miércoles, 31 diciembre, 2025

Los mensajes que inhabilitan a Casado para ejercer la política

Aceptada la representación popular mediante partidos políticos como mecanismo democrático frente a otro tipo de representaciones aristocráticas, censitarias, orgánicas o, simplemente, aleatorias, cabe esperar que aquellos elijan entre los suyos a personas con un mínimo nivel de juicio, raciocinio y/o sentido común. No son necesarios los títulos universitarios, ni la posición social. Nada de eso importa en la representación. También sería recomendable que los lobbies no ejerciesen su acción de colocación de sus peones dentro de los partidos, al menos como instituciones en sí. Con ser una persona sencilla, cabal y honrada valdría como representante público. En el caso de la izquierda si tuviese conciencia de clase sería rizar el rizo. Lo que no es ni medio normal es que verdaderos incapaces, estólidos, nescientes o seres que bastante tienen con vestirse por sí solos cada mañana ejerzan un cargo público de máxima responsabilidad. Una cosa es ser un viborilla, tipo Rafael Hernando, y otra bien distinta es pensar de manera soberbia que el resto de los mortales son tan estúpidos que no se darán cuenta de la incapacidad y la inversión de la realidad que se realiza. Ni Donald Trump ha llegado a ese nivel de negación e inversión de la realidad.

Pablo Casado, si es que lee algún diario, ha debido copiar la idea de Juan Manuel de Prada cuando escribe en ABC, aunque es posible que no le guste este autor al ser un tradicionalista contrario al liberalismo y el capitalismo, de las masas cretinizadas. Lo que en el caso del autor vizcaíno es una crítica contra la sociedad espectáculo y la pérdida de valores que genera el capitalismo, en el caso del presidente del PP es la simple creencia de que las masas españolas son cretinas, incapaces de pensar por sí solas y, por ello, adaptadas a tragar con cualquier ocurrencia por inverosímil o contraria a la realidad que sea. Y no es una cuestión espiritual de creencia en un dios, es algo más banal como que piensa que la mayoría de españoles son tontos y él se sitúa por encima. Soberbia producto de saber, ¿o es inconsciente?, que le han regalado los títulos y frente a los demás políticos y políticas es un simple tragasables y pelota de partido. Al menos así lo ha demostrado este fin de semana con varios mensajes en sus redes sociales que han provocado cierto escándalo y le han marcado como el mayor estólido que ha dado la política española en los últimos años. Y cuidado que hay candidatos.

El primer mensaje que verán en estos párrafos lo difundió el sábado y muestra cómo la necedad política del personaje llega a niveles nunca antes vistos. Si leen el mensaje que está encima de este párrafo advertirán que Casado realmente piensa que los españoles son una banda de cretinos: “La producción industrial ha caído en abril un 34% en interanual, el mayor desplome de la serie histórica. La automovilística cayó un 92%, lo nunca visto. Y la textil el 77%. Otra vez la mala gestión de la izquierda lleva a España a más paro, crisis y recesión”. Si dividen en dos el mensaje comprobarán su nivel de estolidez. Comienza indicando unas cifras que son reales aunque las presenta completamente descontextualizadas. Esto es, presenta unas malas cifras sin indicar en qué contexto se han producido para así poder engañar a esas masas cretinizadas, como él piensa que son. Si ustedes leen que la producción industrial ha caído un 34% se asustarían sin lugar a dudas y se preguntarían el por qué. En este caso el presidente del PP, al que se le está poniendo cara de cesante cada vez más, obvia que el país ha estado parado todo ese mes debido a la pandemia del coronavirus y echa la culpa de la bajada a la “mala gestión de la izquierda” que es la única causante del paro y la crisis. Volver a un mantra pepero de que cuando gobierna la izquierda siempre hay crisis, aunque evitan hablar de la influencia global por la imbricación económica de España. Volver al mantra negando la propia realidad si hace falta. En otros casos, como el citado influjo internacional, podría colar pues las personas no suelen tener esa perspectiva internacional, pero en esta ocasión, cuando la mayoría de los españoles han estado encerrados en su casa parece que es llegar al límite del ridículo. La necedad del presidente del PP no es sólo negar la realidad sino que piensa que los demás no deben recordar el confinamiento ahora que abarrotan las terrazas.

Esto no lo verán publicado en ABC, El Mundo o El español, mucho menos en los demás medios de la Brunete mediática, ni lo escucharán en la radio episcopal o las que van de progres y mucho menos lo verán en las televisiones al servicio del capital. Pero la realidad es que el pensamiento de Casado y de toda la cúpula del PP es que los españoles y españolas son estúpidos y se tragan todo, como que la crisis económica es producto de la acción de gobierno sin que haya intervenido el coronavirus. Debe ser que como no ha parado de viajar y visitar empresas (de amigos que dejan muy baratos los apartamentos a la íntima amiga IDA, por ejemplo) para él no ha existido el confinamiento. Igual se ha preguntado cómo era posible que estuviesen las calles y las carreteras tan vacías. Mejor no pensar en la respuesta porque podrían aparecer hasta extraterrestres ahora que la NASA ha admitido avistamientos de ovnis. Lo preocupante y que le inhabilita como político en activo es pensar que negando la existencia del coronavirus (¿será también terraplanista?) en sus mensaje éstos penetrarán en la mente de las masas y se creerán que todo lo ocurrido es producto de la conjura (judeo-masónica y marxista, por supuesto) de la coalición de gobierno para acabar con la economía española. Una conjura que llega a todos los países europeos debe ser, lo que haría de Pedro Sánchez una especie de semidios capaz de traspasar las fronteras con su acción política. No, evidentemente no es así sino que Casado piensa que los españoles son idiotas y se tragan cualquier cosa. Ni todos los votantes de derechas llegan a tragarse una cuestión así. Alguno habrá no lo duden, pero en la izquierda también hay algunas personas que se creen bastante tonterías. No es una cuestión ideológica en sí, sino de ceguera en general.

Lo curioso de todo es que si ayer no hubiese publicado el mensaje que publicó su mensaje sobre la culpa del gobierno por la crisis económica habría tenido algún viso, uno máximo, de ser plausible. A la nesciencia suma una ferviente necrofilia y por ello, mintiendo, saca un mensaje señalando al gobierno por no dar las cifras verdaderas de muertos. No miente en que el gobierno da unas cifras (quitando los posibles coronavirus y admitiendo sólo a los que hicieron PCR) lejanas a lo que ha podido ser la realidad, eso lo sabe cualquiera, excepción hecha de los palmeros y los cegados, pero sí miente en que el periódico New York Times acuse al gobierno español de ocultar las cifras de muertos. Si entran en el artículo (si se manejan con la lengua de Shakespeare) verán que en ningún sitio dice eso, sino que afirman que hay una gran diferencia entre los muertos de este año y los de años anteriores, sin hablar del gobierno de España en sí en momento alguno. En el gráfico indican que ha habido 17.200 muertos en exceso que no se han contado como COVID-19, pero en el medio no indican que el virus sea la causa sino que han muerto más personas este año que el otro. Ni dice que sea directamente una ocultación, ni dice que sea por otros motivos. Simplemente ofrece datos. Casado miente a sabiendas pensando que nadie en España debe saber inglés y no van a entrar en el artículo a verificar si es cierto lo que dice. Pues se ha hecho y se le puede señalar como un farsante de medio pelo que ejerce la política degradándola. Ni el NY Times “se suma a los medios internacionales que demuestran que Sánchez oculta más muertes por Covid que ningún otro país del mundo”, ni él está capacitado para ejercer ni un minuto más como representante de los madrileños que le votaron. Lo cuales son bastante más cabales que él mismo. Paradójicamente, como se decía, si se ocultan datos es porque ha habido una pandemia que ha obligado al confinamiento por su letalidad y, por ende, la producción ha parado. Con dos mensajes queda reflejado que toma por estúpidos a los españoles.

Casado no es que esté en la extrema derecha como hizo la gracia Sánchez en el parlamento, sino que es un ser estólido. Como fracasó en sus primeras elecciones se dejó barba para parecer más centrado o ser el sosias de Mariano Rajoy. Alguien que hace eso y vuelve a darse un batacazo electoral no sólo debería afeitarse sino dimitir e irse a su casa. Pero el chico insiste en el empeño pero lo hace de forma que aparecen los españoles como incapaces. Que la universidad no pasó por él (se duda que él pasase por le universidad) está claro, pero sin necesidad de estudios la mayoría de los españoles han sufrido el confinamiento estoicamente (¿sabrá Casado qué era la estoa ateniense?) y saben perfectamente lo mal que lo han pasado. Saben también que, con tardanza en muchos casos, el gobierno se ha preocupado de dotar de algún tipo de ingreso a las gentes de la producción industrial y los autónomos para que llegasen a fin de mes cuando menos. Y todo por culpa de una pandemia y no unas políticas de la izquierda que hayan provocado crisis alguna. Eso lo saben y por eso, desde la derecha a la izquierda, se sorprenden con los mensajes que escribe Casado. Ni un niño de tres años escribiría algo tan mendaz. No hay que ser muy listo para saber que la realidad es otra y que mientras España se desangraba coronavíricamente Casado proponía el despido gratuito para solventar la crisis económica. Así que la política del pepero hubiese traído más paro aún y la desgracia y el hambre para la gran mayoría de españoles. No sólo es un sociópata sino que desde su estolidez trufada de soberbia piensa que los españoles son idiotas. No puede estar ni un minuto más en el Congreso. Es la presentación del mal que puede generar una persona como él.

Políticos que chochean

Es lamentable cómo la mayoría de políticos que abandonan la actividad comienzan a chochear de forma tal que parecen el reverso, sin duda tenebroso, de lo que fueron cuando el loor y prez les rodeaba. De ser un militante antifranquista a abrazar la democracia orgánica del mismo régimen; de defender la revolución socialista a abrazar la constitución con tal fuerza que lo social queda fuera; de ir en traje de pana a fumar Montecristo en un yate; o de ser falangista independiente a ser el perro de presa de la CIA (aunque en esto tampoco es que haya mucha diferencia). Todo esos perfiles son de políticos, como se verá, que nada más abandonar la actividad en sí, porque siguen siendo pasto de la caverna mediática, pasaron a demostrar su verdadera faz. Ese inconsciente interno que tras quitarse la máscara de la actividad espectacular acaba por aflorar. También hay políticos que han llegado chocheando desde el primer día y no por defender ideas que puedan tener doscientos años sino por ser carcas como ellos solos.

Hace un par de días Manuela Carmena concedió una entrevista, tenía que defender a sus cobijados en el gañote del movimiento que montó, en la que acabó defendiendo la democracia orgánica y en un tris estuvo de defender España como unidad de destino en lo universal. Que quien fuera militante antifranquista acabe hablando contra los partidos para defender la elección por oficios o ramas (el municipio, el movimiento, las familias…) porque así al democracia sería mejor y llegarían a ella los sabios, no sólo tiene un tufo falangista sino clasista, elitista y tiránico. Platonismo a mansalva trufado de corporativismo de corte fascista y tradicionalismo (aunque es verdad que el krausismo en España hablaba de algo parecido pero serían Mussolini, Salazar o Franco los que aplicarían ese tipo de régimen dictatorial). “[Los partidos políticos] Son una solución muy pobre a la complejidad de la sociedad moderna. Dicen defender unas ideologías y luego se diluyen en las mismas. ¿Y si nos estructuráramos por intereses en grandes tareas y problemas?” dijo la ex-alcaldesa. Estructurarse por problemas y tareas y acabar con los partidos políticos en esta complejidad social no es más que abrir la puerta que los lobbies controlen directamente la política. Aplicar ese organicismo supone añadir más complejidad a la complejidad, mientras que el partido lo que permite es articular de mejor forma ese tipo de complejidad, más el añadido de un fuerte componente ideológico (al menos en los partidos clásicos no en los postmodernos) para poder servir de parapeto del entorno sistémico. Además, ¿quiénes decidirían qué temas o problemas son los primordiales y/o principales? ¿Los sabios en los consejos de tareas? ¿Qué hacer cuando los de un grupo se enfrente a otro por haber contradicción y conflicto de intereses? Tantos años estudiando, obligada aquello de la democracia orgánica, que es normal que deja a la divinidad o el destino la solución de esas sencillas preguntas. Unas preguntas sumamente importantes porque si ya la clase dominante actúa en todas las estructuras sociales y políticas, cómo hacer para que las personas del común se defiendan. ¿Haciendo una performance? Los partidos de izquierda, al menos, están no para diluirse en su ideología (si es que la tienen en estos tiempos) sino para defender a la clase trabajadora. Porque lo importante es lo material, lo que condiciona la vida mucho más que las postmoderneces de la representación.

José María Aznar nació siendo viejo en sus formas y pensamiento, por ello no se puede pedir que avance algo más de ese “falangista independiente” que se sentía en los comienzos de la transición. Ideológicamente es lo mismo con un collar distinto. Ahora porta el collar de la CIA (para desestabilizar democracias de izquierdas en América Latina y Europa Oriental) y de todos los lobbies estadounidenses a los que representa, incluido el sionista. Como pueden ver ha ido a peor en sus acciones políticas y ha pasado de presidente de uno de los países más antiguos del mundo a ariete del Imperio estadounidense. También chochea de lo lindo como cuando hace cuatro días señaló al ingreso mínimo vital como una paguita, pero ha rectificado cuando ha visto que la CEOE y el Círculo de Empresarios venían defendiéndolo si era temporal para no desincentivar la búsqueda de empleo (lo que es un eufemismo de “no nos jodáis que así no nos aceptan salarios de miseria”). Tras ver que había metido la pata hasta el corvejón ha salido rápidamente a decir lo mismo que la clase dominante. Chocheo y estupidez en la misma persona. Eso sí, mientras propaga el idealismo individualista (que no es más que la impunidad de los ricos) marca el camino a Pablo Casado con su caballo de Troya pepero que es Cayetana Álvarez de Toledo.

Hablando de Casado hay que decir que este chico también nació viejuno y chocheando desde cumplió los dieciséis años. No hay día que no exprese alguna idea carca o una estupidez propia de esa vejez precoz que es su ser. No sólo actúa siguiendo la fórmula de convertir a España en un país agrícola, turístico y de industrias con poco valor añadido (el desarrollismo del Opus Dei en los años 1960s), sino que entiende la política como algo en lo que pueden participar muchas personas pero sólo el PP (que para él es la única derecha existente) puede tener el poder. Un paso más allá de la democracia orgánica franquista que acaba entroncando con la apertura de Arias Navarro, la cual se quedó en miles de torturados, cierres de publicaciones y muertos en manifestaciones (asesinados por la policía o por las bandas terroristas de fascistas). En realidad más que chochear, le pasa que es muy corto para dedicarse a la política más allá del trabajo sucio dentro del partido. De ahí que surja la soberbia del que se ve realmente como menos capaz (no sabe hablar, no sabe escribir, no sabe manejar el lenguaje no verbal, no tiene gracia alguna…) y parezca chochez o nesciencia.

Otros que chochean son Alfonso Guerra y Felipe González. A estos no les gusta ningún dirigente del PSOE actual (ambos arropaban a otra vieja de mente como Susana Díaz) y no se cortan en decirlo y hacer crítica de todo lo que haga el gobierno. Incluso apoyan que se destruya la coalición de izquierdas y se forme una gran coalición que salve la Constitución de 1978. En el caso de Guerra podría caber algún tipo de sentimentalismo pues la negoció con Fernando Abril Martorell en un bar y tiene derecho a considerarla suya (al menos mucho más que la estupidez esa de los padres de la misma, simples ponentes que dejaron casi todo el trabajo sin hacer), en al caso de González simplemente es porque se vendió hace décadas al poder del dinero y es otro de esos ejecutantes de las órdenes de la clase dominante, en su sector progresista. No siendo Pedro Sánchez un radical de izquierdas sino un tipo bastante moderado, la aversión que le tienen estos dos viejos chochos es digna de aparecer en los libros de psicoanálisis (porque debe haber algún tipo de represión por ahí escondida). A esto nombres se podrían añadir algunos más como Rosa Díez, Juan Carlos Girauta, Joaquín Leguina, Adolfo Suárez Illana y todos los que ustedes quieran. En cuanto les abandona el foco mediático y pasan a ser corderitos al dictado de la clase dominante para su ejercicio de dominación o de teatralización, el chocheo hace su aparición. Llevan mal el perder el boato y el peloteo, los privilegios y el sueldo alto, la impunidad y el pensarse como élite… Porque en muchos casos lo que hay detrás de ese chocheo no es sino clasismo de algún tipo (del conocimiento, del dinero, del cargo en los aparatos estatales y de todos juntos a la vez).

Casado es gafe y arrasa por donde pasa

Hay que comenzar a pensar que todo lo malo que viene pasando en las últimas épocas es cuestión de gafe. Alguien está trayendo mufa a raudales a esta parte del sur europeo. No puede ser que cuando parece que va a pasar algo positivo se tuerza la cosa hasta el punto de pasar a catástrofe. Rebuscando entre las personas que podrían atraer ese gafe a España las señales llevan hacia el presidente del PP, Pablo Casado. Si hacen memoria, aunque pedir eso en estos tiempos de velocidad de deposición de la información es casi pedir un nuevo tipo de virtud, desde que el pepero llegó al máximo cargo en su partido no es que les haya ido muy bien y en España han comenzado a torcerse la cosas. La economía marchaba con un crecimiento aceptable (con un gobierno del PSOE cabe recordar) hasta que se hizo cargo del PP y bajaron unos puntos ese crecimiento. El PP era el partido más votado en casi toda España y hoy suspira por ser segundo (gobernando además junto a la extrema derecha y a golpes con su socio principal Ciudadanos).

La última del gafe Casado ha sido acudir a Torrejón de Ardoz a ver cómo se hacían los últimos test de coronavirus a la población. Ha sido acudir y conocerse que los test empleados son sospechosos. Así lo ha publicado El Confidencial: “Los test rápidos empleados en el estudio de Torrejón están en la ‘lista negra’ de la FDA”. Claro que la historia del presidente popular con los test viene de largo porque señaló al gobierno estatal por haberles colado algunos defectuosos y explicaba que los comprados por los gobiernos del PP eran fetén. Dicho y hecho, se descubre que Isabel Díaz Ayuso le han colocado cien mil test defectuosos. No puede abrir la boca o acudir a un lugar para que acabe pasando algo raro o malo. Otra muestra reciente es su elogio a Alberto Núñez Feijóo en cuanto se supieron las nuevas fechas para las elecciones gallegas, de darle en las encuestas mayoría absoluta sobrada ha pasado el gallego a pedir a los votantes de Ciudadanos y Vox que apoyen al PP no vaya a ser que gane la izquierda. Los suyos deberían comenzar a evitarle e incluso saludarle porque les puede ir la vida en ello (al menos la política).

No vayan a creer que es lo único. ¿Recuerdan que acudió a una granja para hacer una enorme defensa de las empresas del sector y del campo en general? A los tres días se conocía que, pese a estar trabajando en la mayoría de ellas y aumentar los precios de forma acusada en destino (¿algo qué hacer señor Garzón?), se estaban viendo sumamente apurados los empresarios para subsistir y que les pagasen de acuerdo al precio final. ¿Recuerdan que Casado pidió el luto oficial a la semana de estar confinados porque pensaba que iban a ser unos pocos miles de casos y había que levantar el confinamiento? 28.000 muertos con PCR hecha y hasta 40.000 posibles o a consecuencia del coronavirus. Fue hablar del tema del levantamiento y del luto para que las cifras hayan pasado a ser astronómicas. Elogió a los sanitarios y 52.000 de ellos infectados y casi cien muertos. En cuanto aconsejó, de forma indirecta por sus redes sociales, no volver a aplaudirles mejoró todo de forma increíble. Todas aquellas personas a las que haya dado la enhorabuena y les haya agradecido algo en estos últimos tiempos deberían comenzar a hacerse algún tipo de seguro personal porque el gafe no cesa. Ha pasado de pedir que el gobierno acabe en la cárcel a pensarse si le tendrá que llevar algo al talego a IDA.

Sector que señala se hunde. Sector al que defiende comienza con problemas. Dice que el gobierno es inútil y no conseguirá nada de la Unión Europea (instando a sus esbirros bruselenses a que hagan oposición al gobierno en las instituciones comunitarias) y llegan 75.000 millones limpios y otros condicionados (realmente el IV Reich alemán y sus colonias, tipo Holanda, querrán ajustes de otra forma). Alaba a José María Aznar y el yerno de éste aparece en una lista de un conocido pederasta. El otro día alabó a Mariano Rajoy y su “excelente gobierno” así que no sería extraño que alguna causa judicial o alguna enfermedad puedan pasar. En lo que respecta al gobierno actual seguro que consigue aprobar, ¡al fin!, nuevos presupuestos con la ayuda de Ciudadanos. Por cierto, ha sido alabar a Juan Carlos Girauta y comenzar éste a pedir que le “coman la polla por turnos” (lo de tocar mal la guitarra, no sabe llevar el compás, no es culpa de Casado). El problema real es que estando él por el entorno político pueda cometer algún estropicio que afecte a toda la población. Los empresarios ya se han dado cuenta y están mirando a ver quién puede sustituir a Casado a frente del PP (el tito Florentino quiere ahora acabar con Ciudadanos pero tampoco quiere a Casado, aunque huele a que es por motivos de negocios de residencias en Madrid y Castilla y León lo primero). En cualquier caso ante lo que diga o haga Casado ustedes hagan lo contrario y eviten lo que alabe. Si dice que no hay nada mejor que veranear en la playa, huyan a la montaña; si dice que la música de John Willimas es magnífica (si es que conoce al ganador del premio monárquico ese de las artes junto a Ennio Morricone) vayan encargando un obituario; si dice que estudien como él… buen esto aunque lo diga como es mentira no lleva mufa. Estén atentos a sus palabras porque pueden ser perjudicados y que no diga que ama mucho a España porque tela.

De amigos, enchufes y cargos: todos lo hacen

¿Por qué se sorprenden del nombramiento de un amigo de hace años del presidente del gobierno si todos hacen y han hecho lo mismo? Los escandalosos titulares de la prensa cavernaria de ayer jamás se vieron en otros momentos en los que los jefazos del PP colocaban a amigos, cuñados, amantes o esposas en diversos cargos públicos mediante la meritocracia de la filiación personal. Cuando José María Aznar movió Roma con Santiago para colocar a su esposa Ana Botella como alcaldesa de la capital del reino de España (no Madrid sino capital del reino de España que tiene otra significación, especialmente para el bolsillo del interfecto), ni ABC, ni El Mundo, ni demás Brunete mediática dijo algo en términos éticos. Tampoco lo dicen cuando el dedazo funciona como mecanismo de elección en los partidos de derechas, ni cuando hay trampas en las votaciones digitales de esos mismos partidos. En contraposición cuando Carmen Romero, en aquellos tiempos esposa de un Felipe González, ejerciendo de presidente del gobierno, aceptó la invitación del PSOE de Cádiz para ser su cabeza de lista los debates internos fueron tremendos. Había unas reglas no escritas sobre familiares de altísimos cargos y enchufes o aparición en listas, de ahí que lo que sucedió con Juan Guerra sentase tan mal internamente (colocado en el partido como asistente del vicesecretario general).

Hoy este tipo de indignación parece imposible, sólo sirve como arma para lanzar al contrario hasta que a ese lanzador le reducen su ética a la nada cuando le muestran que él mismo hace algo similar. Esto ha pasado con Pablo Casado quien ha colocado a una amiga de hace años al frente de la Comunidad de Madrid. Eso le parece bien porque es del propio partido aunque su capacidad y su esfuerzo interno no sirviesen de nada para que él obtuviese la presidencia pepera. En realidad se movió mucho más David Pérez, que no es amigo y por eso casi le dejan fuera del gobierno madrileño con una bronca monumental por ello. No ha podido colocar a más amigos personales porque tampoco es que controle el PP y ya había candidatos colocados de antes. Más bien lo que ha hecho ha sido, donde ha podido, poner al menos molesto para él como sucede con Francisco Núñez en Castilla-La Mancha, por ejemplo. Pero en la historia del PP la colocación de amigos, hermanos, amantes (masculinos y femeninos) y cuñados ha estado a la orden del día, tanto como para que se cuidase al padre de Mariano Rajoy con cargo a los presupuestos del Estado. O Celia Villalobos de alcaldesa o diputada mientras su esposo, Pedro Arriola, ejercía de asesor presidencial (curiosamente salieron los dos por la puerta a la vez). Tampoco en Vox pueden hablar muy alto porque la esposa de Iván Espinosa de los Monteros, la “arquitecta” Rocío Monasterio, fue colocada como candidata a la Comunidad de Madrid. No un amigo sino la esposa directamente. Éticamente muy feo pero como la derecha entiende la política como parte del patrimonio personal siempre miran con lupa a los demás.

¿Quiere esto decir que lo que se viene haciendo en PSOE y Podemos es ético y correcto? No, es parte del propio contexto donde ya da igual guardar ciertas formas. Cada dirigente se rodea de su círculo más estrecho, por ello más entregado a la persona y la supervivencia de la misma, incluyendo si hace falta a familiares y amigos. Si se fijan en todos los partidos, incluyendo los de izquierdas, quienes componen las distintas direcciones son personas fieles a la persona, no al proyecto común. De hecho ya no existen proyectos comunes sino personales. En cuanto sale esa persona por la puerta cambia radicalmente el programa y hasta la ideología. En el caso de Podemos lo de familiares y novias es asombroso porque ha llegado a condicionar listas electorales y provocar escisiones. Es poco ético que en un mismo equipo de gobierno estén Pablo Iglesias e Irene Montero, que no son la única pareja que está acomodada en cargos diversos. Ahí tienen a Ada Colau y su pareja o Juan Manuel del Olmo e Isabel Serra.  En el PSOE tienen el caso de Emiliano García-Page y su cuñado Fernando Mora presidente del Grupo Socialista en las Cortes manchegas.

Tampoco es éticamente correcto lo que viene ocurriendo en el PSOE. Eso de que el escolta de José Luis Ábalos acabe como consejero de Renfe y su esposa en el ministerio, sin méritos reconocidos, es reprochable. Como lo es que Pedro Sánchez haya colocado a su amigo en un puesto de nueva creación (Jose Ignacio Carnicero), como colocó a su amiga Irene Lozano primero en la marca España y ahora en el CSD, o como colocó a su amiga Beatriz Corredor en una empresa pública, o como colocó a su amigo Iván García Yustos (más conocido por haber dimitido en su momento como concejal de Móstoles por llamadas eróticas de pago realizadas desde su teléfono móvil, a lo que hay que añadir que es el valedor de la actual alcaldesa de Móstoles Noelia Posse, la persona carente de ética que coloca a familiares), o como ha colocado en Renfe a otro amigo condenado por las tarjetas black (Francisco Pérez). Todo muy feo éticamente hablando pero en parte es producto de la transformación de los partidos políticos en plataformas personalistas donde quien gana, da igual el color o la ideología, se queda con todo y ejerce como jefe absoluto. Hace mal la izquierda imitando la actitud de la derecha pero lo que no puede ser es que desde los medios de comunicación se haga un escándalo cuando alguien de la izquierda lo hace pero no cuando se hace desde la derecha. La ética es la misma en un caso y en otro. Actitudes reprochables en todos los casos.

Han convertido el parlamento en una granja de animales

Enredados en sus cosas, en sus pesares cotidianos, en vivir su vida lo más dignamente que se pueda seguramente no se han parado a pensar la transformación tan radical que ha sufrido el parlamento como lugar de debate, discusión, racionalidad y búsqueda del bien común. Ninguna de esas características que posiblemente les resulten lógicas y necesarias en términos parlamentarios permanece desde que la derecha extrema y la extrema derecha ocuparon sus curules. Ni hay debate, ni hay discusión, ni existe un atisbo de racionalidad y mucho menos parece haber preocupación por el bien común, el cual está dejando de ser el más común de los bienes políticos. Cada cual a lo suyo y ninguno a lo de todos, con excepciones. Respecto a esto último vean cómo los independentistas si rascan algo loas para el presidente, si no es más falso que una moneda de tres euros. Regionalistas como Compromís siguen en esa estela de mí, me conmigo o ya no te ajunto (no dejan de ser nacionalistas en el fondo). Lo mismo ocurre con la derecha una y trina y, de vez en cuando, la izquierda se deja arrastrar al barro y la mezquindad.

El parlamento ha pasado de ser un lugar de seres humanos al refugio de las bestias. Granja y no zoológico porque no tienen intención de salir de allí y dejar la mamandurria para trabajar, que es algo muy cansado e igual hasta pagan el SMI. Una granja de animales donde hay cotorras, cacatúas, gorilas, chimpancés, elefantes, lobos, alguna lechuza hegeliana, camaleones, osos que hibernan en sede parlamentaria, mandriles que aprovechan los baños públicos para la cosa del sexo o de sustancias ilegales (esto es verídico) y había alguna hiena que ha sido trasladada al senado, que también ha visto transformada su vida. Si antiguamente algún ministro comía piensos Sanders y mugía, hoy en día la bestialidad es mucho mayor. No es en sí un problema de la política espectáculo, sino del grado de disfuncionalidad que la mezcla de espectáculo y digitalización ha provocado. La política como espectáculo se lleva desarrollando desde hace décadas pero se guardaban las formas o el arte de la retórica. Hoy en día en un mundo que lee, ve o escucha en digital y, por tanto, es incapaz de asimilar mensajes largos y que hagan pensar en profundidad, queda la algarada, la búsqueda constante de lo emotivo, lo chusco, lo burlesco, la degradación total. Esto se extiende de derecha a izquierda pero desde la llegada de Pablo Casado, Albert Rivera (y su sosias Inés Arrimadas) y Santiago Abascal el discurso ha dejado paso al gruñido. En su momento Podemos llegó de forma similar haciendo performances (aún siguen en algunos momentos en eso) pero el contexto les recondujo hacia algo más moderado en las formas cuando menos. Ahora el trifachito ha destruido el parlamento en su sentido clásico y democrático.

Si se fijan en las sesiones parlamentarias (con aforo reducido y todo) no podrán recordar ni un solo aspecto discursivo de las mismas, salvo alguna cosa del gobierno o parlamentario suelto. Todo son insultos, señalamientos, chuscadas o directamente imbecilidades impropias de quienes dicen representar la soberanía nacional. Que si el padre de uno es terrorista, que si el otro es un ser venenoso (por cierto Casado aprenda historia y vea quién era el encargado de entregar la cicuta y su función como en este libro de Pilar Pavón, La cárcel y el encarcelamiento en el mundo romano) o que si me has mirado mal con el ojo bailón que tienes. Insultos, improperios y mucha incultura. Cierto que los diputados y las diputadas no tienen por qué ser doctos en mil saberes, cualquier persona debería poder ser elegida, pero ya que todos y todas exhiben sus títulos (aunque sean con truco) al menos que demuestren que no han sido regalados o pagados en universidad privada. Si exceptuamos la estupidez de acusación al marxismo de todos los males que hacen desde la extrema derecha, saben perfectamente lo que dicen y por qué lo dicen, el resto es una muestra de falsa pedantería como quien llega al estrado con numerosas citas recopiladas en una web de citas célebres y la encaja, o hablando de autores que seguramente ni hayan leído. Artificios para, al final, no sacar nada de la cita sino que se utiliza para lanzarla al otro con aviesas intenciones. En el caso de Casado, conociendo su nesciencia y mitomanía, ni eso, le basta con gruñir y sacar cifras inventadas o descontextualizadas. Un pepero que ya ni guarda el luto a los muertos, por cierto.

Desde que Abascal y Casado están en el parlamento se ha dejado de hablar de política para pasar, en el mejor de los casos, a hablar de politiqueo, que es un cosa bien distinta. En el mejor de los casos porque en la mayoría de los días ni eso. Insultar al contrario para intentar reducirle a la condición de prescindible y por tanto matable, en términos políticos. Hasta los monos respetan al macho alfa mientras ejerce la jefatura del grupo más que Casado y Abascal. Eso sí, ante el jefe del Estado, el hijo del expatriador de divisas y comisiones ilegales, se postran de la misma forma que los chimpancés. Desde que están Casado y Abascal ya no hay política en el parlamento y arrastran al gobierno y el PSOE en muchas ocasiones. Todo por figurar en los vídeos que se trasmiten vertiginosamente tomando la chuscada, la tontería, el insulto, la gracieta y así poder aparecer en alguno de los programas de la telebasura. Lo digital sin duda aborrega a los políticos de la misma forma que a las masas pero hay mecanismos para evitarlo aunque en la derecha no quieren. Están felices en el refugio de las bestias porque entre animales acaba venciendo el más fuerte, piensan, y como se saben con el respaldo de los medios de comunicación y la clase dominante (por cierto tito Florentino ha levantado el veto de las críticas a Ciudadanos) creen que rebajándose a la mínima condición animal vencerán. Para su desgracia el mundo digital realmente no existe, es la nada porque acaba siendo fachada y media verdad lo que allí se expone. Por muchos me gustas que se tengan la realidad es otra y en esa otra realidad viven millones de personas. Como muestra, en cuanto han abierto las terrazas e ir al chalet de la sierra los que pedían libertad han desaparecido (y el mandril madrileño avisando del peligro que podría haber en esas revueltas). El mundo digital condiciona brutalmente lo que pasa en el parlamento pero la realidad, lo material acaba superando a la ficción siempre. El coronavirus lo ha demostrado pero las bestias siguen siéndolo en digital o en analógico.

¡Ea, ea, ea, la derecha se pelea!

Una vez se ha decretado el luto oficial Pablo Casado se ha olvidado de los muertos, confirmando de esta forma esa necrofilia política utilitarista (cuando puede dar votos) que se denunció en estas páginas al comienzo del confinamiento. Ha abandonado a los muertos, es de esperar dada la mezquindad que anida en el PP que temporalmente, para pasarse a la economía idealista. Un tipo de economía que sólo ofrece datos sin tener en cuenta el contexto. Datos reales pero que descontextualizados acaban por parecer lo que no son. Para su infortunio nadie le sigue en su estupidez idealista. Los empresarios porque son más conscientes de ese contexto y por el apoyo que recibirán del gobierno actual (salivando por los millones que llegarán de la Unión Europea) y los medios de comunicación porque, no se olviden, trabajan al dictado de la patronal y no del PP para esos menesteres. Está, por tanto, sólo, fané y descangallao en ese relato de economía idealista. Si se le atisbase algún tipo de inteligencia podría exponerse que lo hace para asegurar que el dinero unionista se destine a la producción de los medios de la clase dominante, pero no es el caso. No que el dinero no se destine a ese fin, sino la inteligencia. Sin embargo, es curioso cómo dentro de la derecha ha comenzado la bronca entre las distintas partes y dentro de algunos partidos. Unos contra otras y otras contra unos porque, en realidad, no se soportan como sucede en los malos divorcios.

Primera bronca: dentro del propio PP.

Los medios han contado que la acusación de “terrorista” al padre del vicepresidente segundo, cuando había luchado contra una dictadura fascista, por parte de la marquesa popular habían sentado francamente mal. Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, fue quien se expresó de forma más clara en público y expresó que esas palabras “había sido desafortunadas”. A más quiso contextualizarlas expresando que con un gobierno “tan atípico” como el actual seguirles el juego era improductivo e impropio. Dos bofetadas en una, frente a un gobierno alborotador mejor no alborotar. Un moderantismo que suele utilizar extramuros de Galicia porque en sus intervenciones en el parlamento gallego también suelta sus perlas, especialmente cuando se enfrenta a Gonzalo Caballero. Pero vende moderación como quien compra a futuros.

Ese simple señalamiento ha sentado mal a Cayetana Álvarez de Toledo, quien no se ha podido reprimir y ha tenido que contestar. ¡Menuda es la marquesa para que un plebeyo le afee la conducta! Así la diputada popular ha contestado lo siguiente: “No comparto su valoración de mi intervención, no comparto su valoración de la situación del parlamento, ni del debate que se produjo la semana pasada en el parlamento. Entiendo que no le puedan gustar algunas de mis intervenciones y tiene toda la libertad de discrepar de mí […] Del mismo modo yo me tomaré la libertad de hacerlo si considero que es necesario”. Traducido al canallesco: “¡te vas cagar cuando te pille!”.¿Quién se habrá creído Feijóo para decirle algo a la libertaria (de libertad como impunidad)? En la mente del marquesado presidente del comunidad autónoma es menos que diputada y menos aún que noble. Un plebeyo osa señalar un mal comportamiento a una noble (no de mucha estirpe porque sólo tiene 300 años el marquesado) y recibe la respuesta normal de quien piensa en los demás como vasallos. Decía Boecio en su Consuelo de la filosofía que lo único bueno de la nobleza se encontraba si los descendientes de quien mereció el título ajustan su comportamiento al que sirvió para obtener la gloria. En el caso de Álvarez de Toledo no se atisba que haya un comportamiento propio de nobleza alguna y sí de barriobajera. Por eso el gallego se lo afeó pero no contaba con que ese sentido chulesco y altivo se volvería contra él mismo. Coman palomitas y disfruten de la pelea que tendrá más capítulos.

Segunda bronca: IDA contra Ciudadanos.

Lo anterior es una peleilla de patio de colegio en comparación a lo que está sucediendo en la Comunidad de Madrid donde los ladrillazos, nunca mejor dicho, sobrevuelan las reuniones del consejo de gobierno. En el período Cifuentes/Garrido se quejaban, con razón, en el PP del cuñadismo de Ciudadanos. Ese colgarse las medallas con lo bueno y ese criticar cuando venían mal dadas. Ahora en el gobierno pasa algo similar pero no por cuñadismo sino por la pelea constante que existe. Dicen que el gobierno estatal es doble pero desde los medios de la derecha callan que el madrileño es triple o cuádruple, si se cuenta a Florentino Pérez como consejero externo. Por un lado Isabel Díaz Ayuso y su turba, por el otro Ciudadanos intentando que no les salpiquen las ayusadas y la corrupción popular y por otro Vox azuzando lo que puede en comandita con la presidenta madrileña. Están tan acostumbrados a hacer lo que les da la gana en el PP de Madrid que en cuanto alguien, aunque se comparta gobierno, les dice que eso está mal, que eso no es ético, que eso se podría hacer de otra manera, les sienta a cuerno quemado. IDA es producto de la charca aguirrista y por tanto sigue sus métodos de ordeno y mando (y si no haces caso depuro y al gulag popular). De ahí que le quitase al consejero de Servicios Sociales, Alberto Reyero, el control de las residencias de ancianos. En cuanto, en un acto de valentía, el consejero contó lo que realmente pasaba y los chanchullos en contratos que había, purga. No extraña que Reyero haya dicho que la orden de Sanidad para que no se enviase a los ancianos a los hospitales le repugne y le parezca inmoral. Tragando bilis la presidenta se ha quedado.

Ignacio Aguado no es la persona más inteligente del mundo pero, cuando menos,  es prudente. Más allá de algún episodio cuñadista, propio de su partido Ciudadanos, desde que llegó al gobierno está intentando apagar todos los fuegos que va provocando la presidenta e intentando dialogar con las demás formaciones para ver cómo se salva la situación económica. Al contrario que IDA que no lee, Aguado habrá leído y escuchado a la patronal y sabe que sólo se sale de esta estando todos a una y no haciendo una guerra contra el gobierno central, aunque no haya exención de críticas, por eso convocó una reunión de todos los grupos parlamentarios a fin de ver cómo se gestionaba la comisión de reconstrucción. Para su sorpresa, o no, IDA y la extrema derecha no acudieron ni mandaron a alguien para, al menos, expresar los porqués del rechazo. No les gusta y no se juntan con Ángel Gabilondo, que como todo el mundo sabe es un radical peligroso, y menos con los bolivarianos. Demuestran que poco o nada les importan los madrileños y sí sus grupos de apoyo como la iglesia (¿por qué ha recortado 14.000 plazas en la escuela pública para dárselas a la concertada?), el sector ladrillero y los sospechosos habituales que quieren que les paguen sus negocietes, como el tito Florentino. Aguado no se opondrá a lo que digan desde la clase dominante, por eso le pusieron ahí, pero cuando menos quiere aparentar cierta normalidad democrática.

El problema para IDA es que no puede cesar a las gentes de Ciudadanos sin perder ella el poder en la Comunidad. De cesar a Aguado y demás consejeros naranjas, a los pocos días tendría una moción de censura que situaría a Aguado como presidente madrileño apoyado por PSOE y Más Madrid. Ya se vería si gobierno de coalición liberal-socialdemócrata o de otro tipo, pero un gobierno en el que IDA y el PP no estarían. Quedarían al lado de sus amigos de la extrema derecha con los que tanto comparten y a los que imitan en numerosas ocasiones. Por eso no se atreve a dar el paso porque es su muerte política. Salvo que convoque elecciones nuevamente que es la salida que parece estar buscando con tanta bronca. Pero las elecciones las carga el diablo y las disparan los idiotas. Si cree que teniendo a El Mundo atizando a Aguado (ahora le llaman cortito desde algunas tribunas) le puede llevar a ganar con mayoría absoluta y que lo de su apartamento o lo que ha ocurrido en las residencias se olvidará es más tonta de lo que se pueda pensar. Si convoca elecciones lo hará contra Ciudadanos y será una pelea dentro de la derecha que podría ser aprovechada por la izquierda para desbancar a la derecha. No se crean todas las encuestas que se publican porque los votantes del PP piensan lo mismo que los demás de IDA y si convoca elecciones porque Ciudadanos actúa de forma ética y persiguiendo la corrupción igual, sólo igual, se llevan más votos. Eso sin contar lo que le quitaría la extrema derecha señalándoles de corruptos, maricomplejines y asesinos de ancianos. De momento compren más palomitas y a seguir la función.

La incontinencia verbal de Podemos perjudica al Gobierno

Si algo ha quedado demostrado en estos más de cien días de Gobierno de coalición es que existe una parte que aún no es consciente de dónde está, ni las responsabilidades que ha adquirido. No sólo a nivel político legislativo, sino también en el orden simbólico que es, casi, más importante que el otro. Cuando en 1982 el PSOE llegó al Gobierno, Alfonso Guerra y Julio Feo diseñaron toda una estrategia de comunicación para quienes fuesen elegidos como miembros del Consejo de Ministros. Se pasaba de hablar del compañero (no hubo compañeras) en nombre propio para pasar a catalogarle con el rango ministerial que le adjudicasen, incluidas las reuniones del propio Consejo. Así Alfonso pasaba a ser el vicepresidente, Felipe el presidente o José María Maravall el ministro de Educación. Habían sido muchos años de confraternización de partido y tuvieron que cambiar el chip del habla. No tanto por la pompa y circunstancia sino por ese orden simbólico que había que nutrir. Los socialistas en el poder dotaban a unas instituciones maltrechas y por hacer de cierta auctoritas. Sí eran Felipe y Alfonso los que gobernaban pero asumían el cargo con toda la responsabilidad que conllevaba. No sólo el lenguaje cambiaba sino que se advertía que el “colegueo” con la prensa era cosa del pasado y que las declaraciones debían ajustarse a la acción de Gobierno (salvo en periodos congresuales o en los Comités Federales de dos días ¡Sí duraban dos días!). Lo que se pretendía era una política comunicativa lo más unitaria posible y sin estridencias, salvo algún ataque de Guerra a la oposición.

Al conformarse el Gobierno de coalición entre PSOE, Podemos e IU seguramente se acordase algún tipo de unión comunicativa. Al menos eso se esperaba de alguien que presume de conocer el oficio como Iván Redondo, pero parece que Podemos ha decidido ser Gobierno y oposición al mismo tiempo. Y como todo el mundo sabe sorber y soplar no se puede a la vez. O se es Gobierno con todas las consecuencias o se es oposición. No se puede ir anunciando medidas sin que se hayan debatido, cuando menos, en el seno del Gobierno. Así pasó con el Ingreso Mínimo Vital, dependiente del ministerio de José Luis Escrivá (Inclusión, Seguridad Social y Migraciones), o con la chapucera ley de libertad sexual que había que aprobar antes del 8-M. No habiendo coincidencia entre el feminismo socialdemócrata y el populista (plagado de teoría queer y postmoderneces varias) Podemos hizo de ello un caballo de batalla innecesario salvo para su política comunicativa de quedar bien. Ni agit-prop es esa comunicación sino aparentar que su llegada al Gobierno cambiará todo, aunque se sabe que lampedusianamente nada cambiará de haber sido un Gobierno en solitario del PSOE. Mientras tanto se van dejando jirones de credibilidad del Gobierno que es uno y no sólo Pablo Iglesias.

Lo anterior parece que fue hace una eternidad y sin embargo no han pasado más de tres meses. En el ínterin Iglesias ha pisado todos los charcos que ha podido sin tener en cuenta que es el vicepresidente segundo de un Gobierno y no el portavoz de la cuarta fuerza política, En muchas ocasiones contra la lógica gubernamental misma. Que Donald Trump dice una barbaridad allá va él sacando pecho y, a lo peor, perjudicando alguna acción de la ministra de Asuntos Exteriores del Gobierno en el que está sentado. De repente se saca una tasa COVID del 2% sobre el patrimonio para financiar gasto social (no se sabe cuál realmente) sin consultar con los ministerios de Economía y Hacienda que son los encargados del tema. Patronal enfadada, ministras enfadadas y la tasa pasa a mejor vida porque ni se ha molestado en hacer números. Se piensa que el Gobierno funciona como Podemos donde si algo no le gusta lo lamina y que hará que cesen a Nadia Calviño (la agente de la Troika por algo) y a María Jesús Montero, porque está en posesión de la completa verdad. El problema, algo que parece haber olvidado del marxismo que dice profesar cuando le interesa, es que lo material es puñetero y te deja hacer o no hacer según qué cosas. Con una economía deprimida por el coronavirus lo lógico es no atacar a los capitales que pudieran utilizarse para reflotar la situación. Es tan sencillo que las empresas paguen lo que deben, al menos las grandes empresas, como quitar bonificaciones mil que tienen o, por ejemplo, controlar las falsas UTEs que hay a cientos (Florentino Pérez es el rey de las mismas) y que son un vehículo para rebajar pago de impuestos. A lo simple que es un 2% extra de pago. Muy populista, muy efectista y muy alejado de la realidad económica. Sus huestes se alegran y gritan alborozadas que sin Iglesias el mundo sería distinto, pero el Gobierno sale dañado de la bravuconada del vicepresidente segundo.

Cuando las protestas de los borjamaris también hubo de salir Iglesias a dejar su “nota graciosa” hablando del 18 de Brumario Cayetano (¿Qué tendrá que ver el golpe de Estado napoleónico o su variante de Luis Bonaparte con el deseo de impunidad de las gentes del barrio de Salamanca?). Sabe perfectamente que no hay correspondencia pero lo peor no es la gracieta sino que un vicepresidente segundo lance una crítica a quienes, guste más o menos, están ejerciendo un derecho constitucional. Aquí ¿estaba sorbiendo o soplando? También hacer promoción del panfleto ese que han sacado desde la oscuridad podemita (como en su momento Guerra sacó El Sol en tiempos de presión conspirativa) no es propio de un vicepresidente segundo que debería, al menos, no posicionarse en favor de ningún rotativo. Por cierto un medio que se está dedicando a atacar a Fernando Grande Marlaska, ministro de Interior, y compañero de Iglesias en el Consejo y no digamos a la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, algo que es continuado. Por tanto el medio de Podemos hace oposición al Gobierno, pero sólo a la parte PSOE.

No hay día en que no pisen un charco desde Podemos, lo de Pablo Echenique es para quitarle la conexión a internet directamente, o que sus huestes ataquen, moderadamente, a los miembros del Gobierno que no les gustan. Lo paradójico es que dentro del Gobierno, incluso los supuestamente suyos, como Yolanda Díaz acaban por desautorizar a Iglesias como sucedió con la derogación de la reforma laboral. Mientras Iglesias y sus huestes señalan a los empresarios continuamente, Díaz hace todos los esfuerzos del mundo por mantener el diálogo social (guste a la patronal o no lo que les digan pero dialogando) y que no haya confrontaciones por estupideces que no tienen fondo y sí mucho populismo. Iglesias, como le pasa a Montero, no pueden vivir sin estar presentes en las redes sociales diciendo algo, lo que sea pero algo. Mientras cada aparición es aprovechada por la derecha mediática para señalar a todo el Gobierno. Si a Iglesias le gusta sentirse mártir de causas perdidas, porque al final está tragando con los EREs que se vienen produciendo y que decían no ocurrirían (¿recuerdan cuando se le llenó la boca con la prohibición de los despidos mientras en el PSOE eran más reservados?), está muy bien. Tiene la oportunidad de inmolarse en plaza pública si quiere, pero cuando menos que no perjudique al resto del Gobierno. Hasta Alberto Garzón ha pasado a un perfil más institucional y sus garzonadas alientan más la risa (como le pasaba a Morán) que el conflicto. Iglesias sin conflicto no sabe vivir, como le pasa a la extrema derecha, porque toda su teoría está asentada en el conflicto permanente y en el vacío ideológico real. Algo que no es que le sirva para subir en las encuestas o marcar la agenda sino más bien para todo lo contrario. Cuando se está en el Gobierno no hay que estar hablando siempre y menos hacerlo, como suelen hacer en Podemos siempre, como si las personas fuesen tontas. En algún momento Pedro Sánchez no tendrá más remedio que decirle que se calme un poco y sea responsable, que para gobernar no hacen falta alharacas y sí el BOE, algo que tienen para sí. Y por si faltara poco sale diciendo que hay que liberar a los Jordis como cualquier activista de medio pelo para dañar un poco más al Gobierno o se muestra prepotente con la extrema derecha en sede parlamentaria. Ni es momento de tontadas independentistas, ni para hacer el zangolotino de barricada. Ni no es sólo el secretario general de Podemos sino todo cargo morado el que no hace más que apostillar lo que se decide en el Consejo de ministros, el que cree que ha inventado la pólvora o hace la guerra por su cuenta. Pero no una guerra revolucionaria contra el capitalismo, ese sistema al que una simple crisis sanitaria ha dejado con toda la estructura al aire y se ve que no hay gran cosa salvo merchandising y dinero inventado (la Reserva Federal no sostiene al dólar salvo con armamento nuclear), sino guerras estériles por ganar no se sabe bien qué cadena de equivalencia de significantes vacíos o acabar con el feminismo real. No se han enterado que están en el Gobierno y que lo que allí se decide es responsabilidad de todos los que se allí se sientan. No hay un Gobierno bueno y uno malo (ese truco no le valió a Guerra en su momento), sino un único Gobierno que aprueba lo que venden y lo que critican. Tanto Sánchez como Iglesias son corresponsables de las medidas que desde sus redes de jubilados digitales, o desde su panfleto critican. Lo de la solidaridad gubernamental no lo ha entendido Iglesias y si no se siente a gusto lo tiene fácil, con dimitir basta, el presidente del Gobierno es Sánchez, no Iglesias. Redondo debería dejar de jugar con fuego y ganarse el sueldo no permitiendo ciertas actitudes que no ayudan. Y para más inri les pillan en ciertos videos que… o sea, supermega.

Casado sigue muy escocido

Si hubiese acudido al proctólogo para una revisión de próstata de las antiguas seguramente no tendría ese escozor que muestra el presidente del PP. Dos años ha que Pedro Sánchez logró, por primera vez en la historia constitucional reciente, vencer en la moción de censura contra Mariano Rajoy a causa de la insoportable corrupción que abarcaba a todo el partido. Y no lo han superado. El interfecto que la perdió sí. Con sus paseos deprisa, sus puros y sus güisquis está encantando de la vida… y ganando un pastón como registrador de la propiedad. Pero el nesciente que le sustituyó se encuentra escocido, malhumorado, con cara de enfado todo el día y sin superar la moción, ni las tres elecciones que perdió posteriormente. La carne viva por la que le supura la mezquindad con la que se maneja en la política española. Todos son malos menos él (soberbia), el peligro acecha detrás de cada esquina con rostro de involución (conspiranoica) y España no sabe lo que se pierde por no tenerle a él como presidente de verdad, porque como presidente encargado ya lo saben y bastante mofa existe. Hasta alguien tan poco dado a las bromas y al sarcasmo como Sánchez se lo ha recordado.

Pablo Casado publicó ayer un mensaje en las redes sociales que demuestra ese escozor. No venció la decencia, la democracia, los mecanismos constitucionales (¿no se dice constitucionalista?), no. Para el sinsorgo opositor continuado venció la anti-España. Lo peor de cada casa porque no existe nada mejor que el PP (esa cueva de ladrones es puro patriotismo financiero debe ser) y más ahora que está ÉL al frente. Habrá que analizar ese inconsciente que se refleja en el texto que ha escrito, al fin y al cabo decía Jacques Lacan que el inconsciente es producido por el lenguaje. “Se cumplen dos años de una moción de censura injusta” comienza el escrito y cabe preguntarse ¿por qué injusta?, ¿dónde cabe el parámetro ético o de justicia en un mecanismo constitucional que existe en los casos en que se pierde la confianza? Con una sentencia que señalaba al PP como lo que es realmente, una cueva de ladrones (por bastante menos pedían la ilegalización del PSOE por el caso FILESA), ¿es injusto mandar a los que meten la mano en la caja pública a su casa? Inconscientemente lo que refleja Casado en realidad no es a causa de la corrupción sino de la tenencia del poder político. Para los populares no tener el poder siempre es injusto pues no conciben que las personas, las masas, no les voten siempre al ser los más patriotas, los únicos que aportan crecimiento económico (el cual siempre se queda en el bolsillo de unos pocos, pero esto lo ocultan, a costa de la desposesión de todo lo público) y los que deberían tener el poder en base a ser los preferidos de la clase dominante. ¡Qué es eso de no hacer caso a los poderosos con todo el dineral que se gastan en que se vote a la derecha! Es injusta porque se la hacen a ellos, si se hiciese en sentido contrario sería un acto de justicia… divina por supuesto (hasta algún obispo de los que esconden los abusos a menores oficiaría una misa por sus almas).

“Llevó a Sánchez al poder con los comunistas, independentistas y  batasunos” sigue el texto. Aquí ha sacado todos los mantras de la derecha. La criminalización del oponente y el intento de utilizar ciertos arquetipos del inconsciente colectivo, expandidos por los medios de comunicación de la derecha (sí, también El País), para rebajarle sus derechos a gobernar y así poder señalarle como algo que puede ser asesinado, políticamente claro. Ni en el Gobierno de Sánchez hubo comunistas, ni los que hay ahora (si se entiende por comunistas a Yolanda Díaz y Alberto Garzón). Son más izquierdistas las gentes de Izquierda Socialista, la corriente de opinión del PSOE, que Garzón con su libro bajo el brazo. La gente de Podemos son radicales de izquierda populista laclauniana que es algo muy diferente a ser comunista. Tantos años de franquismo señalando a los comunistas como el verdadero peligro para la unidad en la universalidad del fascismo español quedan ahí como motivo de susto. Los independentistas sí apoyaron, como hicieron con Rajoy, jugando a rascar lo que pueden como llevan haciendo cuarenta años. Ahora bien, siguen con la cosa de ETA en la cabeza porque separa del independentismo a EH Bildu al calificarles de batasunos y no de independentistas (que lo son y bastante). Aunque el único peligro terrorista que sobrevuele España es el de otros extremismos, hay que seguir meneando el árbol de ETA.  Pero lo curioso es que en aquellos tiempos ni los unos, ni los otros estuvieron en el Gobierno que fue monocolor. Algo que esconde Casado pero que es parte de su escozor.

Porque desde que triunfó la moción de censura el sinsorgo presidente del PP ha palmado en dos confrontaciones directas frente a Sánchez. Y por una buena diferencia. De hecho ni las encuestas hechas, actualmente, al dictado del grupo editorial que las paga le dan la victoria. Escozor mucho más grande que el de una almorrana siente Casado al pensar en ello. Escozor provocado por su soberbia personal y que va viendo que cada día le queda menos tiempo. Por eso pone una coda propia del idealismo espectacular de su mente mitomaníaca: “Desde entonces han degradado las instituciones y han destruido el empleo y el bienestar. Los españoles no se merecen un gobierno que les mienta”. ¿Qué instituciones se han degradado? No se sabe. De hecho es el PP y su socio de extrema derecha los que utilizan el parlamento para graznar más que debatir. ¿En qué momento se ha destruido empleo que no sea temporal y sin relación al COVID-19? No lo dice. ¿A qué bienestar se refiere Casado? ¿Al bienestar que ha mostrado cómo en la Comunidad de Madrid su presidenta puede disfrutar de un apartamento de lujo sin explicar muy bien si se ha pagado o no? Las españoles y españoles llevan sin bienestar desde las leyes austericidas y precarizadoras de su antecesor Rajoy. ¿Habla de mentiras quien, por de pronto, ha plagiado textos, a quien una jueza amiga le ha salvado de la imputación por su master, quien no dice una verdad ni cuando escribe su nombre? Un texto para intentar utilizar todos los símbolos negativos que suelen utilizar para demonizar a la izquierda pero que oculta ese escozor del inconsciente. Por seguir al citado Lacan, lo que realmente hace Casado es exponer una fantasía para poder expresar los deseos inconscientes, al hacerlo mediante el fantasma obtiene placer. No porque logre alcanzar la meta del deseo (ser presidente) sino porque mediante el fantasma/fantasía logra representarlo. De ahí que el escozor, la pulsión en su caso, le lleve a imaginar un contexto terrible ya que con sólo exponerlo le basta para obtener placer. Vamos que en su caso disfruta sólo con el hecho de mentir y distorsionar el espacio fantasmal del teatro político. Escozor porque tiene reprimida la derrota, el batacazo electoral y que nadie piense en él como un gran político, ni como un político tirando a normal, sino como una medianía. Recurre entonces a la mentira para crear una fantasía donde proyectar ese escozor y así superar su propio trauma.

Lo curioso o paradójico es que gracias a aquella moción de censura él ha llegado a presidir el PP y estar en disposición de ser el portavoz del primer partido de la oposición, con la carga simbólica que conlleva. Si Sánchez no se hubiese animado junto a Pablo Iglesias y demás partidos, hoy seguiría Rajoy gobernando y Casado sería ese ser que aparecía de vez en cuando el televisión molestando y señalando a la oposición como si gobernase ésta. De hecho, de no haber triunfado la moción seguramente jamás Casado habría sido presidente del PP y penaría un carguito en alguna mamandurria. Por tanto debería estar agradecido de que hubiese la moción, salvo que se haya dado cuenta de que no sirve para la política de gestión (para la politiquería sí) y se encuentre apenado por ello. En ese caso debería dimitir y buscar trabajo por primera vez en su vida. No será ese supuesto porque en realidad Casado piensa que es el elegido por la divina providencia. Una forma de autoengaño propia de mitomaniacos, una subjetivización del trauma que le provoca la realidad inalcanzable, que acaba expulsando hacia afuera en forma de distorsión. El escozor, sin embargo, volverá a pesar del placer que haya sentido al escribir ese texto (al menos haberle dado el visto bueno), porque ni es presidente, ni tiene visos de que lo será en breve espacio de tiempo. De hecho, si han seguido lo que se publica en esta columna, las intenciones de la clase dominante es que sea el fiel escudero de Sánchez para quitarse de encima a Iglesias y montar una gran coalición. Ni con pomada se le quitará el escozor porque se puede mentir mucho, incluso todos los días pero llega un momento en que las mentes colapsan y se acaba esquizofrénico. Y él está muy cerca de ese punto de colapso. Con escozor además.

¿Socialistas y comunistas autoritarios? Los deseos reprimidos de las derechas

Nadie en España va a dar un golpe de Estado, al menos en su sentido más clásico. Ni desde el Gobierno, ni desde los aparatos de seguridad, ni desde la oposición. Todos esos discursos sobre la repetición de lo acontecido en 1936 no son más que una farsa propia de la política espectáculo. Una hipérbole, en un lado y el otro, sobre algo que no ocurrirá pero que sirve para los fines propios de cada grupo político. Bien para ocultar miserias propias, bien para ocultar lo que se mueve tras el cortinaje del teatro. En ese contexto se logra envilecer al personal para que lo emotivo actúe, para que el inconsciente domine todo el yo y así tener entretenidas a las masas con la proyección del día, de la semana o de la legislatura. Lo material, lo dialéctico, lo sustancial, lo fundamental, lo racional queda arrinconado de la visión de las personas y prevalece lo ficticio que es tomado como realidad y como Verdad absoluta. De hecho la algarada en redes sociales y en la todología contra los supuestos equidistantes esta semana es fiel reflejo de esa exacerbación de la pulsión teatral de la política actual. Unas llamando terroristas a los otros y los otros llamando golpistas a las unas. No es juego sucio sino mero teatro que sirve para vender periódicos, afirmar las identidades partidistas y permite desviar la atención.

Resulta que se aprueba el Ingreso Mínimo Vital, la “paguita” que tan poco ha gustado en la derecha política, aunque sí tiene el visto bueno de la patronal, y todo el mundo dedicado, salvo excepciones, a la algarada sobre fantasmagorías. Y es que esos fantasmas mueven lo emotivo y ocultan la realidad. Si hay que recurrir al IMV, una medida paliativa sin duda, es porque el sistema capitalista es débil y se encuentra boqueando. Las causas del porqué se ocultan en el fragor de la batalla estéril, desde la derecha porque no es bueno que se señale al gran culpable (no, no es causa del coronavirus, algo que lo único que ha hecho es acelerar su puesta en marcha), desde la izquierda porque ya tiene su cuota social del año cumplida. En todos los casos hay que hacer publicidad a favor o en contra porque así lo manda el contexto teatral, mientras por el camino se pierden los detalles fundamentales de la trama. Una medida de justicia social contra la pobreza extrema de la clase trabajadora que queda arrinconada en el fragor de la batalla por el supuesto relato ganador. Esa cadena de equivalencias de significantes vacíos tan del gusto del populismo (de izquierdas y derechas) que señala a la izquierda como autoritaria y a la derecha como amante de la libertad y viceversa cuando lo afirman desde el otro lado. Y sobre esto, el supuesto carácter autoritario de la izquierda y la derecha hay que hablar hoy, siempre teniendo en cuenta someramente el contexto teatral.

Desde mucho antes de la pandemia, incluso desde antes de la formación del Gobierno de coalición, llevan en los medios de derechas (casi todos) hablando del peligro de reversión de la democracia hacia marcos dictatoriales. No han dejado de hablar de ello día tras día, turnándose los todólogos en sus columnas diarias o en sus tertulias de la chabacanería (¡cómo se echan de menos tertulias tipo La Clave!) en señalar los peligros involucionistas que este gobierno socialcomunista está provocando. Llevan a España hacia las dictaduras sudamericanas o hacia el totalitarismo soviético dicen y no paran esas mentes privilegiadas. Ayer mismo Bieito Rubido, que se ha autoproclamado el defensor máximo de la libertad en España, dándose de codazos por ello con Francisco Rosell, Jorge Bustos y “el condenas”, señalaba como comunista, y por tanto dictador, a Pablo Iglesias. Un autoritario que se ha erigido en alma única de Podemos impidiendo debate y alternativa alguna. También en otros artículos ha dicho lo mismo de Pedro Sánchez, autoritario por socialista. Y es que para Rubido y toda la derecha socialismo y comunismo son sinónimos de dictadura, no como el liberalismo que dicen defender. Aunque la realidad es que no tienen ni idea de liberalismo y sí mucho de neoliberalismo autoritario tipo Hayek.

¿Cuál es el argumento para señalar a Sánchez e Iglesias? Que tienen a sus partidos callados, sin debate y sin oposición. Tiene razón, más en el segundo caso que en el primero (hay mucho militante socialista esperando el momento de decirle cuatro cosas a la Ejecutiva, pero no hacen por ahora para que se beneficie la derecha inútil), pero claro como el PP, Ciudadanos o Vox son un páramo de libertad y debate con el que comparar… ¡Ah! ¡Que no lo son! Tiene narices que Rubido y demás siervos que escriben columnas señalen la paja en el otro ojo y callen la viga en el propio. Peor es que engañen de esa forma ocultando que la terrible Ley de hierro de las oligarquías sea en realidad la causa independientemente de la ideología que se profese. Siempre existe la tendencia a oligarquizarse en cualquier organización política y social. Es un hecho, pero puestos a hablar de oligarquías podrían hablar de la inexistencia de democracia alguna en Vox, de los dedazos en el PP (por una vez han hecho algo así como elecciones y fue para evitar que Soraya Sáenz de Santamaría fuese presidenta) o de las votaciones prefabricadas en Ciudadanos. Tan autoritarios como los otros o tan oligárquicos habría que decir para ser más justos. Lo curioso es que cuando hay debate en el seno de la izquierda (en la derecha es inexistente porque las órdenes les llegan de la patronal y la iglesia) esos mismos adalides de la libertad dicen que con esa división no se puede gobernar y cuando se es tan oligárquico como en la derecha que son autoritarios. Hipocresía y mala leche porque no es que defiendan la libertad (realmente es la impunidad), es que defienden una ideología contra viento y marea mintiendo porque lo que tienen reprimido es el autoritarismo.

Que los partidos políticos son cualquier cosa menos democráticos y propicios al debate, algo que se ha acentuado mucho más en la política espectáculo, es sabido y no tiene nada que ver con la ideología que se dice profesar. Pero ya que se está hablando de ideología ¿por qué ese empeño en asimilar el socialismo y el comunismo a una dictadura? Por la URSS. Pues muy democrática no era eso es cierto, como no lo era la dictadura fascista española apoyada por las “democracias libres”, o la dictadura chilena, o la argentina, o la venezolana, o la brasileña, o la saudí, o la marroquí… Porque los liberales otra cosa no, pero apoyando dictaduras son los primeros. Otro argumento que suelen utilizar, este le han recuperado en los últimos tiempos después de haberlo olvidado, es señalar que el socialismo y el comunismo quieren la dictadura del proletariado. “¡Ven hablan de dictadura!”, exclaman señalando con el dedo acusador. El 98% de los que utilizan el concepto no saben ni de qué están hablando. Y muchos menos han leído o pensado sobre el término y su contraposición a la dictadura burguesa o capitalista (que es la que se vive en estos momentos). Que lean a Étienne Balibar y se dejen de tontadas. Que en ese tipo de debates se necesitan personas de normal para arriba.

Lo más sorprendente es que se dice que Sánchez es socialista, que Iglesias es comunista-populista y que Garzón es comunista. Y lo dicen con seriedad y sin soltar una carcajada. ¿Lo son? No, pero bien que lo explotan como si fuese malo. Por cierto, fueron socialistas y comunistas los que derrotaron al fascismo la última vez. Han sido socialistas y comunistas los que han conseguido derechos sociales y justicia social para todas las personas, esos derechos que disfrutan hasta los de derechas (¡increíble!) como la sanidad pública. Han sido socialistas y comunistas los que hicieron que en España haya una constitución que ha durado 41 años. O ¿es que Santiago Carrillo no era comunista? Eurocomunista y con menos vínculos soviéticos, vínculos que sí mantenía Alfonso Guerra, por cierto, al que ahora las derechas catalogan como gran defensor de la democracia. Si leyesen los panfletos de FAES se reirían. La parte panfletaria es la que leen los directores de periódicos antes de escribir sus editoriales y columnas. Pues bien, en esa parte dicen que Alberto Garzón es comunista porque ha escrito un libro que dice que lo es. Lo primero que tendrían que haber hecho es haberlo leído para valorar si es comunismo lo que allí se encuentra o es una recolección de lo que han dicho otros autores y un final socialdemócrata como mucho del propio Garzón. El logroñés-malagueño sólo tiene la retórica de algún concepto marxista y poco más. Sólo con ver su actuación dentro del Gobierno (cuando habla, que le dejan poco como reconocen desde dentro) queda demostrado que no tiene nada de comunista. Claro que para las gentes de derechas cualquiera que piense un poco y les lleve la contraria ya es socialcomunista. Porque los autoritarios son ellos realmente.

Tienen reprimido ese instinto autoritario, esa pulsión a imponer todo lo que quieran, que acaban proyectando en el Otro ese autoritarismo. De ahí que les guste tanto decir que los demás son autoritarios. Es pura proyección de eso reprimido. Lo proyectan en el otro para criticarlo e intentar acabar con eso que no reconocen pero que saben que está ahí dentro. Lo proyectan para intentar convencerse de que los demás también son autoritarios y por tanto cuando utilizan la palabra libertad, concepto bastardo donde los haya por cierto, ese significante es contrario. Y en realidad no es libertad sino impunidad lo que siempre piden, que es otra cosa. No creen en la sociedad, como si fuese una especie de dios y no una realidad, pero quieren tenerla callada, reprimida y controlada. Libertad/impunidad para dominar deberían decir realmente. Y señalan como autoritarios a los otros para poder ser ellos mismos autoritarios. Como los socialcomunistas son terroristas y autoritarios, nosotros, los buenos, los de derechas, podemos instaurar un estado de excepción permanente. ¿Cómo? Mediante leyes, mediante recortes de derechos, mediante precarización, mediante política espectáculo, mediante la inyección de numerosos deseos en el inconsciente, todos deseos inicuos para el sistema. O preparando el terreno con acusaciones de autoritarismo, con demandas que utilizan para señalar al contrario, con algaradas, con demagogia, con muchos millones en las cuentas de los medios que alguien paga. ¿Quién? La clase dominante mediante publicidad. Teatro y mascaradas para dar un golpe blando, que no es sino hacer caer a los gobiernos que no gustan por medios aparentemente democráticos. El gobierno no es socialcomunista, lo que no está tan claro es que las derechas sean tan democráticas como dicen. Desde luego los medios cada día menos porque no les interesa la verdad, o lo real, incluso bajo el tamiz ideológico que deseen, sino instaurar un estado de excepción donde cualquier atisbo de pensamiento crítico es perseguido y demonizado. Señalan a Sánchez e Iglesias como socialcomunistas porque temen en realidad que acaben apareciendo los socialistas y los comunistas de verdad y les den un susto gordo. ¿Entienden por qué siguen señalando al marxismo como epistemología maldita aun cuando ya casi nadie es marxista? Porque saben que ahí está el método que les desenmascara. En el resto de cosas nada más que proyección de los propios deseos reprimidos proyectados en el otro. Vamos el hitlerito interno reprimido.

Casado se ríe de todos los sanitarios españoles

Es obvio que el presidente del PP, Pablo Casado, va a salto de mata, o de issue en issue que diría algún politólogo con cierta pedantería, durante las pasadas semanas. Según el tema que piensan en su gabinete de (des)comunicación así aparece el mitomaníaco exigiendo (porque siempre exige, nunca propone) algo al Gobierno. Da igual que lo lleve implementando semanas o meses, o que no sea competencia suya, él lo exige y lo rodea todo de pompa y circunstancia. Por todo ello no asombrará que ayer exigiese al gobierno una serie de honores para la Guardia Civil y la Policía Nacional en relación a la pandemia del coronavirus. No sólo se había cesado por falta de confianza a una serie de cargos de la benemérita sino que, además, el Consejo de Ministros había acordado equiparar los salarios de los aparatos represivos del Estado con los de las comunidades autónomas. Debía ganarse la confianza de esos aparatos estatales, que por lo que expresan en las redes sociales parecen más vinculados a la extrema derecha que al PP, en todo ese meollo. El problema, porque siempre hay algún tipo de problema cuando habla Casado, es que jamás logra equilibrar la balanza y para satisfacer a los aparatos represivos acababa por machacar y menospreciar a todos los sanitarios españoles.

Allá por el 2 de abril, cuando la pandemia estaba en lo más duro del esfuerzo, sacó la demagogia propia de su ser y en uno de los programas de la telebasura orgánica de las mañanas propuso que se abonase el salario en bruto a policías, guardias civiles y demás personal fundamental (como, él mismo citó, los camioneros). Para el personal sanitario propuso una paga extra por todo el esfuerzo que hacían en unos hospitales atestados de personas infectadas. Populismo barato mientras señalaba, porque ya se dijo que nunca equilibra la balanza, a las personas por aplaudir a las ocho de la tarde al personal sanitario. No bastaba con aplaudir sino que había que dar una “paguita”, como si las buenas gentes que salían a los balcones tuviesen alguna potestad en ello. El nesciente lo es siempre, incluso en los peores momentos. Debió darse al mes siguiente que eso era imposible por parte del Gobierno central pues los salarios los abonan las comunidades autónomas y se calló (la última vez que lo hizo, por cierto, fue visitando un hotel de Enrique Sarasola… curioso). Ya no había demagogia que hacer y debía imponerlo a los suyos también. De hecho Isabel Díaz Ayuso se negó a abonar, a finales de abril, una paga extra o algo por el estilo cuatro días después de haberlo dicho su jefe. También exigía al Gobierno equipamiento para los sanitarios y no a las comunidades autónomas que eran las responsables primarias en esas fechas. Desde ese momento en que la sociedad glorificaba al personal sanitario y acudió raudo y veloz a hacer demagogia se olvidó de ellas y ellos, provocando incluso que se dejase de aplaudir al cuerpo sanitario a las 8 de la tarde. Comenzó, junto a la extrema derecha, a politizar el reconocimiento con caceroladas y demás inmundicias que han desaparecido en cuanto han abierto las terrazas y se pueden hartar de gin-tonics con cosas dentro. Ni libertad, ni democracia, reclamaban gin-tonics, terraceo e irse al chalet en la sierra. Populismo.

Se olvidó tanto del personal sanitario que ya ni lo cita porque está a otras cosas, entre ellas, ganarse el aprecio de los aparatos represivos del Estado en plena disputa con la extrema derecha. ¿Por qué se ríe del personal sanitario se preguntarán? Por el trato que pide para unos y otros. Si se fijan en el mensaje que difundió ayer en sus redes sociales dice lo siguiente: “Pido hacer test a todos los policías y guardias civiles, que se considere en acto de servicio los fallecidos por Covid19 y les concedan la medalla y la cruz de oro respectivamente, y a los infectados que se les reconozca como enfermedad profesional y la cruz con distintivo blanco”. ¿Cuántos heroicos policías y guardias civiles han fallecido o se han infectado para que Casado pida esos honores y emolumentos asociados a las cruces? La Guardia Civil ha tenido nueve fallecidos por COVID-19 y 1.700 infectados; la Policía Nacional 4 fallecidos y 850 contagiados. Ojalá no hubieran sido ninguno pero en comparación con los 51.482 sanitarios infectados y entre 72 y 35 fallecidos por mor del trabajo desempeñado. Quiere para 13 personas más honores que para 72; quiere más honores para 2550 que para 51.482 a los que sólo iba a dar una paguita que no se dará.

Si eso no es reírse de los sanitarios, en busca de apoyos y tonterías políticas, sólo hay que rematar con la actuación de dos de sus barones autonómicos. IDA no sólo no ha permitido que se reconozca como baja profesional a un grupo de sanitarios, los que tienen un contrato precarizado por guardias, sino que avanza en la privatización de la sanidad pública como ha quedado demostrado con el Hospital Niño Jesús. Juan Manuel Moreno Bonilla tampoco les dará paga extra y, como es así de mezquino, eleva la apuesta de IDA y deja al personal sanitario (el más infectado de España proporcionalmente) sin el plus de productividad que se ganaron dejándose el lomo en los hospitales y centros sanitarios. Así es como paga el PP el servicio prestado a los sanitarios, ni paga, ni derechos laborales y echando a la calle a los que se contrató. ¿Imaginan si un Gobierno del PSOE hubiese dejado sin salario a personal médico por infectarse por el coronavirus como han hecho en Madrid? Bieito Rubido no hubiese tenido portada suficiente para proclamar cualquier hecatombe. Sin embargo ahora callan como buenos perros amaestrados ante sus amos aunque dejen sin dinero al personal sanitario por no reconocer el coronavirus como enfermedad laboral, algo que el sinsorgo de Casado pide para los aparatos represivos ahora que es moda. Casi cincuenta y dos mil personas infectadas a las que no quiere dar reconocimiento, ni honor, sólo la puerta de salida a la calle.

Y lo hacen conscientemente, no vayan a creer, porque para ellos tener de su lado a los aparatos represivos es mucho mejor. Así les hacen informes falsos, les trabajan en la suciedad de las cloacas, pegan a los manifestantes si son de izquierdas y controlan al gentío. El personal sanitario, por mucho médico de derechas que haya, son unos simples empleados que suerte tienen, de momento, por trabajar en el servicio público. Mañana, eso querrían, estarían todos en la calle mendigando un trabajo, con salarios míseros (fíjense que se permite precariedad con los contratos por guardias incluso en lo público) y controlados por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Todo lo que signifique poder debe estar bajo su mando, excepto el económico que es el que le manda a estos peleles políticos, y como el cuerpo sanitario no tiene poder en sí, al menos en el sentido en que lo entienden en la derecha como potencia, les dejan en la estacada. Les pasaron la mano por el lomo cuando eran los héroes en España, hoy si pudiesen les quitarían hasta la capa. De momento sus barones territoriales les quitan hasta los derechos y Casado ni se acuerda de ellas y ellos. De la cifra de infectados sí pero sólo para tirársela a Pedro Sánchez (sin pensar que la sanidad está transferida a las CCAA y algo de culpa tendrán en el PP). Y eso que dice tener familiares sanitarios, cómo sería si no lo fuesen… aunque queda claro que el listo en la familia no es él.