivos con la humanidad. Algo que tienen casi todos los curas, salvo los más asalvajados, claro. No hay ninguno que se niegue a acompañar fidelísimamente a cualquier persona si así lo necesitan. Incluso la confesión, un sacramento olvidado por este papado, y la absolución de los pecados es posible. Siempre y cuando haya verdadera aceptación de lo que supone ser católico en todos los aspectos vitales. Alguno hará la gracia de decir que el clero está lleno de homosexuales pero calla cuando los porcentajes de tíos, padres, abuelos, primos o profesores laicos abusadores es cuatro veces mayor.

El romano pontífice, con su Iglesia en misión o tienda de campaña, está intentando que no se le vacíen las iglesias o los seminarios y agrandar la comunidad de fieles. El problema es que la está llevando a la mundanización. Ya se expresó contra la misa tradicional; a las asociaciones católicas les metió mano (especialmente a Opus Dei, Focolares y Comunión y Liberación); alaba a la Pachamama; convoca un Sínodo de la Sinodalidad donde los laicos son “especialmente” elegidos; cierra seminarios; purga a cardenales y obispos que discrepan de sus posturas, señalando a los discrepantes como rígidos y acostumbrados (él es enamorado, por cierto); y se toma la infalibilidad papal como si todo lo que se le ocurriera a su mente (enferma, de verdad no como insulto) tuviese que ser acogido como doctrina.

Realmente, habiendo asumido a la perfección la escuela sudamericana política, se comporta como un Caudillo. No hay mucha diferencia con el peronismo o con Milei, por ejemplo. Se actúa y se hace lo que él dice. Se resguarda en la infalibilidad papal, pero olvida que no es sino en comunión con el resto de apóstoles (los demás cardenales y obispos) que la organización puede funcionar. Los fieles, después de tanto como ha hablado de incluirlos en las cosas de la Iglesia para evitar el clericalismo, no son nada. Deben acatar, como la curia y el clero, y seguir al sucesor de Pedro.

San Pablo se atrevió a corregir a san Pedro (son conocidas sus disputas) ¿por qué Burke no va a poder hacerlo? Juan Pablo II o Benedicto XVI tuvieron sus críticos y debatieron con lealtad y aceptación (excepto cuando era antidoctrinal, donde se tenía paciencia). El Caudillo argentino, empero, no debate. Si acaso hace como que debate para mantener su posición inamovible (¿de qué han servido las dubia cardenalicias?). No es solo que se haga lo que él quiere sino que se instaura un sistema totalitario, influido supuestamente por el Paráclito, donde al discrepante se le purga, se le excluye, se le oculta.

¿A tanto llega la infalibilidad papal? ¿Dónde dice que para todo tenga la respuesta correcta (especialmente para cuestiones mundanas)? Pese a invocar la democratización de la Iglesia (en el Sínodo de la Sinodalidad), ¿por qué sigue actuando como un monarca absolutista o un caudillo peronista? Aquí es donde la mayoría de fieles y, especialmente, los sacerdotes de toda condición comienzan a cuestionar la infalibilidad papal. Quienes no son católicos y les importa (¿se puede decir mierda?) una higa la Iglesia, todo es bello e incluso disfrutan del hundimiento que está provocando Francisco. Como advirtiera Joseph Ratzinger en su Introducción al cristianismo al final esto llevará a pequeñas comunidades de fieles, como los primeros cristianos, donde volverá a resplandecer la fe y la verdad de manera profunda. Mientras hay que aguantar al caudillo de turno.

Así lleva la casta a la ruina a un país

Hoy, mientras ustedes estén comiendo con familiares y/o amigos para celebrar la Navidad, habrá en algunos lugares del mundo personas que se feliciten como llevan haciendo desde que iban al colegio juntos. Incluso es posible que coman juntos en una gran hacienda a las afueras de Londres y eso que, tan solo hace dos o tres días, estuvieron tomando un jerez en el gobierno británico, en la Cámara de los Comunes o la de los Lores. Es la casta política británica torie que de forma tan magnífica expone Simon Kuper en su libro Amigocracia (Capitán Swing).

Cuando hace unos días la mayoría de las personas se sorprendía al haber sido nombrado ministro de Asuntos Exteriores el ex-premier británico, David Cameron, la realidad es que no era más que pedir a un amigo, a un oxoniense (Universidad de Oxford), a un igual de la clase dominante, que echase una mano. Nada mejor para el primer ministro actual, Rishi Sunak, que alguien de su casi misma estirpe sociológica. Lo mismo que sucedió unas décadas antes y es lo que se cuenta en el libro.

¿Cómo pudo Gran Bretaña llegar al Brexit y a la crisis política que les persigue? ¿Cómo un grupo de incompetentes se pudo hacer con el control del país? En el libro de Kuper están algunas de las claves. Se centra mayormente en las peripecias de Boris Johnson. El más estrambótico e incapaz de todo el grupo de amigos-enemigos. Un tipo que se ha valido de las clases de dialéctica que aprendió en exquisito y elitista Eton tanto para sacar su grado en Oxford como llegar a la cima del poder político británico. No hay nada más detrás, salvo su linaje y sus contactos. Un fiel reflejo de la clase dominante actual. Muy hábil con el lenguaje pero con muy pocos hechos prácticos y positivos en sus mochilas: «La gran inteligencia verbal de Johnson lo había absuelto de tener que desarrollar inteligencia analítica», dice Kuper. Siempre son otros los que les sacan las castañas del fuego.

Un grupo de oxonienses y etonianos se hicieron con el poder político porque, al fin y al cabo pensaban y piensan, estaban destinados a ello. Es lo propio de su clase el mandar, el dirigir, el estar por encima del bien y del mal. «Las reglas y las leyes son para los demás no para las gentes de clase alta» es el pensamiento de estas gentes que controlaron y controlan la política británica.

Johnson, Cameron Jacob Rees-Moog, Jeremy Hunt, Dan Hannan, Michael Gove y tantos otros nombres aparecen durante la narración del libro. Todos ellos han tenido que ver en el desastre de gestión que ha vivido Gran Bretaña. Kuper hace una radiografía excelente de sus carreras desde su llegada a Oxford y cómo ya se veían así mismos como “destinados” al poder. El problema es que el laborismo era tan thatcherista que no tenían posibilidades de hacerse hueco hasta que descubrieron el Brexit.

Cameron tuvo la suerte de enfrentar a lo más arcaico del laborismo y ya avisó que lo suyo sería susto o muerte con el referéndum escocés, El grupo de Oxford, desde las tribunas periodísticas que poseían; desde los grupos de presión financiados por Soros; o por convencimiento propio, acabaron presionando para el referéndum del Brexit. En el mismo, pese a que Cameron pensaba que vencería el no y por eso se relajó, los demás miembros del grupo se lanzaron a la mentira (expusieron que se acabaría la llegada de inmigración y nada más vencer el no se desdijeron, un Sánchez avant la lettre), a las expresiones demagógicas que una buena formación verbal les permitía y… se encontraron con el Brexit en las narices.

Un Brexit que, además, pensaban no sería tan duro como amenazaban desde Bruselas. Y sí, el Brexit fue duro y cortante. Pensaban estos muchachotes que la UE se bajaría los pantalones porque, piensan ellos siendo la clase dominante británica, Gran Bretaña es la madre de todas las cosas. De repente se vieron ante una situación incontrolable y con una grupo de perfectos incapaces al frente. Porque, lo que demuestra Kuper, es que todos ellos son perfectamente incapaces para lo que es la gestión pública.

La sucesión de unos y otros en el cargo de premier no mejoraría las cosas. Muchas risas con Johnson pero acabó en la calle por pensar que las leyes no aplican a los de su clase. Algo venía cambiando en el mundo y estos tipos ni se habían enterado. Seguían viviendo en su mundo de un Oxford ya desaparecido donde con buenas palabras se sacaban las carreras y se podía ser profesor sin un doctorado detrás. Bastaba un poco de jerez y hacer contactos. Todo esto y mucho más lo encontrarán en el maravilloso libro que les presentamos hoy.

El progreso no es lo que era

Ahora que está de moda ser progresista, antes que otra calificación, no viene mal atender a lo que ha significado la idea de progreso en la historia y hacer una comparación. No es lo que ha hecho Alberto J. Ribes en su reciente libro Luz, terror, esperanza. La idea de progreso (1800-1968). Desde una perspectiva sociológica, aunque sin dejar de mirar a otras ramas del conocimiento, el autor va desentrañando lo que supone la idea de progreso con un freno, por así llamarlo, datado en la revolución social de 1968. Posteriormente a esa fecha entraría en acción la llamada modernidad líquida que nada tiene que ver con la modernidad pesada propia del progreso.

Dice Anthony Giddens en Consecuencias de la modernidad (Alianza Editorial) que en realidad lo que hoy vivimos no es postmoderno, líquido o como quieran llamarlo sino una aceleración del tiempo propio de la modernidad. La modernidad en su eje temporal se ha ido acelerando por lo que el cambio social, tecnológico (acumulación de conocimientos) y político acaba siendo presa de ello. Ribes en su texto, al contrario que Giddens, no acelera el análisis sino que se detiene minuciosamente en desentrañar lo que ha supuesto el progreso como idea ilustrada.

El sueño del progreso fue «que el poder se tornara democrático y plural; atentaba, pues, contra el orden establecido y prometía modificarlo todo para siempre, y soñaba con un futuro esperanzador, justo libre, pleno de solidaridad y de responsabilidad hacia los otros». Por el camino, como es evidente algo salió mal. En primer lugar, algo que es evidente en estos tiempos, es la fetichización del progreso. Ese pensar que con invocar la palabra ya valía, mientras la actitud crítica propia del mismo se iba desvaneciendo, a la par que vida digna y feliz que se prometía no aparece por ningún sitio.

Los primero problemas del progreso fueron el exceso de presión sobre las personas. Una presión institucional que parecía querer controlar hasta el último milímetro de capacidad humana. Curiosamente tanto Saint Simon como Comte no pretendían eso, pero de su pensamiento sí que se desarrolló algo parecido por otras manos. Entre otras cosas porque el progreso humano, como tal y dejado a su albur, no estaba proveyendo ni mejoras sociales, ni humanas sino todo lo contrario. Estaba claro que no se podía quedar mirando a ver cómo el progreso avanzaba. De aquí resultaron las experiencias socialdemócratas o conservadoras de apoyo social.

Hegel afirmó que la capacidad humana para hacer distinciones es infinita. Así lo han pensado los últimos hijos de la escuela de Frankfurt que están centrados en el hegelianismo de la distinción. Pero lo que Ribes pretende al introducir la heterogeneidad es comprobar cómo la tensión con la homogeneidad propicia una serie de nuevas vías, las cuales acaban en el exterminio de los otros. La homogeneidad, bien dice, es «un constructo humano». No existe en sí. Los distintos grupos sociales aparecen desaparecen o se modifican pero siempre en la heterogeneidad. Una heterogeneidad que tampoco hay que reificar. El daño moderno fue que lo homogéneo/heterogéneo acabó en el terror irracional.

Paradójicamente el progreso que se presentaba como el campeón de lo racional, la posibilidad de que la mente humana y los datos recopilados sirviesen para la mejora constante de la vida de los seres, acabó en lo más irracional. Como recuerda el autor, ya los análisis de la primera escuela frankfurtiana iban por ese camino de asombrarse de lo irracional que podía llegar a ser la razón instrumental. Por tanto, advierte Ribes, el progreso no ha sido lo prometido pero cabe lugar a un rayo de esperanza. Mucho más en estos tiempos emotivistas e irracionales.

Liberarse del tiempo y el espacio es un último reto. Negar la facticidad del futuro conduce, paradójicamente, a «la búsqueda del refugio en entidades mítico-comunitarias basadas en pasados imaginarios, el refugio en la clase social [esto un poco menos], en la identidad, en el Estado-nación o incluso en el pasado premoderno». Sin embargo, moderno o postmoderno, lo que no vienen a decir los hechos es que hay límites, o eso es lo que nos ha dejado la lectura del texto. En un momento dado surgió la reflexión siguiente, ¿no es el fracaso del Concorde o los vuelos espaciales de Elon Musk un aviso sobre los límites de lo moderno? Lo mismo se puede decir sobre la Inteligencia Artificial o los cíborgs.

Ribes permite que se pueda reflexionar sobre lo que sucede en nuestro tiempo, especialmente, porque nos cuenta los bueno y lo malo del progreso como idea. Si se cae en el “absoluto” en pensar que existe alguna perfección humana en la Tierra se acaba mal. El cambio siempre va a estar ahí, es propio de la condición humana y frente a él se alzará lo absoluto. La vida como una película frente a la vida como una fotografía, en hábil metáfora del autor. Una película o una buena novela, de esas que utiliza Ribes para ilustrar, mejor que un tratado sesudo, lo que ha significado el progreso. Una vez lean el texto posiblemente podrán descubrir añagazas y demagogias varias en los casos concretos, pero cabe, junto al autor, esperar algo mejor:

«La única actitud posible ahora […]: desde el escepticismo y la desconfianza; desde la atención constante a los errores cometidos en el pasado; desde la necesidad de asumir que si no se proyecta y realiza entre todos, lo que significa alejarse lo más posible de los líderes carismáticos y de las ideologías dogmáticas y los planteamientos esencialistas, si no se sitúa en primer plano la solidaridad y no se incluye algo que ya es irrenunciable para los individuos actuales […] como es la consideración sagrada de los individuos, si no se incluye, además, que el dolor de los otros es también sagrado, lo más probable es que el proyecto acabe nuevamente en desgracias». Todo ello sabiendo que habrá errores que corregir, pararse y pensar/analizar.

Hablemos sobre quién mato a quién

En la película de Monty Python El rey Arturo y los caballeros de la mesa cuadrada, John Cleese, en su papel de sir Lancelot, pensando que había un princesa secuestrada entra en un castillo provocando una matanza enorme. Una vez pasada la confusión inicial, supuestamente muerto el novio, asesinado el padre de la novia y adoptada ésta, además viendo que podía sacar partido, el señor del Castillo en el Pantano, Michael Palin, expresa «¿para qué vamos a habla de quién mató a quién?». Sin embargo, en el libro que hoy les presentamos sí se habla de quién mató a quién, con profusión de detalles.

El profesor Alejandro Rodríguez de la Peña, historiador medievalista principalmente, vuelve a exponer la violencia humana, o como dice en el texto «la violencia y el sadismo estructurales son ubicuos en la historia humana». El viejo lema de Jean Jacques Rousseau sobre la bondad del ser humano queda pisoteado por los hechos históricos que se presentan en Iniquidad. El nacimiento del Estado y la crueldad social en las primeras civilizaciones (Rialp), recientemente publicado. Un terrible recorrido por la historia premoderna, con un gran detalle en las culturas orientales, donde se muestra que si algo hemos sido los seres humanos es crueles, sádicos y salvajes.

El porqué lo quiere encontrar el autor en la propia naturaleza humana. Cuando en el Antiguo Testamento se cae en el pecado (mitologema de la imperfección humana) y Caín mata a Abel, se está representando lo que eran los seres humanos dejados a su libre albedrío. En estas épocas navideñas, en las que tanto gusta a algunos felicitar el solsticio de invierno, el libro les vendría bien para observar que esa cultura pagana solía, en mano de los druidas (que no son como Panoramix), ofrecían sacrificios humanos a los dioses. Como algo se ha avanzado no cabe pedir a estas gentes que sacrifiquen a algún neonato o una virgen, pero sí que se informen gracias a libros como el de Rodríguez de la Peña.

Durante bastante tiempo los estudios sobre las “sociedades” primitivas se centraban más en aspectos culturales, a día de hoy ya se atreven a historiar las “salvajadas”, nunca mejor dicho, que esas culturas llevaban a cabo. Como también se tienen en cuenta los aspectos más tétricos y totalitarios de otras culturas, supuestamente, más avanzadas. Toda cultura primitiva se basaba, cuenta el autor, en un identitarismo y una totalidad unitaria por lo que el Otro siempre era alguien a evitar o a aniquilar.

Las respuestas sangrientas que cuenta el profesor Rodríguez de la Peña en el libro son la muestra de la negación de esa otredad. Cuando los sumerios aniquilaban y devastaban ciudades; cuando los griegos violaban y asesinaban a mujeres y niños en sus guerras de conquista; cuando el caballo de Atila (muy buena esta parte del libro) no dejaba que creciese la hierba; cuando se echaba sal a los campos… la iniquidad humana estaba patente.

No se puede negar que hemos sido muy salvajes… y en buena medida lo seguimos siendo pero el Estado (y cierto avance cultural) nos lo impiden. En cierto modo tiene razón el autor al afirmar que la civilización lo que hizo fue sofisticar la crueldad. Auschwitz, el Gulag, el genocidio belga en el Congo y tantas otras matanzas son el recuerdo de esa naturaleza humana.

Si ustedes tienen a bien leer el texto que aquí presentamos seguramente sonrían ante ciertas propuestas un tanto extemporáneas que suelen producirse en la sociopolítica española. Cuando refieren la esencialidad nacional a vándalos, alanos y godos, obvian que esos pueblos invasores eran bastante crueles. No sería hasta su adopción del cristianismo cuando comenzaron a pacificarse. Las gentes de aquellos años temía que llegasen estos pueblos o los vikingos pues sabían que serían pasto, en caso de derrota, de una carnicería sin igual en la historia.

Un muy buen libro que, a pesar de parecer bastante pesimista, acaba con cierta esperanza hacia el futuro. Una esperanza condicionada a la extensión de la fuerza del alma, lo que Simone Weil calificó de gracia, nos recuerda el autor. Se necesita de una espiritualidad que vea como algo sagrado al otro, principalmente la sacralidad de la vida humana. Los derechos humanos secularizados no impidieron Auschwitz por eso, dice Rodríguez de la Peña, es necesaria «la compasión para luchar contra la tendencia a la iniquidad en el ser humano».

La Superliga va a quedar como la reforma del Bernabéu

¿Han visto la chapuza de reforma del Santiago Bernabéu? Pues será una obra de arte comparada con lo que va a ser la Superliga. La cuestión previa que ha resuelto el TJUE no ha supuesto nada que no se supiera ya. Al menos que no supieran quienes tienen la amabilidad de leer estas páginas. Se advirtió que se diría que, dentro de los límites de la Unión Europea, se permitiría la creación de la Superliga. Cualquiera podía saberlo pues es cierto que existe un monopolio deportivo. Como se podrían crear ligas alternativas en cada uno de los países de la UE, o Copas, o Superleches. Todo lo que quieran.

En España hubo una “NBA” que se plantó ante la ACB. Se quejó la patronal del baloncesto y la FIBA, pero les advirtieron que no era ilegal. Aquello, sin dinero detrás, fracasó, pero poder se podía. Ahora bien, lo que expresa la cuestión previa afecta a la Unión Europea solamente y para competiciones que nada tengan que ver con las realizadas y gestionadas por FIFA, UEFA y asociados (RFEF y La Liga). No se puede amenazar o sancionar previamente a los equipos que quieran organizar la competición, pero una vez puesta en marcha ¿pueden ser excluidos de las competiciones UEFA? Pues cabe esa posibilidad como recoge el Tribunal En el caso de Gran Bretaña, esencialmente la Premier, no son UE y caen fuera de lo dicho por el TJUE. Además, se está legislando contra campeonatos como la Superliga.

Javier Tebas, con su habitual socarronería, ha dicho que se juega 1.000 cenas a que no habrá Superliga. La prensa nacionalmadridista le ha estado atacando y vilipendiando, pero hasta el momento le ha ganado todos los juicios al ser superior. Algo sabrá del tema. Por si fuera poco ha avanzado que se tomarán las medidas oportunas. ¿Podría dejar fuera de La Liga a Real Madrid y FC Barcelona? Podría pues la sentencia no dice nada en contra y están en una competición UEFA. Seguramente no lo hará porque existen otras cuestiones pero poder podría. Como no lo harán otras competiciones (aunque la Federación Italiana ha avisado que eliminarán del Calcio a quien se apunte).

Todo esto son cosas jurídicas enrevesadas y que, al aficionado de a pie, le importan entre cero y nada. Lo importante es saber con quién cuenta la Superliga para lograr llevarla a cabo. Hasta el momento con los equipos ingleses no (salvo que abandonen la Premier) y son un buen atractivo publicitario allende las fronteras europeas. Con los equipos alemanes parece que tampoco (si no están Bayern, Borusia y Leipzig, poco más hay que rascar). EL PSG dice que no. En España, salvo el Barça de Joan Laporta (¿dónde queda el madridismo sociológico?), ninguno. En Italia el Nápoles y la Juve. En el resto de países igual rascan a alguno. ¿Llegarían a juntar 16 equipos? No.

El invento de que se verá gratis para todo el mundo (mediante una aplicación informática) está bien para captar ingenuos, pero no se lo creen ni ellos, ni nadie con dos dedos de cerebro. ¿va a vender una Superliga Florentino Pérez sin los equipos que más tirón tienen en Europa y fuera de ella? Igual se ha creído de verdad que con el nombre del Real Madrid van a llegar lo millones como el maná del desierto. Y los ejecutivos de fondos de inversión pueden no saber de fútbol, pero imbéciles no son. No van a poner dinero para tener un Clásico permanente.

Mientras Pérez, que está perdiendo facultades de negocio, estaba con su rollo de la Superliga e intentando convencer a Mbappé, el resto de equipos en la ECA se pusieron manos a la obra para mejorar el sistema de ingresos y derechos de televisión. Como buen soberbio que es, en esto supera a Pedro Sánchez, ha debido pensar que todos se postrarían a sus pies al ver la cantidad de millones que dice tener preparados. ¿Dónde están los millones? El fondo CVC le abandonó hace tiempo y parece que solo le queda Morgan Stanley y algún otro. Los equipos UEFA tienen otros fondos con muchísimos millones detrás (arábigos y estadounidenses). Por dinero no va a ser.

Entonces ¿qué va a pasar? Por mucho que la prensa mamadora del régimen hable maravillas (se supone que sus dos equipos son los que se vana forrar y al resto que les den), la realidad es que la Superliga, más allá de lo jurídico, está muerta antes de nacer. ¿Bajo qué reglas se regirán los partidos y quiénes arbitrarán? Porque los árbitros y las reglas sí son FIFA/UEFA y podrían demandarles. ¿Quiénes controlarán la competición de forma imparcial? ¿Alguien se piensa que todos van a ceder el control de algo a un ser tan siniestro como Pérez?

Al igual que el Bernabéu iba a costar 500 millones y ya va por 1.500, lo mismo con la Supercopa. En cuanto Florentino no cuenta con la salvaguarda de jueces o políticos, todas sus operaciones son una verdadera chapuza. Un estadio que no quiere que se fotografíe de noche para que no se le vean las costuras y una Superliga que será gratis porque nadie participará. Faltaría que se atreviesen los poderes públicos y federativos españoles a sancionar cuando toque. Cuando quiera llegar a un acuerdo con UEFA el resto de equipos habrán trincado su parte y llorará Pérez, como llora cuando los árbitros aplican el reglamento. ¡Mira! Ya va a tener la posibilidad de inventarse un reglamento donde siempre salga beneficiado.

La UE corta las alas al Gobierno

¡Ya está aquí! Hace menos de un año se advertía en estas mismas páginas que los hombres de negro de la Unión Europea avisaban al Gobierno español sobre la contención del déficit y el crecimiento de la deuda. Hoy ya han llegado las tijeras a la UE. El Banco Central se ha hartado de imprimir billetes para solventar la crisis de la pandemia y ha llegado al tope. Con una inflación muy alta en todos los países (especialmente en los productos básicos que rondan la media 8%) y una transición ecológica industrial por desarrollar, los recortes se hacen más necesarios que nunca.

España tiene una deuda mayor que hace un año, casi doscientos mil millones más, y esos 1,6 billones de euros deben ser reducidos con urgencia. Así lo han manifestado los ministros de Economía de los países miembros de la UE. Vuelta a las reglas fiscales, reducción del déficit y la deuda para asegurar una estabilidad que anime a los inversores. En España, especialmente, las inversiones productivas estaban congeladas. Ahora falta que el Banco Central comience a bajar los tipos de interés. Es un paquete completo que debe ajustarse en todas sus piezas. Reducir deuda y déficit para bajar tipos, que se estabilice o descienda la inflación y aumentar inversiones que generen realmente mejoras en la producción y la productividad.

¿Cómo afectará esto a las políticas del Gobierno? En principio se acabó el gasto excesivo y de carácter puramente electoralista. Cualquier promesa, que hayan hecho o hagan, que tenga un traslado a los presupuestos será baldía. Pueden prometer doscientos mil millones para sanidad pero no podrán gastarlos. Salvo que los quiten de otro sitio. Sabiendo que hay un gasto constante en la Administración General del Estado de 275 mil millones, lo normal es que se recorte de otros sitios. Lo mismo sucederá con las administraciones autonómicas y locales.

Pedro Sánchez anunció las últimas semanas un nuevo plan de inversiones y de gasto público que queda en papel mojado tras la nueva política de la UE. Cuando Yolanda Díaz se vanagloriaba de aumentar el dinero destinado a las políticas sociales (aumentar, por ejemplo, el dinero para Dependencia) o estaba mintiendo (esto no es de un día àra otro), o no se ha enterado de nada en el Consejo de Ministros. Hay que meter la tijera y bastante. Desde que Sánchez llegó al Gobierno el gasto público ha aumentado en casi 150.000 millones de euros (675 mil millones) y ahora toca bajarlo.

Se acabó disparar con pólvora del rey. Los fondos de la UE seguirán llegando sin contar como deuda o déficit, pero son fondos finalistas, para situaciones concretas y no se pueden destinar a otra cosa. Habrá que reducir la deuda en casi 500.000 millones de euros en los próximos cuatro años. A la par no se podrá gastar más de lo ingresado. Y tampoco se puede aumentar la presión fiscal, como hasta el momento, en la clase media y la clase trabajadora porque ya están ahogadas. Un dilema que obvian desde el Gobierno pero del que informan desde Bruselas.

Cualquier propuesta de gasto público será, en buena medida, mentira, fuegos de artificio, electoralismo… Y esto vale para los supuestos dineros que se quieren mover hacia las comunidades autónomas con partidos secesionistas/independentistas que tienen cogido a Sánchez por las gónadas. Cataluña tiene que reducir su deuda galopante igual que el resto. No. Igual no. Con mayor prontitud pese a que parte de su deuda pase a las cuentas de la administración central. Además, nada de enviar dinero, ni inversiones raras. Esto provocará problemas en el Gobierno central o con las otras comunidades que serán las grandes damnificadas con la pérdida de dineros que, igual, sí son productivo y necesarios.

¿Por qué no pierde apoyos Pedro Sánchez?

La últimas encuestas muestran un alza del PP en detrimento de Vox. Lo normal. Lo que viene siendo preparado por los medios de comunicación y empresarios afines. El problema, para esos medios afines, es que Pedro Sánchez no pierde apoyos. Sigue en sus 120 diputados, arriba-abajo, sin inmutarse. Esto saca de quicio a los “analistas” pues no llegan a entender el porqué de tal situación. Con lo mal que lo está haciendo el presidente del Gobierno ¿cómo es que no le abandonan en el voto?

Aquí vienen las explicaciones tontas y sesudas. Es que están adoctrinados, dicen unos. Es que tiene el control de la mayoría de medios, dicen otros. Es que los españoles son imbéciles, esto lo suelen decir los girauters y demás gañanes. Y no. El problema, tal vez, no esté ahí. Por supuesto que existen personas que son de un partido y no piensan para votar. Los hay del PSOE y del PP. Por tanto, empate. El Gobierno no tiene el control de la mayoría de medios, bien al contrario, lo tiene la derecha. Así que deberían analizar en qué están fallando. Y no, los españoles no son imbéciles. El problema es que al otro lado hay la misma mierda que puede haber en el Gobierno.

Ejemplos. A Sánchez se le critica por el uso y abuso del Falcon. Una buena postura si no fuera porque esos mismos que se escandalizan del gasto callaron cuando el padre de un tal M. Rajoy fue atendido, cuidado y alimentado por servicios sanitarios pagados por todos los españoles. En ese tiempo ni Rubido, ni Inda, ni ningún otro dijo nada. Como tampoco decían el uso y abuso de lo público que hubo en ese mandato, por no remontarse a los tiempos de José María Aznar. Si se ejerce el periodismo o se dice que se es columnista independiente lo normal es señalar la mierda en uno u otro lado. No lo hacen.

Es que Sánchez coloca a gente del PSOE en los cargos públicos. ¡Aaaahhhh, está colonizando el Estado! El PP ha colocado y coloca en sus CCAA y ayuntamientos a premios Nobel. Ya. Sobre los jueces amigos mejor no hablar. En ese momento no hay ni dictadura, ni asalto al Estado. Ni nada. Es más perfecto que el libro de Montesquieu. Ya. Y, por supuesto, todos los cargos del PP son genios y no viven de la política. Ya. Con pensar que los españoles son imbéciles parece que los argumentos que son críticos para unos, no lo son para otros.

En un Estado de partidos al final las organizaciones políticas acaban repartiendo canonjías y prebendas entre los suyos. Incluso los que dicen que van a cambiar todo son los primeros en apuntarse al reparto de lo que les toque. Y da igual que sean hermanos, primos, maridos (como con Esperanza Aguirre) o colegas del instituto. En la izquierda dicen “al menos no gobierna la derecha” y en la derecha “al menos no gobierna la izquierda”. Si son los propios los que están esquilmando está bien.

Todo esto lo comprenden perfectamente los ciudadanos españoles. Por eso es normal que si se tiende más a lo socialdemócrata se vote al PSOE y si es hacia lo liberal al PP. Cuando están muy enfadados se abstienen o votan en blanco. En ocasiones hasta cambian el voto al otro lado por oxigenar la situación. Más allá de la Amnistía, muy mal gestionada la crisis tanto por PP como por Vox, el resto de escándalos que dicen en los medios de comunicación no lo serían si gobernasen los suyos. Por eso ya no les cree nadie y siguen apoyando lo que creen mejor para cada cual. No hay un pensamiento de bien común, entre otras cosas porque los partidos no creen en el bien común.

Así que cuando piensen que “con todo lo que está cayendo” no hay movimientos significativos en los votos, no es por estupidez ciudadana, sino porque saben los otros harían lo mismo. ¡Joder, que lo han hecho! Antes de analizar la situación, cada cual debería analizarse a sí mismo. ¿Es Sánchez un inmoral? Sí. Pero ¿son los otros verdaderos entes puros en lo referente a los valores y la ética? No. No es que los apoyos a Sánchez sean de imbéciles, no, es que tampoco se les anima a votar otra cosa distinta. Y si te sale un Milei (lo primero colocar a la hermana) pues, ya saben, “más vale malo conocido…”.

Post Scriptum. Y no las manifestaciones con el rosario en la mano, colocar al revés los libros y demás tonterías no hacen ni una pizca de daño a Sánchez. En ocasiones hasta lo reafirman. Se ve que los que dicen ser tan listos en ese lado no lo son.